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Domingo, 8 de junio de 2014

SANTA FE › EL SEGUNDO JUICIO QUE CONDENó A BRUSA. ENTREVISTA AL FISCAL SUáREZ FAISAL.

Un duro trabajo contra la impunidad

El fiscal Martín Suárez Faisal dijo estar "conforme" por las condenas obtenidas por asociación ilícita contra el ex juez Víctor Brusa y los ex policías Eduardo Ramos, Juan Calixto Perizzotti y María Eva Aebi. Las condenas fueron de 5 a 9 años.

 Por Juan Carlos Tizziani

Desde Santa Fe

El fiscal Martín Suárez Faisal ponderó la sentencia del Tribunal Oral de Santa Fe que el viernes condenó por "asociación ilìcita" al ex juez Víctor Brusa y a los ex policías Eduardo Ramos, Juan Calixto Perizzotti y María Eva Aebi. "Estamos conformes", dijo en un diálogo con Rosario/12. El Tribunal aplicó las mismas penas que había pedido el Ministerio Público: Brusa, 7 años de prisión; Ramos, 9; Perizzotti, 8 y Aebi, cinco. El juicio demostró que la patota tenía las "manos libres para cometer cualquier atropello, allanamientos ilegales, secuestros, torturas, abusos y robos, entre otros delitos", explicó Suárez Faisal en su alegato. "Todo apuntaba a garantizar la impunidad, principalmente por la contribución de Brusa que pretendía darle un particular marco de legalidad" a los operativos del grupo.

En el juicio, Suárez Faisal explicó el rol que cumplía cada uno en el circuito del terrorismo de estado:

* Brusa: Operó en el Juzgado Federal N 1, primero como adscripto y luego como secretario. Un informe de la Inteligencia militar lo definió como un "colaborador estrecho en la lucha contra la subversión", "un amigo y colaborador" del Ejército. Obtenía "declaraciones de personas detenidas ilegalmente en la comisaría 4, en la Guardia de Infantería Reforzada (GIR) y en la cárcel de Coronda, bajo apremios ilegales" y le daba "visos de legalidad a declaraciones" tomadas bajo torturas por otros represores de la patota.

* Perizzotti: cumplía la "doble función" de jefe de la GIR y coordinador del Area 212, que estaba al mando del coronel Juan Orlando Rolón. "Desarrolló un papel preponderante" que "consistió en mantener privadas ilegalmente de su libertad a las personas detenidas en dependencias a su cargo, a quienes sometía a condiciones inhumanas de vida. Participó en traslados desde y hacia la GIR, la comisaría 4, la cárcel de Coronda y otros centros clandestinos de detención, donde los detenidos eran salvajemente torturados".

* Ramos: Era un soplón del Departamento Informaciones (D﷓2) de la Policía, encubierto en la Universidad. Integró el "eslabón más operativo de la organización". Intervino en los secuestros y traslados, "en especial en horas de la noche, desde y hacia las comisarías 1 y 4, la GIR y otros centros clandestinos de detención, entre ellos La Casita, en los que privó ilegalmente de su libertad a las víctimas y las sometió a toda clases de ultrajes, torturas y vejaciones", dijo el fiscal.

* Aebi. Era carcelera en la GIR. Participó en traslados desde y hacia la GIR, la comisaría 4 y otros chupaderos, donde "las víctimas eran sometidas a tormentos y vejámenes". Sometió "a simulacro de fusilamientos" a tres detenidas. Y tiene "responsabilidad en el aborto clandestino al que se vio obligada Silvia Suppo como consecuencia de los abusos que sufrió" en La Casita.

"Existía un marco organizado con anticipación en el cual los imputados desplegaban actividad en forma conjunta y sistemática, donde cada uno tenía asignada su contribución individual con manos libres para cometer cualquier atropello, allanamientos ilegales, secuestros, torturas, abusos y robos, entre otros delitos", agregó el fiscal.

"Los imputados tenían vínculos estrechos en la organización", señaló Suárez Faisal. "Todos estuvieron, en algún momento, en la comisaría 4, en la GIR y en la cárcel de Coronda. Interactuaban en ese circuito. Ramos entraba con la patota a cualquier hora del día y libremente por el portón de la comisaría 4. Brusa tomaba declaraciones en la 4. Y Perizzotti y Aebi hacían traslados desde la GIR a la 4 y a la cárcel de Coronda y a la inversa. Este caso lo que tiene de distinto de otros antecedentes es que había una interactividad importante de los cuatro imputados en los centros clandestinos.

-Incluso, en La Casita -se le planteó.

-Perizzotti confesó haber ido a La Casita. Aebi también estuvo, según el testimonio de Silvia Suppo. Ramos iba a La Casita, donde torturaba e interrogaba a las personas secuestradas. Y a Brusa, no lo podemos ubicarlo en ese centro clandestino porque no hay ningún elemento para hacerlo, quizás, ni haya sabido dónde estaba La Casita -contestó Suárez Faisal.

La causa tenía diez imputados, pero cinco fallecieron antes del juicio (el ex jefe del Area 212, coronel Juan Orlando Rolón; el ex jefe del Destacamento de Inteligencia Militar 122, teniente coronel Domingo Marcellini y el ex suboficial del Ejército, Nicolas Correa, que era jefe de la patota y los policías Héctor "Pollo" Colombini y Mario Facino, ex jefe de la comisaría 4). Y uno (el ex juez Víctor Montti) se benefició con una falta de mérito de la Cámara Federal de Rosario, que le permitió zafar del banquillo.

En realidad, el juicio por el cargo de asociación ilícita se debería haber realizado en diciembre de 2009, cuando Brusa fue condenado a 21 años de prisión, Perizzotti a 22 años, Ramos a 23 y Aebi a 19 por delitos aberrantes. En este segundo proceso, el Tribunal unificó aquella condena con la del viernes, así que -en la práctica- el cómputo significa un año más de cárcel, por cabeza: Brusa, 22 años; Perizzotti, 23; Ramos, 24 y Aebi, 20. "Se aplicó el mismo molde de penas que se había aplicado en el juicio de 2009 y se hizo una unificación. De alguna manera, se remedió el error procesal que había impedido que se hiciera un juicio conjunto", concluyó Suárez Faisal.

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Los condenados por terrorismo de Estado Víctor Brusa, Eduardo Ramos y Juan Calixto Perizzotti.
Imagen: Sebastián Granata
 
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