Domingo, 8 de junio de 2014 | Hoy
CIUDAD › MIGUEL LIFSCHITZ SOBRE SU CANDIDATURA DENTRO DEL FRENTE
Admite que el apoyo que recibió de Binner y Bonfatti para que sea el próximo candidato a gobernador es clave "dentro de nuestro partido", pero quiere que se extreme el diálogo con el radicalismo y otras fuerzas que componen el Frente Progresista.
Por Luis Bastús
Miguel Lifschitz siente que esta vez sí será su hora. Su organicidad demostró el mérito suficiente de haber sabido esperar cuatro años para contar con la bendición de los apellidos que mejor miden en el Partido Socialista -Hermes Binner y Antonio Bonfatti- y aspirar sin sombras a la precandidatura a gobernador por el Frente Progresista. Pero esta vez, la primera, el socio mayor de la coalición oficialista -la UCR- está decidida a dar batalla interna y armar una fórmula propia. "Vamos a buscar todo el consenso posible, pero si no lo es, entonces iremos a internas, como ya pasó en 2011", advierte el rosarino sin que se le mueva ni una sola raya de su camisa celeste. Tal es su mesura, y el hábito que se hizo de ella, que es casi improbable que se le caiga de la boca un pensamiento por descuido o vehemencia. El hombre es prudente y así construyó su carrera política. A Binner le adjudica el mérito de romper la hegemonía peronista de 24 años en la Casa Gris, a Bonfatti le reconoce más capacidad política que a aquél, e imagina que su período en el sillón del brigadier López no conocerá holguras de caja. Igual, se propone "ponerle el broche a proyectos que se iniciaron años atrás". Cree que a Miguel Del Sel se le pasó su cuarto de hora, y dice que no le preocupa el intento de algunos dirigentes peronistas por reunificarse, ni siquiera si eso abreva en la consagración de María Eugenia Bielsa como competidora directa por la gobernación.
En lo formal no se dice candidato, y jura que eso se oficializará el año próximo, pero mientras tanto, para entrevistarlo hubo que atrapar un hueco de agenda, luego de asistir al primer día de Agroactiva, acto en Capitán Bermúdez, y antes de meterse en una reunión con su equipo político ampliado.
-Binner y Bonfatti le levantaron la mano. ¿Ya se considera candidato definido?
-No aún. La opinión de Hermes y Antonio tiene enorme valor hacia fuera y adentro del partido, pero lo vamos a definir sobre fin de año. Necesitamos extremar el diálogo con el radicalismo y otros partidos en busca del máximo acuerdo posible.
-¿Deben arreglar aún con el sector de Giustiniani?
-Trataremos de lograr el mayor nivel de acuerdo; si los planteos son razonables se logrará esa coincidencia. Hay una amplísima mayoría en el PS que trabaja en un proyecto común. Por primera vez hay un gran desafío nacional, queremos la continuidad del Frente Progresista en Santa Fe, y que Rosario, nuestra nave insignia, siga siendo nuestra. Buscamos el consenso, pero igual está abierta la posibilidad de que pase como en 2011, con 2 o más candidaturas.
-¿Qué cambió para que hace 4 años Binner no lo ungiera, y hoy parece merecer la postulación más que ninguno antes?
-No es merecimiento, son momentos. Yo me considero parte de un proyecto político que excede mi proyección personal. Hay momentos para cada cosa, y mi experiencia en la Legislatura fue buena. No tenía esa experiencia previa, y eso hoy sé que a futuro podrá servir. Siempre tomé cada momento y oportunidad como algo valioso. Si me toca ser gobernador será un gran desafío, pero si no es así, siempre encontraré una tarea para hacer y un proyecto para llevar adelante.
-¿Cómo recibe el reclamo del radicalismo de alternancia y de ir con candidatos propios?
-Hoy el FP está más sólido que nunca, y la mesa provincial y las departamentales funcionan y se reúnen todos los meses. Hay cultura frentista, y esto no excluye las aspiraciones de cada partido y de cada dirigente a tener espacios propios y mayor relevancia en el armado general. Insistiremos en lograr acuerdos arriba y en intendencias y comunas. Pero no es obligatorio, y si no lo logramos iremos a internas, como ya ocurrió en 2011.
-Hasta ahora el candidato a gobernador fue socialista y el vice radical; en pos del consenso ¿aceptaría que fuera al revés?
