"Nos hemos preparado como para que (en el verano) exista la menor cantidad de cortes posibles". Así de confiado se mostró el Gerente de Relaciones Institucionales de la Empresa Provincial de la Energía (EPE), Raúl Stival. El funcionario ponderó el proceso de inversión que lleva adelante la empresa, la incorporación de más de 250 agentes y la adquisición de vehículos "para responder mejor". Quiénes pueden tener más inconvenientes son los clientes que viven en el micro y macrocentro de la ciudad, área en la cual algunos cables de baja tensión tienen una antigüedad superior a los 30 años. Stival recordó que "en el último año" se adquirieron 70 mil equipos de aire acondicionado, una cifra alta que provoca un "desafío importante" en la EPE a fin de evitar interrupciones reiteradas. "Por el momento no hay un uso responsable de la energía. Pero no perdemos las esperanzas, esperamos que la gente tome conciencia", indicó. Después de las complicaciones que produjo en materia energética el temporal del martes a la noche, desde la EPE aseguran que se preparan para la época de altas temperaturas.

Dos picos de demanda al año tiene el servicio energético. Uno en pleno invierno que "afecta a la periferia de la ciudad" y se basa en un "altísimo" consumo de lo que producen estufas de cuarzo y eléctricas. El otro se da en temporada estival y afecta, en cambio, al micro y macro centro, "con el uso de los sistemas de enfriamiento". Si los usuarios no se autocontrolan y limitan el uso de los equipos en 24º, la demanda crecerá de manera sostenida y, seguramente, provocará cortes de luz. "Si la temperatura se mantiene normal, si nuestros clientes comprenden que la energía es un bien escaso y por lo tanto caro y hacen un uso eficiente, si los aires se mantienen a 24º, la heladera cerrada y los ambientes que queremos enfriar en penumbras, entre todos vamos a tener un buen verano", avisó Stival.

A las personas que vayan a comprar aires acondicionados, el funcionario les sugiere que verifiquen "el etiquetado de eficiencia energética" que debe tener todo aparato, fijado por ley en el 2005. Los equipos se dividen desde la categoría A hasta la E. A, B, y C son de "muy alta eficiencia" porque el frío que producen "está muy en relación con lo que consumen". En cambio, de los D para abajo "son equipos muy malos" ya que "enfrían pero utilizan una cantidad de energía muy importante". "Esto es un perjuicio tanto para el que lo tiene, porque va a pagar mucho más de tarifa, como para otras redes que se ven sobrepasadas en su capacidad, de una manera extraordinaria", explicó Stival.

La calidad del servicio de la EPE "va en relación directa con la inversión". El encargado de las Relaciones Institucionales asegura que la empresa invierte 300 millones de pesos por año para mejorar la prestación. Y por ese motivo, piensa que la calidad "tiene que haber mejorado bastante". No obstante, afirmó que la demanda aumenta a razón de "7, 8 por ciento" al año. "Uno va siempre trabajando atrás del acontecimiento. Para poder adelantarse, quizás falta una inversión sostenida de tres o cuatro años más. Tenemos planes de obra de cinco años para adelante, que nos van a permitir mejorar el servicio año por año", detalló Stival.

Las líneas de media tensión de la ciudad "se han reforzado". Se agregaron tres estaciones transformadoras "para no tener problemas de ofertas mayoristas de energía". Pero el mayor inconveniente que tiene la EPE se da con las líneas de baja tensión, muchas de ellas "muy antiguas y solicitadas al máximo". Los 350 mil clientes que tiene la empresa en Rosario son abastecidos por ese tipo de redes. En la "periferia" prevalecen las redes aéreas o cables preensamblados y en el micro y macrocentro, en el radio comprendido entre Avenida Francia, 27 de Febrero y el río, predomina el cableado subterráneo. "Tenemos programas de renovación parcial de ese cableado, pero es complicado. Cada cliente es una conexión a ese cable subterráneo. Es una obra muy importante. Hay cables que tienen 30 años, que son los primeros que vamos a ir renovando", indicó Stival. Las redes más añosas se encuentran en el casco céntrico más antiguo y no pueden reemplazarse en épocas de pico de demanda. Por esa razón, habrá que aguardar hasta marzo para que sean renovadas.

Las líneas de media tensión producen apagones "más grandes, en zonas más amplias, porque afectan a tres o cuatro subestaciones, en dos o tres manzanas, pero se reponen mucho más rápido". Las de baja tensión requieren más trabajo porque afectan solo a "uno, cinco o diez clientes de una vereda". "Hay que afectar la falta, si es subterráneo hay que hacer el pozo, encontrar cuál es el cable y repararlo", señaló Stival.