Domingo, 29 de noviembre de 2015 | Hoy
SANTA FE › CAROLINA GUALLANE RELATó ANTE EL TRIBUNAL SU BúSQUEDA DE VERDAD Y JUSTICIA.
Carolina declaró en el juicio por la megacausa. Dijo que "una parte de la verdad está pendiente". Y les pidió a los jueces que investiguen si fue rehén de la dictadura para torturar a su papá.
Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe.
Le preguntaron si sabía quién era. "Soy Paula Cortassa, hija de Blanca Zapata y Enrique Cortassa", contestó. María Carolina Guallane relató ante el Tribunal Oral de Santa Fe su búsqueda de verdad y justicia desde aquel el 11 de febrero de 1977, cuando el Ejército masacró a su familia en la casa donde vivían, en Castelli al 4500. Ella era una beba de un año. Blanca agonizó doce días con un embarazo a término y un tiro de gracia en la frente y Enrique está desaparecido desde entonces. Tres meses después, el 13 de mayo de 1977, el ex juez de Menores Luis María Vera Candioti se la entregó a Jorge y María Guallane, un matrimonio de Venado Tuerto que la adoptó de buena fe y la acompañó en una búsqueda que aún no terminó. En 1998, el análisis genético confirmó que es Paula, en 2000 recuperó los restos de Blanca. Y ahora, en el juicio de la megacausa contra el terrorismo de estado, planteó que "una parte de la verdad está pendiente". "Quiero saber qué hicieron conmigo en esos tres meses", desde el secuestro hasta la adopción, les dijo a los jueces. Les preguntó si había sido rehén de la dictadura para quebrar a su padre. "¿Me llevaron a un chupadero para torturar a Enrique? Necesito que me lo digan. Lo que me perturba es no saber. Me da asco pensar que esos tipos -como llamó a los represores- me tocaban para atormentar a Enrique en un centro clandestino. Son tres meses de mi vida que están en blanco, aunque en realidad están en negro", se corrigió.
Carolina declaró más de tres horas ante el Tribunal que juzga a los tres imputados por el "ocultamiento" y "supresión" de su identidad: Vera Candioti, el coronel Carlos Enrique Pavón y el comisario Juan Calixto Perizzotti (a quien se lo acusa también por diez homicidios, entre ellos los de Blanca y Enrique Cortassa). Pavón era teniente y oficial de guardia del Centro de Operaciones Tácticas (COT) cuando entregó la beba al ex juez de Menores con una nota del Ejército fechada el 4 de febrero de 1977, siete días antes de la masacre.
En su testimonio, Carolina pidió respuestas al Tribunal sobre esos tres meses que están en "blanco" o en "negro", desde el 11 de febrero hasta el 13 de mayo de 1977, cuando la adoptaron los Guallane. En la audiencia siguiente, su ex abogado Jorge Pedraza precisó que el plazo de la ilegalidad era de 54 días.
- ¿Por qué 54 días? -le preguntó el fiscal Martín Suárez Faisal.
-Desde la fecha del operativo, el 11 de febrero, hasta que ingresa a la Casa Cuna, el 6 de abril, en estado de shock. Son 54 días -contestó Pedraza. Y coincidió que en ese lapso la beba pudo haber sido torturada en un centro clandestino para quebrar a su padre, Enrique Cortassa, un cuadro político de Montoneros, que era "objetivo" de la Inteligencia militar.
Ya en sus primeros años, Carolina dijo que tenía dudas sobre su identidad. Una tarde vio por televisión una mujer embarazada y preguntó si ella había estado en la panza de su madre adoptiva. María le contestó que no. En la pre adolescencia sufrió pesadillas. "Soñaba con ruidos, explosiones, sirenas, personas con uniforme. Me despertaba con miedo", dijo entre lágrimas. Y en la secundaria, una profesora de historia les habló sobre la dictadura y de los hijos robados a los desaparecidos, que eran como ellos. Volvió a casa y le preguntó: "¿Yo soy hija de desaparecidos?"
-Eso es lo que nos dijeron, pero no sé si es verdad -le contestó María. La respuesta la desarmó. "Fue impactante", les dijo a los jueces al relatar su angustia. "A mi papá nunca lo vi tan triste como ese día. Me parece que él sintió miedo".
En 1977, la asistente social del Juzgado de Menores que operó la entrega de la niña a los Guallane fue Blanca Soria, ya fallecida. Y su hermana, Irma, la que confirmó a los adoptantes que "los padres de Carolina estaban desaparecidos. Era lo que le había dicho Blanca, pero después cuando ésta murió, Irma quemó todos sus papeles", señaló Carolina. "Creo que Irma sabía algo más, pero no lo dijo por respeto a su hermana".
Carolina dijo que Irma Soria le aconsejó que no revolviera el pasado, que no buscara a su familia biológica. Ella le contestó que "necesitaba saber". Irma insistió y le propuso que si dejaba de buscar y "se quedaba tranquila", le pagaba los estudios en la Universidad. "Le dije que no", reveló Carolina.
Irma la llevó hasta la casa de Vera Candioti. "Yo tenía 19 años. 'Carolina, es imposible olvidar esa cara'", me dijo. El diálogo fue breve. Ella sabía ya que sus padres eran desaparecidos, pero Vera Candioti se escudó en la desmemoria. "Se acordaba de mi cara, pero no de mi caso", sospechó.
En la entrega, en mayo de 1977, Blanca Soria les había dicho a los Guallane que "la nena puede ser una bomba de tiempo". Ellos no preguntaron por qué. Y dos años después, en 1979, cuando la adopción era plena, les reveló que los padres de Carolina "no habían muerto en un accidente -como les dijo la primera vez-, sino "en un procedimiento antisubversivo", relató Carolina. "Fue un baldazo de agua fría porque Jorge Guallane era peronista, tenía las mismas convicciones que Enrique y Blanca".
-¿Qué parte de la verdad queda pendiente? -le preguntó la abogada Zulema Rivera.
-Saber que hicieron conmigo desde el 11 de febrero hasta 13 de mayo de 1977 -contestó Carolina. El 11 de febrero aniquilaron a su familia. El 13 de mayo se la entregaron a los Guallane. "¿Qué hicieron conmigo en esos tres meses? No puedo vivir tranquila con ese trauma en mi cabeza -planteó Carolina. Y recordó sus llantos, su angustia. Y dos crisis: el día que fue mamá "se me vino el mundo abajo". Y después, cuando Nicolás cumplió "un año y dos meses" y les dijo a los abuelos Guallane: '¿Así era yo cuando me secuestraron?'. De un momento a otro, me arrancaron de los brazos de Blanca y Enrique. ¿Cómo se puede vivir después de eso?", se preguntó Carolina.
"Lo que me revuelve el estómago es lo que hicieron conmigo. ¿Me llevaron a un chupadero para torturar a Enrique? Quiero que me lo digan. Lo que me perturba es no saber. Me da asco pensar que estos tipos me tocaban para quebrar a mi papá. Son tres meses de mi vida que están en blanco, aunque en realidad están en negro".
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