SANTA FE › EL SENADO APROBó LA LEY QUE FRENA LOS DESALOJOS POR CINCO AñOS
Convocados de urgencia, los senadores votaron por unanimidad el mensaje enviado por el gobernador. "La tierra es un bien social, que debe estar en manos de los productores", dijo el senador Gramajo. En las barras, festejaron los productores del norte.
› Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe
Ayer la barra del Senado estalló de alegría cuando el vicegobernador Jorge Henn anunció: "La ley queda aprobada en general y en particular, por unanimidad. Obtiene sanción definitiva y se comunicará al Poder Ejecutivo". La ley es la que frena los desalojos campesinos por cinco años. Y los gritos, aplausos y abrazos eran de los protagonistas de la lucha: hombres y mujeres del norte profundo, muchos que no saben leer, amenazados por ejecuciones judiciales para despojarlos de tierras que ocupan y trabajan desde hace cincuenta años o más. "Un acto de justicia", lo definió el senador que abrió el debate, Raúl Gramajo. "Vamos a enjugar muchas lágrimas que se han vertido por situaciones de violencia y persecución a los que menos tienen", agregó su colega del Frente para la Victoria, Ricardo Kaufmann. Los campesinos respondieron con aplausos. "Esta ley no tiene dueño, es de ustedes", les planteó después la autora del proyecto, diputada Susana García, quien siguió el trámite en el Senado en primera línea y advirtió a sus pares sobre las consecuencias del conflicto: "El sufrimiento de esta gente es un atropello a los derechos humanos, entonces les dije: 'Cuidado, que si no hacemos algo, esto puede terminar con muertes'". Ahora, ya hay una ley que los protege.
El festejo de los campesinos cerró un debate atravesado por emociones: senadores con ojos húmedos. Y hasta un diálogo con las barras, cuando el radical Felipe Michlig llamó desde su banca al "amigo Churrinche" y a "Don Cáceres", que lo saludaron desde arriba. "Churrinche" es Armando Bustos, que llamó "caradura" al empresario y abogado Juan Carlos Adrover, el promotor del último intento de desalojo a Jorge Barberis y su familia, en Gato Colorado. Barberis también estaba en el palco, acompañado por militantes de organismos de derechos humanos y la CTA.
Hasta la diputada García estaba sorprendida por el triunfo campesino. La Cámara baja había sancionado el proyecto -también por unanimidad en la última sesión de noviembre. Después, el Senado votó el presupuesto de la provincia y entró en vacaciones. Parecía que todo quedaba para febrero. Pero la movilización de los productores y su acampe en la Legislatura, cambió el curso: el gobernador Antonio Bonfatti habilitó el tema en extraordinarias y el Senado lo convirtió en ley, en 24 horas. Catorce senadores interrumpieron el receso para levantar la mano, todos convocados por la urgencia: Gramajo comprometió en público el voto de los justicialistas, dijo que iba a llamar a sus colegas uno por uno y cumplió. Y lo mismo hizo el vicegobernador con los senadores del Frente Progresista. Resultado final: 14 a 0.
"Este es un acto de justicia", dijo Gramajo en el arranque del debate. "La ley busca reimplantar la paz social, porque hubo conflictos graves que podían haber terminado en una situación límite. La tierra es un bien social, que debe estar en manos de los productores", agregó.
Michlig coincidió: "Hemos visto situaciones de violencia y reiterados intentos de desalojos muy preocupantes. Así que esta ley es la posibilidad de abrir una instancia que permita la resolución de los conflictos por la vía pacífica". "La tierra es un bien de producción y por lo tanto debe estar en manos de quien la trabaja" y "no de los "especuladores inmobiliarios". Por lo tanto, frenar los desalojos es "una reivindicación histórica, moral, social y económica. Este grupo de familias no viene a reclamar subsidios, viene para que se le permita seguir trabajando".
Los campesinos se habían cruzado con Michlig el miércoles. "Me contaron la situación que están pasando. Conocí, entre otros, al amigo Churrinche, que está por allá, en la barra", dijo el senador. Un brazo en alto retribuyó el saludo. "Cuando le daba la mano a cada uno y después de hablar con el doctor (Ivan) Bordón, que los defiende, me di cuenta que eran trabajadores del campo, que quieren seguir criando a sus hijos en su tierra".
El senador José Baucero interpretó la ley. "Es justo defender los derechos de los que a través de la posesión de la tierra pueden mantener a su familia", dijo. Y pidió que en la reglamentación de la norma, Bonfatti contemple "a los productores isleños que sufren el mismo problema que los campesinos del norte".
Kaufmann manifestó su "satisfacción por cumplir con este deber cívico. Este es un comienzo de una nueva etapa -dijo donde la tierra debe ser de quien la trabaja, un bien de producción y no de especulación. El gobierno nacional está en ese camino. Debería haber cada tantos años un jubileo para evitar ese proceso de concentración de la propiedad de la tierra en mano de los especuladores que van desplazando a los productores". "Nos complace que el Senado esté junto al pueblo que trabaja y que sufre, que ha tenido sus tribulaciones. Es una forma de enjugar muchas lágrimas que se han vertido por situaciones de violencia, injusticia y persecución a los que menos tienen", cerró Kaufmann.
Después, ya en el acampe de los productores, García les dijo que el freno a los desalojos era el resultado de la lucha: "Esta ley no tiene dueño, es de ustedes, más allá de quién haya presentado el proyecto. Un senador dijo que la votamos por la paz social. Yo creo que la votamos porque ustedes se lo merecen". Afuera de la carpa, colgaban algunos carteles: "Adrover ladrón". "Basta de desalojos".
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