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El gobernador Hermes Binner y el intendente Miguel Lifschitz encabezaron ayer los actos oficiales por la celebración del Día de Rosario y de su Santa Patrona, la Virgen del Rosario. El jefe del Placio de los Leones fue el único orador y señaló que "esta celebración, lejos de ser un acto protocolar, es una expresión de nuestras convicciones y reconocimiento a los hombres y mujeres que a lo largo de más de 200 años de historia, construyeron esta ciudad que se convirtió luego en una de las más pujantes, desarrolladas e importantes, económica, cultural y políticamente de la Argentina".

Lifschitz dijo que el país cuenta "con enormes posibilidades y oportunidades pero también con tremendos desafíos y deudas que tienen que ver, fundamentalmente, con aquellos que siguen viviendo, a pesar de los esfuerzos, las políticas y el crecimiento de la economía, en situación de exclusión y pobreza. Esa es la mayor deuda de la Argentina y es nuestra tarea más urgente", destacó.

Finalmente, el jefe municipal expresó que "en este nuevo día de celebración redoblamos y reafirmamos ese compromiso fundamental con aquellos que más están sufriendo, y también con las futuras generaciones, con los rosarinos y rosarinas de las próximas décadas, para los cuales tenemos que dejar una ciudad mejor".

De la ceremonia, que se desarrolló en el Monumento Nacional a la Bandera, participaron también el presidente del Concejo Municipal, Miguel Zamarini; el arzobispo de Rosario, monseñor José Luis Mollaghan; el rector de la Universidad Nacional de Rosario, Darío Maiorana; el senador provincial, Juan Carlos Zabalza; junto a otras autoridades provinciales y municipales, de las Fuerzas Armadas y de la Policía.