El candidato a gobernador del Frente Justicialista para la Victoria Omar Perotti fue anoche el más cauto de todos: Cerca de la medianoche proclamó que "el próximo gobernador tendrá que tener mucho diálogo con todos los sectores, por el escaso margen por el que resultará electo" y agregó que la batalla mediática entre el PRO y el Frente Progresista proclamándose ganadores "no es la mejor manera de empezar". Perotti no dudó en que este escenario electoral termina en un conteo minucioso que puede llevar varios días.

Respecto de lo que fue el proceso que le tocó encabezar en la fórmula que integra junto a Alejandro Ramos, el ex intendente de recordó que "lo dijimos desde un comienzo: Después de las PASO empezaba otra elección. Y así fue, la gente nos fue conociendo más, fue conociendo nuestra gestión y los dirigentes de todos los territorios se fueron sumando, dando apoyo a la fórmula y por eso fuimos la fuerza que más creció", dijo anoche Omar Perotti para evaluar la performance del Frente Justicialista para la Victoria en las reñidas elecciones a gobernador. Para el diputado nacional, "hicimos una gran campaña donde recorrimos de punta a punta toda la provincia y logramos que se vuelva a creer en el peronismo, demostramos que estábamos de pie y para pelear bien arriba".

Realmente el esfuerzo fue titánico. La fórmula con Alejandro Ramos arrancó tarde y contra dos candidatos instalados como Miguel Del Sel y Miguel Lifschitz. De ahí en más, se fueron cumpliendo los objetivos de a poco. Primero, superar el 20 por ciento de los votos en las primarias. Y lo logró, luego de romper la supuesta polarización entre Lifschitz y Del Sel. También se logró, la elección terminó siendo una dura conversación entre tres candidatos.

El Frente para la Victoria debió ir juntando los pedazos que quedaban del peronismo provincial, tercero, derrotado y en gran medida con un salto importante al PRO: Los dos últimos presidente del PJ provincial Norberto Nicotra y Ricardo Spinozzi ya habían tomado ese camino.

La alternativa era confiar en la potencia electoral de María Eugenia Bielsa, pero claramente no era la dirigente más adecuada para un trabajoso proceso de unidad.

La responsabilidad recayó en Perotti que peleaba principalmente contra su grado de desconocimiento en varias zonas de la provincia. Es más, para muchos quince días más de campaña hubieran marcado claramente la diferencia. Al pasar el 20 por ciento de los sufragios en la primaria el entusiasmo comenzó a crecer y el peronismo, se sabe, cuando huele la posibilidad de acercarse al poder pone en marcha una gran maquinaria que empieza a traccionar hasta el último militante. De hecho ayer, el PJ recuperó un número importante de pequeños municipios y comunas.

En Rosario, el candidato del Frente para la Victoria Roberto Sukerman se ubicó en el tercer lugar, también con un gran crecimiento, detrás de Mónica Fein y Ana Martínez. En este territorio la polarización logró imponerse un poco más que en la provincia, pero Sukerman se jugó en una campaña arriesgada en el tramo final asumiendo personalmente un tema tan delicado como la inseguridad en la ciudad.

Con todo, Sukerman le ha dado al PJ rosarino una performance electoral que hacía mucho no tenía. En una ciudad en la que siempre tuvo que recurrir a Héctor Cavallero para poder figurar en los primeros puestos, un hombre joven le otorgó casi el 24 por ciento de los sufragios colocándose inmediatamente después del PRO.