Desde Santa Fe

Fue un domingo 29 de abril luminoso, el primero sin lluvia desde aquel fatídico de 2003 que aún duele a los santafesinos. Un sol radiante empujó el comentario al pasar en una radio abierta: "Quizás, se termina la noche de la impunidad", se ilusionó el cronista. A media tarde, la plaza de Mayo se llenó de bronca contenida -que muchas veces estalló en insultos- y una demanda creciente: "¡Basta de impunidad". A cuatro años de la peor catástrofe en la historia de Santa Fe y a un mes de otra pesadilla que reabrió aquellas heridas, el repudio tuvo nombres y apellidos: Carlos Reutemann, Jorge Obeid, Marcelo Alvarez y Martín Balbarrrey, con el mismo cargo para cada uno: "Inundadores", como llaman a los responsables políticos de la catástrofe del río Salado y la crisis del 29 de marzo último. Un documento durísimo fundamentó la sentencia: "El gobierno debe dar bienestar y seguridad de vida y no llenarnos de mentiras. La política es para servir al pueblo y no para llenarse los bolsillos. Pero los inundadores han demostrado una rara manera de amar al pueblo: nos viven inundando. Han demostrado una rara manera de interpretar: viven mintiendo. Y han demostrado una rara sensibilidad por la justicia: viven en la impunidad". Las críticas de los manifestantes se extendieron a los otros dos poderes del Estado provincial.

Más de 8000 personas llenaron la plaza de Mayo, según los organizadores del acto. A diferencia de los años anteriores, esta vez el palco se ubicó en el centro: de espaldas a la Casa Gris y frente a las cruces de los muertos por la inundación, que ayer estaban rodeadas de barquitos de papel. Más que un cambio, otro símbolo que permitió ocupar espacios vacíos. Y hasta el mismo palco resultó una ironía, con una línea de botellas llenas de agua y un cartelito: "La gota que rebalsó". Y como telón de fondo, la infaltable caricatura de Reutemann con traje a rayas, esposas en las muñecas y un grillete en los tobillos. Aunque ahora ya no está solo: lo acompañan Obeid y Balbarrey, con el mismo uniforme.

En realidad, fue una plaza pacífica, poblada de ironías. "2003-2007 Más de los mismo. Basta de mirar para otro lado. Sabemos que hay responsables. ¿Y la justicia?", se preguntó una jovencita desde el cartel que empuñaba. "Cuando el agua se va, el barro queda", agregó otro.

Un documento durísimo -que fue leído a cuatro voces- sintetizó el sentir de las víctimas de la tragedia santafesina. Y viejas denuncias. "La inundación de 2003 no fue natural. No fue por causas naturales que el río al entrar a la ciudad quedara embolsado por un terraplén incompleto por culpa de gobernantes y funcionarios incapaces y corruptos: ministros de Obras Públicas como (Juan Carlos) Mercier y (Edgardo) Berli; directores de Vialidad como (Claudio) Tibaldo y (José) D'Ambrosio, intendentes como (Horacio) Rosatti, (Marcelo) Alvarez y gobernadores como (Carlos) Reutemann y (Jorge) Obeid", dijo el orador.

"Los inundados hemos mantenido una dura y desigual lucha contra el poder político y judicial que sistemáticamente ha negado, ha ocultado y ha protegido a sus inundadores", agregó. "Mientras ellos se reciclan y se candidatean, la gente de los barrios sigue enfermando y muriéndose. Hoy, a cuatro años de la inundación de 2003 y a un mes de la inundación segunda parte, del 29 de marzo de 2007, los inundadores quedarán marcados a fuego para miles de santafesinos: Reutemann, Obeid, Balbarrey".

"Y además, no paran de inventar un cuento tras otro. Ayer, (Reutemann) decía que nadie le avisó. Hoy (Obeid) descarga su incapacidad para manejar los recurso del Estado para la defensa y la protección de la vida en el argumento de la imprevisión. Y no satisfecho con esto, manda a llorar a la Iglesia con el cuento de la Providencia de los Cielos y que no para de llover. No hay peor sordo que el que no quiere oír, no hay peor ciego que el que no quiere ver", remató.

El tercer orador recordó: "Han gobernado bajo un mismo signo político casi 24 años, ¡háganse cargo! Los últimos 16 años: Reutemann-Obeid y de nuevo, Reutemann-Obeid. Nos han inundado de miseria privatista y negociados. Asaltaron el Estado con el canto liberal: regalaron el Banco de Santa Fe, desmantelaron Vialidad Provincial, formaron el club de amigos en comunas y municipios, concesionaron cuanto pudieron con corruptos y entenados. Y no les tembló el pulso para reprimir y matar el 19 y 20 de diciembre de 2001 o cobijar en un séquito de seguridad o en la policía político-narco-dependiente de cuanto represor de su agrado anduviera por ahí. Construyeron el puente Rosario-Victoria con 48 kilómetros de terraplenes para concentrar en once puertos privados que están en manos de la multinacionales cerealeras la salida de la producción de Santa Fe y Entre Ríos y no pudieron construir 800 metros de terraplén en el 2003 y nos sumergieron en el horror y en más de 150 muertos", gritó el orador. Y se despachó un insulto.

"Hoy hay un caos hídrico bajo la amenaza de volver a inundar millones de hectáreas, sin las obras de infraestructura adecuadas a un plan provincial de escurrimiento de las aguas. Cualquiera hace cualquier cosa con tal de adecuarse a la fiebre de la soja, mientras en las ciudades, en los barrios más pobres reaparece la leptosisprosis y el hantavirus, y en cada inundación sigue habiendo miles de evacuados que no tienen donde ir, escuelas destruidas, niños sin poder ir a clases, enfermedades y muertes que se ocultan".

"Una cantidad aún no sabida de muertos adornan la gestión Balbarrey. O mejor dicho: ¡la indigestión Balbarrey!", volvió a gritar el orador. Más insultos. "Balbarrey, ingeniero hídrico atornillado hace casi 20 años en la función pública", dijo al recordar que el intendente santafesino ya era director de Hidráulica en el gobierno de Víctor Reviglio. Y agregó: "Balbarrey, devenido en político privatizador y ahora en compadrito prepotente: echó a los voluntarios en los centros de evacuados, responsabilizó a las vecinales y a las organizaciones civiles de lo que él no hizo. Sólo le falta bailar la danza de la lluvia en alguno de los espectáculos que sigue montando en Santa Fe como si aquí no pasara nada".