Lun 24.08.2009
rosario

SANTA FE › TRABAN LA RESCISIóN DEL CONTRATO DE UN MéDICO ACUSADO DE ABUSO SEXUAL

Cuando la paciente no importa

Aunque las autoridades del Ministerio de Salud avalan la separación del profesional, el Consejo de Administración del Hospital sólo accedió a retirarlo de la atención al público. El profesional tiene una denuncia anterior por la misma causa.

› Por Sonia Tessa

Una adolescente de 18 años denunció por abuso sexual a Roberto Sterli, médico del Hospital Iturraspe, en abril pasado, pero el Consejo de Administración del hospital se negó a rescindirle el contrato. Mientras el juez de instrucción Darío Sánchez investiga lo ocurrido, el director del centro de Salud, Edgardo Monteverde, argumentó a favor de la continuidad del contrato debido al derecho a la defensa de Sterli. Claro que la secretaria de Salud de la provincia, Débora Ferrandini, había pedido otra cosa: que se garantizara en primera instancia la calidad de la atención a todas las pacientes que concurren al hospital. No es la primera denuncia contra Sterli. La descripción de otro abuso sexual, hacia otra paciente, quedó asentada el año pasado en el libro de quejas del hospital, pero no llegó a la Justicia.

La denuncia policial de la madre de la adolescente desató una crisis entre las autoridades del Iturraspe y el Ministerio de salud. El relato es detallado, y fue repetido en una nota manuscrita a las autoridades del hospital, a pedido de ellos. Como Sterli es un profesional contratado, absorbido por el Estado tras la liquidación del hospital Italiano de Santa Fe, puede ser separado. Pero Monteverde accedió, luego de distintas reuniones, a reasignarle tareas, para que no siga en contacto con pacientes. Sterli estaba el 14 de abril a cargo de la guardia central del Iturraspe, cuando la paciente denunció haber sido víctima de abuso. La chica relató también que una enfermera ingresó en ese momento al consultorio, y el médico le hizo una seña amenazante para que no hablara.

Aunque el Consejo de Administración se negó a rescindir el contrato, uno de sus integrantes, el representante de la Comunidad, Mariano Figueroa, envió una nota el 29 de mayo en la que relataba: "En el día de ayer, sentado al lado de la Secretaria de Salud, le expresé que pensaba que el Hospital está en condiciones de separar al profesional". Al mismo tiempo, consideró que el Consejo tenía "la oportunidad de tranquilizar a la familia de la agredida, y que no deberíamos esperar ni un minuto más".

Figueroa también lamentó que "el director (del hospital) no haya actuado de oficio". El representante de la comunidad argumentó en esa nota: "No coincido con que tengamos que someter a la paciente a una nueva presentación, ya que estaríamos sometiéndola a una nueva situación no deseada. ¡Si ya tuvo el coraje de ir al Centro de Orientación a la Víctima! que si ustedes lo visitan podrán comprobar que queda absolutamente a trasmano de cualquier transporte público. ¡Si ya tuvo que pasar por la desagradable situación de revivir su experiencia!". Al mismo tiempo, Figueroa recuerda que "en el caso particular de este profesional, está en nuestras manos rescindir el contrato sin expresión de causa, sin obligación de indemnización alguna".

La posición del resto del Consejo de Administración, como así también del director, fue contraria a la expresada por Figueroa, que también estaba avalada por las autoridades del Ministerio de Salud. Ferrandini le había recordado al director del Iturraspe que la principal preocupación debía ser preservar los derechos de las pacientes.

Claro que ahora la causa está en manos del juez. El abuso sexual está descripto por la paciente en su presentación manuscrita. Allí cuenta que llegó a la guardia porque estaba congestionada, y que fue con su hija de dos años. En un momento, como la joven gritaba porque el médico comenzó a besarla en los pechos, la pequeña comenzó a preguntarle, angustiada: "Mami, ¿qué te pasa? ¿Te están haciendo buba?".

El juez Sánchez, por otra parte, no garantiza ecuanimidad. En un caso de violación, en el careo entre la víctima y el agresor, acusó a la mujer de que le había gustado, ya que la violación se había repetido. Cuando la agredida argumentó que el violador tenía un arma, el juez le dijo que ella podría haberse escapado, porque el arma estaba sobre la mesa de luz.

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