-Como está planteado el esquema de internas, no hay posibilidad de cruzar, se eligen fórmulas completas, pero obviamente trataremos de buscar una fórmula que unifique a los dos partidos. Pero si no lo hacemos, podemos articular con otro sector del radicalismo u otros partidos que integran al FP. Esperemos que no ocurra eso. Esta elección elige todas las categorías y hay espacio para que cada partido tenga lo que le corresponde.
-Hasta ahora, la diáspora del PJ favoreció al FP. ¿Qué pasará si logra la unidad?
-Es una opción que tendrá que definir el peronismo. Nuestra preocupación es consolidar el voto frentista, que es mayoritario, y no perder apoyo. Además, a diferencia de elecciones anteriores, ahora tendremos sintonía de las mismas fuerzas en el FP y a nivel nacional en el FAUnen.
-¿El votante que ha captado Miguel Del Sel sigue fidelizado?
-Me da la sensación de que se le pasó el cuarto de hora, pero habrá que verlo en las elecciones. Cada una es distinta. No subetimo a nadie.
-¿Cómo responderá en campaña cuando le enrostren la evolución del delito y la violencia urbana en los últimos años?
-Es un problema que excede a un gobierno y a una sociedad. Es un fenómeno social que se manifiesta hace 10 o 12 años en Argentina. Las grandes ciudades son el escenario lógico, pero también hay episodios en localidades pequeñas, o sea que el fenómeno de la violencia está instalado en el país y las causas son múltiples.
-Dicen que el promedio en Rosario es más alto que en el resto.
-Hay otras ciudades que tienen tasas muy altas. Hay que revisar eso porque acá sí se conocen estadísticas, y en otros lados no. Recuerdo en 2009 con la gripe A, teníamos un sistema muy aceitado, medíamos día por día los casos, y siempre nos daba el índice más alto del país. Claro: ningún otro municipio o provincia hacía los análisis, o no llevaban los registros a Buenos Aires, y el que tenía un dato lo ocultaba. En seguridad, los mismos gendarmes dicen que lo que ven en Rosario no es nada con lo que ellos conocen en el conurbano bonaerense. Estas son cosas de la política: también a los candidatos de otras fuerzas tendremos cosas para preguntarles, y nosotros contarles cómo estamos enfrentando este problema acá.
-Cada gobierno está marcado por la coyuntura que le toca, y así queda en la historia. ¿Cómo evalúa las gestiones de Binner, de Bonfatti, y eventualmente cómo imagina que será el momento de la suya?
-La de Hermes en la provincia fue fundacional, la primera vez que ganó una fuerza no peronista, el primer gobernador socialista. Le tocó abrir camino y quedará en la historia con ese patrimonio. Lo de Antonio es una gestión muy buena porque dio continuidad a los proyectos de la época de Hermes y le agregó una cuota de capacidad política, diálogo, presencia en el territorio, negociación con la oposición y el gobierno nacional. Esto permitió resultados que de otra manera no se hubieran logrado. Los propios dirigentes de la oposición lo valoran. A mí... veremos qué me tocará, seguramente menos bonanza económica y más dificultades, pero también el tiempo de ponerle el broche a proyectos iniciados, hitos pendientes.
-¿Cuáles deben ser las prioridades del próximo gobierno?
-La educación. Se avanzó mucho pero hay que lograr que todos los jóvenes terminen el nivel secundario, que la educación inicial arranque a los 3 años. Infraestructura: Santa Fe necesita rutas, accesos a los puertos, energía, gas, agua potable, en acuerdo con la nación y financiamiento internacional. Y el desarrollo productivo, la escala regional, fortalecer la economía del interior con localización de industrias en el norte, para equilibrar el desarrollo.
-¿Será el gobernador que reforme la Constitución?
-Estoy cansado de escuchar y de hablar de la reforma, pero es necesario. Propondré al resto de los candidatos un acuerdo preelectoral para que cualquiera que gane y la mayoría legislativa asumamos el compromiso de realizarla. Hay consenso.
-Con dos períodos de gobierno, ¿puede el FP entrar en un proceso similar al del PJ en 24 años de gestión?
-Si la gente lo sigue eligiendo y hay renovación, no está mal. Ahora la arquitectura institucional de Santa Fe no favorece que esa situación ocurra, y si ocurre es porque la gente la apoya. Al no haber reelección, ese es el límite.
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