Domingo, 5 de abril de 2009 | Hoy
DEPORTES › FúTBOL. ÑULS VOLVIó A EMPATAR Y SIGUE MOSTRANDO SUS DEBILIDADES.
El equipo de Sensini se mostró sólido los primeros 45 minutos cuando se puso en ventaja con el gol de Armani. Pero luego fue cediendo como ocurre en los últimos partidos: El de ayer es el cuarto empate consecutivo de local.
Por Alejo Diz
1 Ñuls: Peratta (6); Aguilar (5), Schiavi (5), Insaurralde (5), Quiroga (5); Steinert (3), Bernardello (6), Bernardi (5), Cristaldo (5); Formica (7); Armani (6). DT: Roberto Sensini.
1 Argentinos: Torrico (6); Canuto (5), Caruzzo (5), Sabia (5), Cardozo (5); Prósperi (5), Mercier (6), Ortigoza (6), Quiroga (5); Hauche (5), Pavlovich (5). DT: Claudio Vivas
Goles: ST: 7m Armani (Ñ) y 30m Canuto (Ñ).
Cambios: ST: Desde el inicio Salcedo por Steinert (Ñ), 18m Rius por Prósperi (A), 27m Peñalba por Quiroga (A), 38m Martínez por Pavlovich (A) y Sperdutti por Formica (Ñ), 41m Leandro Torres por Cristaldo (Ñ).
Arbitro: Juan Pablo Pompei
Cancha: Coloso del Parque
El partido se desenvolvía dentro del escenario buscado por Sensini, con Ñuls como único animador, no muy claro con la pelota, pero de perseverancia ofensiva para buscar, llevando al encuentro al lugar de la sensación generalizada de que el gol estaba por llegar. Ocurrió precisamente eso: Vino el tanto de Armani, pero a partir de entonces es donde a Sensini se le desvanece el libreto. Es que el equipo vio próxima la victoria, la que no encontró en los cinco partidos anteriores, y la ansiedad pasó de la cabeza a los pies y la dudas de jugador a jugador. Argentinos tomó nota de ello y el partido terminó empatado, como ocurriera ante Colón, por ejemplo, y con Ñuls entre las cuerdas y a punto de caer en la derrota.
La victoria para los leprosos pasó de ser una necesidad para moldear sus presentaciones en el Clausura (léase post partido con Boca), a la búsqueda impostergable para correr los grises nubarrones que se posaron sobre Sensini, quizás porque el equipo ya no gana, pero seguramente también porque el conjunto no luce la estabilidad de los primeros partidos.
De hecho, Ñuls fue estable en los primeros 45 minutos, cuando casi todo pasó por los pies de los volantes rojinegros, más puntualmente por los botines de Formica, quien se armó de coraje para dejar atrás sus bajas producciones: encaró mucho, buscó sin miedo al yerro la asistencia a Armani, pero para mejor las pidió todas. Misma entereza ostentaba el propio Armani, y el resto de los jugadores, aunque faltaba el segundo de inspiración para abrir el claro en el área de Torrico. Por eso, lo más interesante vino con un zapatazo de Bernardi que el uno rechazó al tiro de esquina cuando se colaba el balón sobre el ángulo derecho, y un tiro libre de Formica que se estrelló en el travesaño.
Lo de Argentinos fue muy tímido. El pavor de Vivas por perder el trabajo -con una derrota lo despedían- hizo encoger sus aspiraciones, parando bien atrás al equipo, y así y todo el bichito protagonizó la jugada más riesgosa: cabeceó Sabia, la pelota pegó en el palo, Pavlovich encontró el rebote y remató, y Peratta la sacó de adentro del arco. El línea Claudio Rouco no sólo que no vio que el balón había ingresado, sino que tampoco detectó el fuera de juego de Pavlovich al momento de la definición. Siga, siga, y de eso se ocuparon Ñuls y Argentinos.
Aunque ya para el segundo tiempo la lepra tenía en cancha a Salcedo por Steinert, quien no tuvo una sola participación en la primera parte. Su inclusión como titular por Sperdutti a último momento no propició nada positivo de lo pensado por Sensini. Salcedo, en cambio, si tuvo participación, pero en sus apariciones resolvió siempre mal. El protagonismo del guaraní llegó luego de que Armani pusiera a la lepra en ventaja con un cabezazo cruzado al segundo palo tras centro de Aguilar. Iban siete minutos y Ñuls ganaba.
La ansiedad por ganar tras cinco partidos revivió dudas, tantas que el rojinegro se fue retrasando al punto de elevar al rival al lugar de cómodo dominador del juego. De cualquier modo, en dos corridas por la derecha lo tuvo el paraguayo, quien en ambas le negó el toque a Armani para que la empuje sobre le línea: la primera aparición disparó suave a las manos de Torrico y en la segunda la tiró afuera.
Tras eso, en el Coloso el murmullo fue ganando en intensidad de decibeles. Todas las voces susurraban lo mismo: señalaban la llegada del gol rival. La predicción se materializó a falta de 15 para el final, con Pavlovich bajando un centro en el área para Canuto, que le pegó de zurda, alta y de primera para superar a Peratta. No hubo mucho más, y al llegar el pitazo final el hincha de Ñuls dejó el estadio con rostro desdibujado, como se mostró el equipo en el segundo tiempo.
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