DEPORTES › EN SU CANCHA EL EQUIPO DE NERY PUMPIDO SE IMPUSO ANTE QUILMES
Con Ortega como inspirado director de orquesta, Ñuls tuvo un gran
primero tiempo. Pero fue recién en el complemento que llegó el premio
al esfuerzo dos goles convertidos por Ignacio Scocco. Los rojinegros justificaron anoche la victoria con buenos momentos de fútbol.
› Por Claudio Socolsky
Ñuls (2): Villar (6); Aguirre (6), Spolli (5), Ré (6); Gavilán (6); Zapata (5), Husaín (6), Lucero (5), Belluschi (5); Ortega (8), Scocco (7). DT: Nery Pumpido
Quilmes (0): Ramírez (7); Barzola (5), Capria (4), Desábato (6), Paredes (5); Chatruc (4), Pietravallo (5), E. García (4), Caneo (5); Carrario (5), Torres (5). DT: Osvaldo Sosa.
Goles: ST: 9' Scocco (Ñ); 18' Scocco (Ñ)
Cambios: ST: 26' Formica por Lucero (Ñ); Turdó por García (Q); 33' Peñalba por Torres (Q); 35' Cejas por Gavilán (Ñ); 40' Cardona por Caneo (Q); 42' Rivera por Zapata (Ñ)
Arbitro: Angel Sánchez (regular)
Cancha: Coloso del Parque
Ñuls comenzó con el pie derecho su participación en el Torneo Clausura 2006. Con dos goles convertidos en el segundo tiempo por Ignacio Scocco, los rojinegros justificaron anoche la victoria por los buenos momentos de fútbol que tuvieron en la primera etapa, donde tuvieron a un inspirado Ariel Ortega como director de orquesta. El jujeño ajeno al tire y afloje de su pase a River pudo desplegar todas sus habilidades en el terreno del Coloso, para llevar peligro al arco de Ramírez, que con sus atajadas se convirtió en el principal responsable de mantener el cero en su arco. Pero llegaron los goles y Quilmes se derrumbó, permitiéndole a Ñuls quedarse con los primeros tres puntos del campeonato.
En la primera etapa, el Burrito Ortega les devolvió la plata a los simpatizantes. Muy enchufado en el partido, el jujeño se transformó, con sus quiebres y gambetas, en un enigma para los defensores cerveceros. La habilidad del delantero -que generó muchas ocasiones para que sus compañeros definan- tuvo a todo Quilmes mirando cómo Ñuls llegaba una y otra vez hasta el arco de Ramírez.
Y si no fuera por las tapadas del arquero visitante, el equipo dirigido por Nery Pumpido debió irse al descanso con una ventaja, que mereció ampliamente por lo demostrado en el terreno de juego. El ex guardameta de San Lorenzo, le sacó el gol a Ortega a los tres minutos, cuando el jujeño lo vio adelantado.
A los diez, el arquero tuvo que esforzarse para desviar un remate de Scocco, y más tarde, tapando con los pies, un disparo del goleador de la noche, que en la segunda etapa iba a desquitarse de las atajadas de Ramírez.
Con los jugadores quilmeños mirando cómo Ortega manejaba los hilos de todos los ataques rojinegros -levantando los aplausos de los cuatro costados del Coloso-, y olvidándose casi por completo del arco de Justo Villar, la gente comenzaba a impacientarse, porque Ñuls jugaba mejor pero la pelota no entraba, para transformar ese dominio en una ventaja que, a esa altura, nadie discutía.
Por derecha con el paraguayo Diego Gavilán, y por el otro sector con Adrián Lucero, Ñuls llegaba siempre con peligro. El volante guaraní llegó hasta el fondo, metió el centro, y Ortega, lanzándose en palomita, exigió nuevamente a Ramírez, que la sacó al córner.
Hacia el final del primer tiempo, los rojinegros llegaron a través de dos remates de media distancia ejecutados por Fernando Belluschi, quizás el jugador que decepcionó, en esa primera etapa, aunque la actuación de Ortega opacó los rendimientos de sus compañeros.
En la segunda etapa, Quilmes adelantó unos metros sus líneas, tratando que el Burrito no recibiera con tanta comodidad, como lo hizo en los primeros 45. Ñuls se vio sorprendido por el adelantamiento del equipo de Osvaldo Sosa, que a los dos minutos llegó con peligro, luego que Villar despejara con el puño un peligroso centro de Caneo, cuando Carrario esperaba solo para convertir.
Pero llegó un error infantil del defensor Capria, que pifió un centro de Ortega, el balón le quedó servido a Scocco, quien fusiló a Ramírez para conseguir su primer gol de la noche.
El gol tranquilizó a los rojinegros y desnudó todos los defectos de Quilmes para dar vuelta el resultado. Encima, diez minutos más tarde, Ramírez se equivocó, y se estiró tarde, permitiendo que un remate de Scocco se colara por debajo de su palo izquierdo.
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