Al menos en lo formal, los siete jugadores profesionales de Central representados por Juan Carlos Silvetti, entre ellos Damían Díaz y Lucas Moya, ya no tienen al polémico agente FIFA defendiendo sus intereses económicos. Ante la extrema decisión de Horacio Usandizaga de cerrarle las puertas del club a todo aquel que tenga vínculo firmado con Silvetti, ayer los futbolistas rescindieron contrato con el polémico representante, que, casualmente, ganó relevancia en el club a fines de 2006, cuando José Aurelio Pascuttini renunció a la coordinación de las divisiones inferiores del club por amenazas. Así, los juveniles se reintegrarán hoy a los entrenamientos que dirige Pablo Sánchez.

Quien tenga memoria recordará los problemas que tuvo Pascuttini en su último año de trabajo en el club, trastornos que se agudizaron cuando decidió prescindir de juveniles que eran representados por Juan Carlos Silvetti. Desde entonces, el entrenador fue objeto de diversas intimaciones, y ante el desamparo de la dirigencia que presidía Pablo Scarabino no dudó en dejar su puesto de trabajo.

Con Pascuttini ya sin estorbar, la omnipresencia de Silvetti ganó espacios, hasta construir un base de 62 jugadores del club que acudieron a sus servicios, algunos de ellos a trote de sugestivas recomendaciones. Usandizaga se ocupó por interiorizarse de la singular historia de Silvetti en el club, la cual disparó el rostro más iracundo del Vasco en la noche del lunes, ocasión donde el presidente ordenó desplazar del club a los chicos entrenan con el primer equipo, en tanto y cuanto no disolviera la relación contractual con el conflictivo intermediario. "Si dejamos a Silvetti en el club van a pensar lo peor de esta dirigencia", explicó un directivo para justificar la extrema medida del Vasco.

"Pero a los chicos los vamos a proteger", subrayó el directivo, que horas más tarde se enteró de que los siete jugadores en cuestión (Damián Díaz, Lucas Moya, Hernán Galíndez, Franco Valori, Emanuel Serra, Milton Caraglio, Emanuel Herrera) ya se habían desvinculado de Silvetti, quien atendió a los futbolistas a los pocos minutos de haber regresado de Portugal, donde estuvo ultimando, y cobrando, la transferencia de Tomás Costa.

Ayer los jugadores no pudieron entrenar con el equipo. Y Damián Díaz fue quien habló en representación de los afectados, cuando aún no aparecía la solución: "Estamos todos muy mal. Nos dijeron que no íbamos a entrenar porque hay problemas con nuestro representante", asumió el enganche, quien extendió su desilusión repasando lo vivido en el club en el último año: "Venimos de pelear el descenso, de tener a cinco entrenadores en un sólo año y ahora esto. Pero bueno, hay que darle para adelante". "No sé si es injusta la decisión. Es una determinación de la dirigencia y la demos respetar", destacó Díaz.

Pablo Sánchez, en tanto, se encolumnó detrás de la dirigencia: "Hacía varios días que sabía que iba a pasar esto. Estoy de acuerdo en la decisión, aunque me da lástima por los jugadores. Pero creo que se puede resolver y espero que algunos de ellos puedan venir a la pretemporada. Porque el club le dará todas las garantías a los chicos para que puedan solucionar el problema, y para eso deben desvincularse del representante. Tengo mucha fe en la dirigencia", analizó el entrenador auriazul.

Los jugadores en cuestión rescindieron ayer vínculo con Silvetti y se espera que esta mañana tengan autorización para entrenar con el plantel. Para los dirigentes, por su parte, quedará por delante concluir la relación contractual que Silvetti tiene con otros 55 jugadores que pertenecen a las inferiores.

En lo deportivo, ayer Sánchez apartó del plantel a Ramiro Fassi, quien se deberá buscarse club, mientras que los dirigentes mañana gestionarán las contrataciones de Emiliano Papa y Sebastián Ereros, ambos de Vélez.