Moverse con rapidez dentro del mercado de pases suele tener recompensas para cualquier equipo y Ñuls consiguió dos refuerzos para su plantel, cuando la mayoría aún no pudo concretar su primera incorporación. En este punto, la alegría que manifiesta Caruso Lombardi ante cada requerimiento telefónico es notoria y desde las confirmaciones de Juan Carlos Ferreyra y Diego Scotti, el técnico rojinegro siente que parte con una mínima ventaja sobre el resto cuando todavía tiene una semana más de vacaciones antes del comienzo de la pretemporada.

Pero el buen humor que lo acompaña desde que pisó Rosario amenguó cuando explotó la bomba Ré. El colorado -tal como anticipara ayer Rosario/12- tiene ganas de cambiar de aire y por ese motivo el abogado-representante, Cristián Le Bihan partió hace algunas horas a México para avanzar en las negociaciones con el Atlas. El defensor estaría jugando su segundo año por el veinte por ciento, y de acuerdo a la nueva reglamentación de la FIFA -a la que aún no se acopló la AFA- su condición de jugador libre es indiscutida y puede ir a jugar a cualquier otro campeonato. En este caso, y de acuerdo a fuentes cercanas al jugador, Ré no dejaría a Ñuls con los bolsillos vacíos y cedería un porcentaje por la buena relación que mantiene con Eduardo López, pese a que cada vez que lo solicitaron la máxima autoridad del club se encargó de pedir montos excesivos a los posible interesados.

Lejos de los nombres rimbombantes que se mencionaron durante la primera semana de búsqueda, una cuestión que responde más al gusto presidencial que a las necesidades el entrenador, Ñuls parece optar por jugadores que llegan con pilchas de fajina a los trajedos portadores de apellidos.

Pero esto no significa que no se hayn hecho gestiones para sumar a futbolistas de generosa trayectoria. El deseo de López por contar con alguna figura internacional está latente desde el primer spot electoral -que data de 1994- cuando prometía un jugador de jerarquía cada 365 días. Basta repasar por algunos nombres como los de Ricardo Rocha, Velko Iotov, Jorge Bermúdez, Sergio Goycochea, Ariel Ortega, y hasta se podría sumar el fallido intento por vestir de rojinegro al colombiano Carlos Valderrama.

Con el objetivo de salvarse del descenso y evitar la promoción, Ricardo Lombardi persuadió a López sobre la imperiosa necesidad de contar con hombres que supieran moverse en un terreno fangoso. Algo más parecido a la férrea lucha que se entrega cada tarde de sábado en el fútbol de ascenso, que a la virtuosidad que pueden poner de manifiesto equipos de espaldas anchas, y sin la presión de sentirse acusiados por caminar cerca del abismo.

Sabe Caruso que está las puertas de conseguir algo importante, luego de haber encontrado un equipo desangrado por los malos resultados. Alguna vez, Jorge Castelli hizo algo similar y la jugada lo dejó inmaculado en la memoria de los hinchas. Es consciente Lombardi que está ante una gran oportunidad, aunque no desconoce que la brecha que existe entre El Gran Caruso y El Enterrador es tan delgada como la línea que lo separa de San Martín y Olimpo.