Los vientos de renovación que soplaron durante el verano por Arroyito no cambiaron la realidad que viven los canayas desde que largaron su participación en la B. Con tres refuerzos en cancha, y la promesa de éxitos anunciada por los propios jugadores, la ansiedad por ver a Central más ganador que nunca explotó en el Gigante. Pero el que no se liberó fue el equipo, que reincidió en una expresión abundante de impotencia y faltante de fútbol. Ante un rival con deficiencias tan claras en su juego como bien marcan sus números en la tabla de posiciones (penúltimo, con 18 unidades), el auriazul se repitió en centros al área, mientras Figueroa deambulaba en su desesperación, más aún luego de fallar un tiro penal. El empate hizo revivir las dudas sobre el plantel.

Estalló el Gigante cuando Central pisó el césped y vibró por varios minutos por el griterío de casi 40 mil hinchas. El entusiasmo se sostuvo tanto como el equipo de Rivoira jugó en terreno de Defensa y Justicia. Rivarola y Zarif estaban más tiempo con los pies en terreno visitante que en el propio. Ello prueba que el dominio fue total y Defensa se resignó a un protagónico menor sin titubeos.

Hasta allí llegó Central empujado por sus simpatizantes, en la necesidad de ver al equipo ganador en la cancha y con paso de mando en las posiciones. Pero la visita, que tenía solo en Píriz Alvez un futbolista de antecedentes en Primera División, no se dejó aturdir por lo que bajaba de las tribunas, y tampoco se desacomodó cuando Biglieri intentó corridas por la derecha, o lo intentaba Medina por izquierda.

La paciencia de los dirigidos por Rivoira para intentar lo que nunca les salió, como jugar a un toque y hacia delante, se sostuvo hasta el primer tiempo. En el descanso el técnico dejó a Biglieri en las duchas, puso a Toledo, y entonces el equipo redujo todas sus ideas a las proyecciones de Rivarola para lanzar centros al punta ingresado.

En el mediocampo ganaban los volantes canayas. En defensa se imponían los centrales auriazules. Defensa y Justicia asumió su falta de talento y jugó con rol fijo: defender ante un rival sin imaginación para dar tres pases profundos. Por eso los de Florencia Varela casi no tuvieron nada que hacer en el área de Broun. Y cuando fallaron en defensa, como ocurrió ante el ímpetu de Cardozo al pelear una pelota y tocar a Medina en el área, infracción que Alvarez sancionó con tiro penal, Perafán se lanzó a tiempo abajo a su derecha para desviar el suave remate de Figueroa.

El penal fue lo más trascendente que se vio dentro de las áreas. Como en la mayoría de los partidos jugados de local, Central encarriló el epílogo de la noche a puro pelotazos y nervios. En la apuesta por el azar el canaya no tuvo suerte y cedió puntos en el arranque de año que frustraron a 40 mil personas en el estadio y a Rivarola en el campo de juego, que vio la roja por protestarle al árbitro.

0 Central: Broun (6); Zarif (5), Valentini (5), Braghieri (5), Rivarola (5); Rivero (4), Vismara (5), Cristian González (5); Biglieri (4), Figueroa (4), Medina (4). DT: Héctor Rivoira.

0 Defensa y Justicia: Perafán (7); Espínola (5), Menghini (6), Cuesta (6), Cardozo (5); Diego García (5), Jeréz (5), Jorge Medina (5), Emiliano Romero (6); Guerrero (5), Píriz Alves (4). DT: Juan Martínez.

Cambios: ST: Desde el inicio Toledo por Biglieri (C), 18m Schmidt por Diego García (DyJ), 22m Matías Carrizo por Rivero (C), 31m Guizasola por Vismara (C), 37m Leandro Fernández por Guerrero (DyJ) y 45m Dematei por Romero (DyJ).

Arbitro: Luis Alvarez

Cancha: Central.

Expulsado: Rivarola (C), finalizado el partido, por protestar.

Incidencias: ST: 11m Perafán (DyJ) le desvió un tiro penal a Figueroa (C).