Con los números puestos de las primarias, el Frente Justicialista para la Victoria dio vuelta de página y encaró la batalla de los 40 días hasta la elección general en la que Santa Fe definirá su marco político hasta 2019. Y lo hizo con una conferencia orgánica que sentó a sus principales candidatos en la sala Luz y Fuerza, con Omar Perotti como la voz cantante, que definió a las PASO como la instancia "del voto castigo, el voto bronca" y que ahora "viene el voto a conciencia: dos de cada tres santafesinos pidieron el cambio, y queremos conducirlo", afirmó.

El portador del sueño peronista por retomar el gobierno santafesino prometió "terminar con la narcocriminalidad" y con "este invento burocrático y costosísimo de los nodos, que no resolvió las prioridades". Lo flanqueaban su compañero de fórmula, Alejandro Ramos y su primer candidato a diputado, Héctor Cavallero, más Roberto Sukerman y Cristian Recchio, a intendente y senador, respectivamente.

Perotti dijo que las cuentas fiscales de la provincia hoy ostentan un déficit de 3 mil millones de pesos, y se remontó a la vieja polémica de que "el socialismo empezó con los 1.500 millones de superávit que le dejó el gobernador Jorge Obeid". Por lo tanto, infirió: "En la década que gobernó, el socialismo tuvo los presupuestos más altos de la historia, con récords de recaudación, así que hay deficiencia en la gestión, en la presencia del Estado en los sectores más vulnerables".

Perotti salió de las PASO como el tercer candidato en preferencia del electorado, casi 11 mil votos detrás del socialista Miguel Lifschitz. Con todo, consideró que la del 14 de junio será "una elección distinta" y, en ese sentido, cifró esperanzas en las bases. "Somos optimistas por el enorme trabajo territorial del justicialismo, que se ha movilizado como hacía mucho tiempo no se daba", interpretó.

Trazó como eje de gobierno "terminar con la narcocriminalidad, y para eso voy a conducir la policía, ocupar el territorio y recuperar la calle. Afuera los que se disfrazan de policías, será una fuerza más entrenada, más cercana y mejor remunerada, con el doble de presupuesto en Seguridad". Postuló, además, la educación, la generación de empleo desde la producción y la inversión en obra pública como prioridades. Pero también reparó en que "la deuda que deja Bonfatti al próximo gobierno requerirá de austeridad y priorización de los recursos". Habló de garantizar la escolaridad en el nivel secundario y varias puntas de obra pública como concluir el gasoducto del Noreste.

Analizó que la recaudación fiscal de los últimos años ha sido creciente y que sin embargo esa recuperación no fructificó. "La rueda tributaria ha sido creciente y a nuestro entender no ha sido utilizada con los mejores resultados: barrios con necesidad de obras, no se generó reducción de la desigualdad, el crecimiento de producción fue muy por debajo de la media nacional y otras provincias, por lo que hay que reordenar el sistema de finanzas de la provincia", entendió Perotti.

"Con las primarias conseguimos los objetivos que nos propusimos, y quedó comprobado que la discusión en la provincia no era entre dos sino entre tres", advirtió hacia quienes procuran polarizar la elección entre el oficialismo y el Pro. Despreció los errores del escrutinio provisorio y lo atribuyó "al estilo con el que gobiernan: subestimaron, negaron y recién al final reconocieron algo", pegó.

Fuera del clima que impregnó a la militancia reunida en Luz y Fuerza, en el frente gremial se realineaban posiciones, ahora enroladas en el Frente Justicialista para la Victoria, luego de que sus apuestas por el Frente Renovador quedaron desairadas. Es el caso del titular del Sindicato de Obras Sanitarias, Oscar Rabanito Barrionuevo, que salió a marcar su re identificación con la huella kirchnerista. "Seguiremos robusteciendo hoy y siempre nuestra militancia dentro del peronismo. El que gana conduce, el que pierde acompaña, y es lo que hará nuestro gremio", dijo Barrionuevo, ya despegado de la interna del massimo en la que jugó con el ruralista Eduardo Buzzi y perdió.