DEPORTES
Con gran despliegue, el canalla sorprendió a Boca en los primeros minutos. Pero no pudo sostener el ritmo, el visitante se agrandó y con el peso de algunas individualidades lo dio vuelta.
› Por Alejo Diz
1 CENTRAL: Ojeda (6); Moreira (6), Raldes (6), Fassi (5), Rivarola (6); Encina (6), Coudet (6), Calgaro (5), Eluchans (5); Vitti (5), Ruben (5). DT: Angel Zof.
2 BOCA: Abbondanzieri (5); Ibarra (6), Silvestre (6), Díaz (6), Krupoviesa (5); Ledesma (6), Vargas (5), Bilos (7); Insúa (5); Palacio (8), Palermo (6). DT: Alfio Basile.
Goles: PT: 5m Rivarola (C), 25m Palermo (B) y 39m Palacio.
Cambios: PT: 44m Loeschbor (6) por Encina (C). ST: 12m Vecchio por Vitti (C), 18m Castillo por Ruben (C) y Cardozo por Bilos (B), 34m Guarin por Insúa (B).
Expulsado: PT: 38m Fassi (C).
Arbitro: Rafael Furchi.
Cancha: Central
El comienzo fue alentador. Fueron algunos minutos donde apareció el fútbol prometido y no faltó el gol. Pero el ritmo no se pudo sostener desde lo físico. Y al caer un par de adversidades el equipo se desmoronó. Llegaron los goles de Boca y una expulsión cuando el cansancio ya imponía predominio bajo la complicidad de los rayos del sol que caían sobre el Gigante. En verdad se cansaron los dos equipos. Pero cuando las piernas de Coudet, Vitti, Insúa, Bilos y Palacio parecían más pesadas, Boca ya estaba ganando y con un hombre de más. Desde entonces el xeneize dominó el juego a voluntad y Central se quedó sin resto anímico y físico para, al menos, salvar un partido que lo tuvo como serio candidato en los primeros minutos.
A Centra jamás le va a alcanzar con jugar bien por algún rato. Ese negocio, quizás, lo puede explotar Boca por el peso de sus individualidades. Los canallas deben buscan un rendimiento sostenido. Y ayer, ante el xeneize, los pibes de Don Angel fueron inestables en el juego y incapaces de sortear algunas adversidades.
El partido se inició con un Central rico en ímpetu y fervor, como también mostraron sus hinchas en las tribunas. La propuesta seducía. Porque apareció un Encina movedizo, un Coudet tirando jugosas asistencias cada vez que levantaba la vista y un Rivarola inquietante en cada oportunidad que pisaba el área. Y a los cinco minutos una acción que inició Encina --cruzó toda la cancha con pelota dominada y no la largó hasta que sus compañeros tomaron posición en área rival--, continuó en Coudet, quien la picó dejando a Rivarola sólo por la izquierda para que saque un latigazo de zurda que se le clavó a Abbondanzieri en el ángulo del segundo palo.
Boca, sin la pelota, se vio algo desorientado. Y quedó expuesto a la goleada. Pero en Central había indecisión en la definición. Vitti y Ruben prefirieron descargar antes de pegarle al arco, a Pirulo se la fue desviado un tiro cruzado y Fassi la tiró por arriba del travesaño al bajar un tiro libre pisando el área.
Central se impuso por dinámica y el talento de un par de sus jugadores. Pero cuando los músculos mermaron, el rival, generoso en cualidades ofensivas, creció con la habilidad de Palacio, la altura de Palermo para llevar miedo, la ductibilidad de Bilos y algunos chispazos de Insúa.
Pero no fue avasallante lo hecho por Boca. En la primera que llegó fue con un tiro desviado de Ledesma; luego con otro de Palermo. Y en la más clara apareció el empate: la movieron de un lateral al otro, centro de Krupoviesa y cabezazo de Palermo pisando el área chica, aunque en posición adelantada.
Como lo anunciaba el transitorio marcador (1-1), el juego se equilibró. Los volantes canallas bajaron la intensidad de su despliegue y los xeneizes afinaron sus pies (principalmente Palacio). Y otra vez por vía área el conjunto de Basile sacó ventaja. Fue en la jugada siguiente a la expulsión de Fassi (doble amarilla). Ojeda le sacó el gol a Silvestre, la pelota quedó atrapada en un remolino de piernas dentro del área y surgió Palacio para definir.
El gol y la expulsión lo dejaron a Central sin capacidad de respuesta. Eso quedó visto en el segundo tiempo, donde Boca, al límite de sus oportunidades físicas, priorizó la tenencia de la pelota por sobre el vertido del juego. Y como Vecchio y Castillo no ofrecieron repertorio propio, el juego se cayó entre la impotencia auriazul y la especulación xeneize. Ojeda le sacó un violento zurdazo a Palermo y Ruben cabeceó alto un tiro de esquina. Central ya estaba perdido en la cancha. Y así fue como retiró.
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