Lunes, 27 de abril de 2009 | Hoy
DEPORTES › FUTBOL. CENTRAL SUMó TRES PUNTOS EN EL PRIMER PARTIDO DE LA ERA RUSSO
El canaya le ganó a Boca, con un equipo lleno de suplentes que no provocan respeto. Ninguno de los que pelean el descenso venció, y Racing quedó a tres puntos. El DT fue vitoreado por los hinchas que confían en él para mantener la categoría.
Por Alejo Diz
2 Central: Broun (6); Danelón (5), Ribonetto (5), Burdisso (6), Lima (4); Moreno y Fabianesi (6), Borzani (6), Cristian González (5); Ezequiel González (7); Zelaya (5), Caraglio (5). DT: Miguel Russo
0 Boca: Abbondanzieri (5); Ibarra (3), Roncaglia (4), Muñoz (4), Sauro (5), Krupoviesa (4); Chávez (5), Benavídez (5), Alberto Battaglia (4); Noir (4), Viatri (4). DT: Carlos Ischia
Goles: PT: 26m Danelón (C) y 44m Moreno y Fabianesi (C) de penal.
Cambios: PT: 43m Mouche por Noir (B). ST: Desde el inicio Gaitán por Muñóz (B), 9m Gracián por Alberto Battaglia (B), 14m Zarif por Danelón (C), 29m Méndez por Ezequiel González (C) y 37m Escobar por Moreno y Fabianesi (C).
Arbitro: Juan Pablo Pompei
Cancha: Central
La ventaja que suponía tener enfrente a un equipo suplente duplicaba los riesgos para Central, que al fin de cuentas era el equipo que salía a la cancha teniendo en claro por qué jugaba. Una derrota ante los juveniles xeneizes hubiese reportado un golpe al canaya con averías no sólo estadísticas. La victoria, por el contrario, devolvió a Central al lugar donde aún se puede soñar, donde las cuentas no siempre cierran con déficit y donde el mes de julio quizá tenga a los auriazules pensando en hacer esfuerzos físicos para concretar una buena pretemporada. Para eso, es cierto, falta mucho, pero ya no tanto, y más con lo ocurrido el fin de semana, cuando Miguel Russo volvió a Arroyito y se presentó como el padre de la victoria.
Boca ya no es sinónimo de prestigio. Menos aún si a defender la camiseta vienen los suplentes. Alguna vez los xeneizes probaron con eso de improvisar con los chicos y Central le hizo siete goles en Arroyito. Lo de ayer no invocó en nada aquella histórica jornada, pero sí volvió a mostrar a un rival curiosamente escuálido de poderío.
Estaba todo servido para empezar a olvidar a Reinaldo Merlo y su repentina partida. El estadio desbordaba de hinchas y Russo quiso disfrutar del bullicio que caía de las colmadas tribunas. Miguel fue el último en salir al campo de juego. En el trayecto al banco, no quiso ser acompañado ni por sus colaboradores. Se robó toda la atención, esperó el vitoreo de su nombre, alzó los brazos y miró hacia uno y otro punto cardinal. Había vuelto Russo.
Los hinchas ya habían hecho todo para que los jugadores se sintieran a gusto. Pero nadie puso más cómodo al equipo canaya que el propio rival, un Boca armado por juveniles que no tienen la jerarquía que se dice, menos un libreto de juego. El xeneize juega mal, pero lo más grave es que jamás se pudo saber qué era lo que los chicos intentaban ejercer.
Entonces la responsabilidad era toda de Central, y la asumió con mucho más compromiso que fútbol, en un partido que comenzó con Boca intentando mostrar más ambición, pero con volantes muy erráticos con la pelota y delanteros sin conexión con sus compañeros. Central no escapaba a las imprecisiones, pero el estadio se despertó con un tiro de Moreno y Fabianesi que terminó con rebote de Abbondanzieri y gol de Caraglio, mal anulado por supuesto fuera de juego.
Lo de Boca en ataque es fácil de explicar: un remate de Noir que tapó Broun y nada más en todo el partido. En cuanto a avances, fue todo de Central, aunque no hablamos de abundancia. Hablamos de ataques concretos, como el nacido a la salida de un corner de Boca, con Ezequiel González eludiendo a Ibarra, de muchas macanas en el juego, y abriendo para Zelaya, quien dio continuidad con centro bajo y cruzado, donde apareció Danelón para marcar el primero tras ver como Krupoviesa se llevó por delante a Abbondanzieri en su intento de cierre.
Una ventaja entendible para un equipo con virtudes para salir de contra. Pero cuando Central atacaba sin tener supremacía de hombres, los defensores de Boca también chocaron, con tanta torpeza como la de Alberto Battaglia, primo del que todos conocen, para bajar al Equi en el área, y desde los doce pasos Moreno y Fabianesi anotó el segundo con derechazo cruzado.
Para agregar a esto, la fractura sufrida por Noir, y la propia imagen de Boca, que ya no es el cuco del fútbol argentino, pero sí tiene muy mala cara para jugar. De los que pelean por no descender, nadie sumó los puntos conseguidos por Central en la fecha. Y ese quizás es otro de los augurios que se nombran por Arroyito desde que Russo decidió volver para vestirse de héroe.
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