SANTA FE › INSPECCIóN JUDICIAL EN EL EDIFICIO DE ITUZAINGó Y LAS HERAS BOMBARDEADO POR LA DICTADURA.
La inspección en el lugar permitió establecer responsabilidades en las fuerzas armadas por el asesinato de una vecina y aproximó una respuesta a uno de los interrogantes de la masacre: ¿Dónde estaban el bebé de un mes y su hermanito de un año que sobrevivieron al bombardeo?
› Por Juan Carlos Tizziani
Desde Santa Fe.
La inspección judicial en el edificio de Ituzaingó y Las Heras sumó más pruebas para atribuir al Ejército el asesinato de una vecina del primer piso que resultó la quinta víctima y aproximó una respuesta a uno de los interrogantes de la masacre: ¿Dónde estaban el bebé de un mes y su hermanito de un año que sobrevivieron al bombardeo? El viernes, los jueces del Tribunal Oral de Santa Fe que intervienen en el juicio de la megacausa fueron los primeros en casi 40 años en recorrer el lugar donde aún persisten las manchas de sangre y murieron cinco personas, en 1977. Cuatro militantes montoneros: Jorge Piotti y su pareja, Ileana Gómez y los compañeros de ambos, Osvaldo Pascual Ziccardi y Carlos Mario Frigerio -que ocupaban el departamento del primero piso sobre Ituzaingó-. Y su vecina, Elina Carlen -que vivía al lado, con ventanas sobre Las Heras. Los acompañaron dos testigos: Graciela Carlen, quien vio morir a su mamá y Jorge Giorgetti, que ocupaba un departamento del tercer piso, con su esposa y su hijo de 8 meses. Un rato antes, por teleconferencia desde San Juan, había declarado un tercer testigo, el abogado Daniel César Terussi, que vivía en la planta baja.
Los relatos volvieron al 19 de enero de 1977, cuando el ataque del Ejército dejó en ruinas el departamento de los Piotti y gran parte del edificio. Graciela Carlen ratificó ante los jueces lo que había dicho en la audiencia de noviembre, que el disparo de un fusil que entró por la ventana del este mató a su madre. "Fue el primer tiro, una explosión, que le desgarró el cuello. Es una imagen que no la puedo olvidar", dijo Graciela. "Fue un solo impacto cuando ella quiso cerrar la ventana. Nunca habló, no dijo nada, nunca gimió. Fue terrible".
Al día siguiente, el Ejército atribuyó el asesinato de Carlen a uno de los "subversivos" que había "utilizado como escudos" a los chicos Piotti cuando "intentó refugiarse" en el departamento de Elina y ella se resistió. El mayor de los niños, Mariano, tenía un año y el bebé, un mes. Graciela dijo que el relato de la dictadura era "falso" y que a su madre la mató un disparo que venía del grupo atacante que copó la azotea del edificio y los techos vecinos.
Ante el asesinato de su madre, Graciela sufrió un schok, bajó la escalera y salió a la calle, donde la asistió una vecina. La puerta de su departamento quedó abierta.
Giorgetti dijo que el departamento de Piotti estaba demolido por los tiros y explosiones. "Es imposible que los nenes hubieran sobrevivido allí, absolutamente imposible". Y planteó la hipótesis de que en medio del bombardeo, los chicos fueron escondidos en el placard de la señora Carlen. "Estoy seguro que los envolvieron en una manta y los pusieron en ese placard, donde no entró ningún balazo. Eso es lo que hicieron".
Terussi coincidió que por el estado en que quedó el departamento de los Piotti "nadie hubiera podido sobrevivir" allí. El piso estaba cubierto de "sangre coagulada" y las paredes estampadas por las "esquirlas de granada".
Graciela Carlen se sumó a esa hipótesis de Giorgetti, que los niños sobrevivieron porque los escondieron en el placard de su madre. "Creo que sí", dijo. "La primera vez que volví al departamento (un mes después del bombardeo), lo primero que hice fue ir a ver ese placard de mi mamá y no tenía impactos de balas, estaba intacto. O sea que si los niños estuvieron ahí, se salvaron". Lo que dice Giorgetti "puede ser verdad", agregó Graciela.
-¿O sea que a los chicos los trasladaron después de que vos saliste del edificio? -preguntó Rosario/12.
-Si, los pueden haber llevado después porque yo dejé la puerta del departamento abierta -respondió Graciela.
En la esquina, apenas comenzó la inspección, Giorgetti señaló a los jueces el balcón de enfrente, donde había una ametralladora de 22 mm. con trípode que disparaba contra el edificio. "Perforó todos los balcones, medio metro por arriba del piso, así que si había alguien escondido ahí, lo mataban. Tiraban y si hubiera estado una criatura, el tiro era para la criatura", recordó.
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