Dom 29.07.2007
rosario

SANTA FE

Docentes de Alto Verde, firmes en la decisión de alertar a los chicos

Es la escuela santafesina donde le enseñan a los alumnos a
protegerse de los tiroteos. A pesar de la desautorización de
la ministra de Educación, seguirán "protegiendo a los chicos".

Desde Santa Fe

La ministra de Educación, Adriana Cantero, quedó ayer en una encrucijada política ante el desafío de los maestros de la escuela 95 de Alto Verde que le enseñan a sus alumnos -desde los seis años- a protegerse de los tiroteos en el barrio. Cantero había desautorizado a los docentes porque colgaron carteles en todas las aulas del establecimientos para que los chicos no queden paralizados por el pánico cuando escuchen los disparos y busquen protección arrojándose al suelo o debajo de una mesa o de una cama. "La escuela nunca nos planteó esta inquietud y actuó sin el debido asesoramiento", se enojó la ministra que hasta levantó sospechas sobre la repercusión y la "intencionalidad mediática" del caso. Sin embargo, la propia directora de la Regional IV de Educación, Liliana Fassanelli, tomó distancia de su jefa política. Y ayer los docentes de Alto Verde ratificaron que seguirán adelante con una experiencia que es inédita en la provincia y el país. "Los carteles no se tocan", dijo una maestra de primer grado.

El instructivo es muy simple. "Cuando hay tiroteos, no salimos de la casa. Nos metemos debajo de la cama. Vamos gateando, llamamos a los hermanos y esperamos que un mayor nos diga que terminó y que no hay peligro", reza el manual de supervivencia en un barrio populoso, hoy asolado por bandas y rufianes.

Cantero no pudo ocultar su molestia al enterarse por los medios de esta experiencia docente. "La escuela de Alto Verde nunca nos planteó esto, ni nos llamó, ni nos pidió asesoramiento para hacer un cartel de este tipo. A mí me parece que, primero, habría que consultar estas cuestiones porque esto no es un instructivo más, sino que tiene que ver con cuestiones importantes que hacen a la constitución de la subjetividad social en la que estamos dejando marcas importantes en los niños", razonó la ministra.

Pero los docentes, desafiaron el enojo de Cantero y ratificaron que seguirán adelante con la experiencia. "¿Ustedes siguen firmes?", le preguntaron a una maestra de primer grado. "Por supuesto. Nosotros sabemos cuál es la realidad de Alto Verde, más allá de la opinión de mucha gente que no conoce el barrio. Nosotros vamos a seguir trabajando el tema de la violencia porque sabemos cómo viven nuestros chicos", contestó Olga Arancibia.

-Entonces, ¿los carteles no se sacan de las aulas? -le planteó una colega de LT10.

-Por supuesto. No los vamos a sacar, al contrario.

-¿Y en qué momento de la clase charlan con los chicos sobre ese tema de la inseguridad?

-No está programado, ya lo aclaramos, esto no es un proyecto. Simplemente, surgió espontáneamente como una necesidad de los chicos. Surgió en la clase y nos vimos obligados a tratar el tema y a partir de un trabajo que hizo un grupo de segundo grado los carteles se colocaron en todos los espacios visibles de la escuela -explicó Arancibia.

-La ministra Cantero dijo que el tema no fue consultado con el Ministerio y advirtió que la convivencia con la violencia y los tiroteos podía incidir en la subjetividad de los chicos como algo natural.

-No, al contrario. Los chicos ya lo tienen asimilado como algo natural, están habituados a convivir con la violencia. Justamente, tratamos que no lo naturalicen, que sigan asustándose cada vez que escuchan tiros y que se cubran y se protejan. Es todo lo que pretendemos. No que pase a ser algo normal, que un tiroteo sea lo mismo que un grupo de chicos jugando al fútbol en la esquina. No sé lo que opinó la ministra, pero creo que tal vez ella no conoce Alto Verde -retrucó Olga.

-¿Ratifican que los chicos deben estar alertas ante lo que puede suceder?

-Es indispensable que los chicos estén preparados.

-Esta semana hubo un crimen en la misma manzana de la escuela, mataron a un joven de 18 años muy cerca de la escuela, y en horario de clases. Entonces, ¿esto puede pasar en cualquier momento y dentro de la escuela?

-Sí, y esto confirma que la violencia es algo real, no es algo que se nos ocurrió, no es un invento. Es la realidad que se vive en Alto Verde.

-¿Los afectó la polémica pública? Porque hubo muchas críticas a esta decisión de los docentes.

-Escuchamos la opinión de algunos comunicadores que consideraron que no era un tema que se debía tratar en la escuela. Pero se trata de estar acá, en Alto Verde, de ver cómo se vive en este barrio, de ver cómo sienten nuestros chiquitos lo que está pasando. Y bueno, al ser docente uno sabe qué tema debe tratar, qué es lo indispensable y cómo colaborar con ellos, cómo ayudarlos y fundamentalmente, cómo prepararlos para la vida.

-¿Qué respuesta recibieron desde el Ministerio de Educación?

-Las autoridades están al tanto. Muchas veces hemos tratado de que se maneje el tema de la inseguridad de alguna forma. Hemos pedido colaboración y no la tuvimos. Yo creo que muchas de estas autoridades no conocen Alto Verde, no entraron al barrio, entonces tal vez piensan que estamos exagerando. Creo que ese es el punto clave -señaló Arancibia.

-El jefe de la Unidad Regional I, comisario Juan Faustino Ruiz, también fue crítico. Dijo que cada uno debía dedicarse a lo suyo: los docentes de la docencia y él de la seguridad.

-Sí, pero el problema es que Alto Verde comenzó como un poblado pequeño, de pescadores, un lugar muy tranquilo, entonces, desde hace años tiene una subcomisaría con muy poco personal y un solo móvil. Y en este momento es imposible manejar la situación de un barrio que hoy tiene más de 20.000 personas. La violencia ha crecido mucho. Faltan respuestas del gobierno de la provincia, que cambien las cosas desde arriba.

-Y hoy la escuela trabaja con las puertas cerradas con llave. Los vecinos dijeron que alguna vez hubo tiroteos en el patio.

-Sí, por supuesto. Nosotros reclamando por la situación de nuestros chiquitos que viven en este barrio y porque es su realidad permanente. Ellos vienen a la escuela con angustia, con preocupación, temor y se hace difícil trabajar en esas condiciones. Además, la escuela tiene dos portones, se puede atravesar de una manzana a la otra y muchas veces hubo corridas de gente que atravesó la escuela para protegerse de los disparos -concluyó Arancibia.

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