1 INTERNACIONAL: Clemer; Indio, Wilson, Edinho; Elder Granja, Gavilán, Tinga, Perdigao, Wagner; Sobis, Gustavo. DT: Muricy Ramalho.

1 CENTRAL: Ojeda; Moreira, Raldes, Fassi, Ferrari; Andrés Díaz, Calgaro, Papa, Alemanno; Ruben, Villa. DT: Ariel Cuffaro Russo.

Goles: ST: 7m Wagner (I) de penal y 13m Rivarola (C).

Cambios: PT: 13m Bolivar por Indio (I), 26m Michel por Perdiago (I), 30m Vitti por Ruben (C), 37m Alemanno y Román Díaz por Villa y Andrés Díaz (C) y 44m Wellington por Gustavo (I).

Expulsados: ST: 23m Rivarola (C) y 45m Fassi (C) y Gavilán (I).

Arbitro: Martín Vázquez

Estadio: Beira Río (Porto Alegre)

Tras una eliminación internacional el dolor eclipsa cualquier análisis. Central se jugó en Porto Alegre su mejor partido de la era Ariel Cuffaro Russo. Por actitud y convicción. Porque jugó a riesgo de un golpe histórico y casi se trae un triunfo épico. Burlando la mayoría de los pronósticos, los canallas mostraron ante Internacional el orgullo reclamado. Fue empate y eliminación en un cierre cargado de emotividad. Es que los auriazules terminaron diez, jugando en el área brasileña y dejando sin aliento a todo un estadio. Y la clasificación estuvo tan cerca como el disparo de Raldes, en el minuto 45, que no fue gol por capricho del palo derecho de Clemer.

La propuesta de Central sorprendió. No sólo porque el equipo salió con autoridad a jugar en campo rival, sino porque relegó a Internacional a interpretar un papel secundario, al menos durante la primera media hora de juego. Con mentalidad ganadora, y un Ferrari y Rivarola como primera carta ofensiva --dejando en evidencia las falencias de los puntas--, los auriazules llevaron el trámite del juego a campo brasileño.

Pero ese dominio careció de profundidad. Es que Villa jamás sintonizó el ritmo del juego de su equipo y Ruben debió hacerse cargo de todo el frente de ataque, desplegando un esfuerzo productivo, pero que en el complemento le quitó vitalidad.

Una mano de Indio dentro del área no cobrada, un disparo de Ferrari que cubrió Wilson y un remate desviado de Rivarola fue lo más trascendente del primer tiempo. Fue muy poco lo que Central construyó en el área del Inter. Y la explicación se debe buscar en su falta de peso ofensivo (recordar que el último gol había sido ante Ñuls).

En los últimos minutos Internacional, presionado por un público impaciente, logró salir de la presión rival. Y logró inquietar con una escapada de Tinga que terminó con un remate alto del volante brasileño. Y Central contestó con la más clara: un cabezazo de Villa que se fue desviado a pesar de la comodidad que tuvo en el salto.

En el segundo tiempo los brasileños salieron decididos a cambiar su opaca imagen. Lograron jugar algunos metros más adelante. Pero así Central gozó de mayor libertad para sacar la contra. Y cuando el canalla intentaba adaptarse a las nuevas condiciones de juego, el árbitro cobró un ficticio penal de Raldes sobre Gustavo que Wagner convirtió en gol.

Pero la diferencia no alteró a los canallas. Central perseveró en sus intenciones. Y logró su merecido premio cuando Moreira sacó un centro que cayó a la cabeza de Rivarola y el héroe del clásico con Ñuls marcó el empate. Aunque minutos más tarde Pirulo vio la roja por un supuesto insulto al juez de línea, que omitió cobrar una clara mano de Sobis.

Central, con diez, seguía siendo más. Y la sensación de que la victoria estaba muy cerca sirvió para movilizar a un equipo que se encontraba en inferioridad numérica y jugando de visitante. Pero no apareció el rebote fortuito ni la lucidez colectiva. Central terminó jugando con cuatro delanteros y en campo rival. Estuvo cerca. Pero pagó el precio de muy mal partido jugado en el Gigante.