Primero fueron pintadas difamatorias. Luego destrozos de autos particulares. Por último un ataque con armas de fuego. La escalada de violencia en la vida política de Central llegó a su límite con siete disparos sobre la fachada del domicilio de Maximiliano Fe, vocal suplente, de menor injerencia en el gobierno de club, en la madrugada del domingo, quien terminó renunciando. En la investigación se desvanecen las sospechas de los barras detrás de las persecuciones intimidatorias, por su apoyo explícito a la gestión que lidera Norberto Speciale, lo que aumenta la hipótesis que los ataques obedecen a la interna que atraviesa la conducción auriazul, que detonó con la escandalosa salida del secretario Federico Larrázabal. "Con estos actos oscuros nos están queriendo doblegar", denunció el presidente Norberto Speciale.

En la madrugada del domingo, Fe recibió en el frente de su domicilio siete impactos de bala con un arma 9 milímetros. Días antes, el vicepresidente Rubén Fernández recibió pintadas difamatorias en las adyacencias de su comercio, situación similar que atravesó el vicepresidente segundo Julio Colabianchi. Aunque la primera agresión en torno a la vida política canaya fue para Ricardo Carloni, dirigente del Crece, a quien dos días después de retirar un cero kilómetro le rompieron la parte trasera del vehículo.

La balacera sobre el domicilio de Fe captó la atención de la policía, que en su primera pesquisa orientó, lógicamente, los indicios sobre la barra de Central, al descartar relación alguna con la vida privada del directivo. Pero la hipótesis perdió fuerza rápidamente dado que los violentos del paraavalancha tienen el protagonismo que reclaman en la entidad, el cual se desnudó en la última asamblea de socios, donde con manos en alto de los barras la directiva dio por aprobada la orden del día.

El ataque a Carloni pareciera tener la intención de desviar las pesquisas en la investigación, puesto que tras el destrozo del vehículo del referente opositor las víctimas pasaron a ser los actuales dirigentes del club. Pero en Arroyito nadie apunta a los líderes del Crece como autores intelectuales de las pintadas y la balacera contra Fe.

El conflicto latente en Arroyito es la interna que afronta la propia Comisión Directiva, y que se desató en la discusión del reparto del patrocinio del club, agobiado por juicios. Central pagó millones de pesos en abogados en los últimos años. Speciale hizo oídos sordos al asesoramiento profesional de Larrazábal, íntimo amigo del manager del club, Gonzalo Belloso, y luego al secretario le tomaron como válida una renuncia presentada por mensaje de texto de un teléfono celular. "Mientras estemos nosotros no se va a poder robar más en Central", aseveró Speciale. "Es un tema muy grave y espero que las autoridades lo tomen de la misma manera", advirtió el titular de Arroyito.

"Apelamos a las autoridades policiales para que puedan garantizar que esto no vuelva a ocurrir. Si no vamos a tener que entregarle el club a estos malandras y corruptos", acotó Speciale. Entre tanto, Fe anticipó su renuncia como vocal suplente.