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Desde Santa Fe

La Legislatura santafesina saldó ayer una deuda histórica. La Cámara de Diputados rindió su homenaje a Estela de Carlotto, a quien declaró "huésped de honor" de la provincia. Tuvieron que pasar 30 años para que los legisladores reconocieran la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de sus hijos y nietos desaparecidos. "La democracia argentina le debe mucho a estas mujeres", dijo una de las participantes en el acto, cuando salió con ojos húmedos y la bronca a flor de labios por el reconocimiento tardío. La demora se explica: desde las primeras listas de candidatos a diputados que se armaron en el Segundo Cuerpo de Ejército en 1983 hasta la protección política a personeros de la dictadura reciclados en bancas y otros cargos, entre ellos un apropiador de una beba desaparecida que operó como secretario privado del presidente de la Cámara. Estela coincidió que habían tardado mucho en invitarla al recinto, pero bajó el tono. "Los tiempos los marca la historia. Hoy es un día histórico, es la primera vez que vengo a la Legislatura, pero no será la última. Hay que luchar para que no sea la última", reflexionó.

El homenaje a la presidenta de Abuelas cerró con un aplauso interminable. Un rato antes, el presidente de la Cámara, Luis Rubeo, le había entregado un diploma y algunos de sus colegas la rodearon de abrazos y flores, en un recinto colmado por militantes de derechos humanos y del Frente para la Victoria. En la primera fila, estaban las Madres de Plaza de Mayo.

"Es un día histórico -celebró Carlotto-. La memoria, la verdad y la justicia es la única política paras cerrar las heridas del genocidio. Los que pregonan la mentira, el silencio y el olvido sepan que van a encontrar siempre un rechazo desde mi corazón. Que sepan que jamás dejaremos de luchar. Solo la muerte podrá detenernos, pero seguirá el legado por lo que falta. Falta encontrar (el destino final) de 30 mil seres humanos que pensaban y entregaron su vida y a 500 bebés que les robaron a nuestras hijas", agregó.

"Estamos en una primavera democrática. Tengo años para decir que es la más larga y que ya no depende de una persona, sino de los 40 millones de argentinos. Hay que saber entendernos, comprendernos, juntar las manos y gritar contra los que no quieren la democracia. ¿Cómo puede ser que haya personas que hablen de dictadura en esta época de libertad? ¿En qué mundo vivían cuando había una dictadura?", se preguntó Estela. "Todo eso nos alimenta, nos dan ganas de seguir porque es una satisfacción enorme el encuentro de cada nieto", agregó.

Carlotto aceptó que pasaron 30 años para que la Legislatura reconociera la lucha de las Abuelas. "Es la primera vez, pero no será la última. Hay que luchar para que no sea la última", afirmó. Una vuelta de página a una trama de protección política a personeros de dictadura: un apropiador, Omar Alonso, fue secretario privado del presidente de la Cámara de Diputados (desde diciembre de 1983 hasta febrero de 1985), condenado a diez años de prisión en 2010 -a pesar de que las Abuelas pidieron 25 años﷓ por la apropiación de la hija de Mario Suárez Nelson y María Elena Corvalán, en el primer caso en la Argentina que la justicia utilizó métodos de identificación alternativos a la extracción de sangre. Dos diputados en los 80, Oscar Roque Martínez y Julio Ramos ("Tipi") aparecieron después en las listas agentes secretos del Ejército (PCI). Otro de los 90, Pedro Rodríguez, es juzgado hoy por la represión en la ciudad de San Lorenzo. Y un condenado a 23 años de cárcel por delitos de lesa humanidad, Eduardo Ramos llegó a ser asesor de la comisión de Cultura, entre otros casos.

"Estamos viviendo otro tiempo", ponderó Carlotto. "Este es un momento feliz de mi vida, a que no voy poder transferirle a las Abuelas que están en Buenos Aires, pero a pesar del dolor y la tristeza, me voy de Santa Fe, feliz, optimista, ilusionada, porque en este ámbito se trabaja para la democracia. No vamos a abandonar la lucha, es necesario consolidar la democracia por que todavía hay gente que quieren hacerla tambalear", advirtió.