Los rivales van conociendo a Central y, sobretodo, a los planteos que plasma su director técnico, Juan Antonio Pizzi. El sábado, Gimnasia de Jujuy trepó en soledad a la punta de la B Nacional entregando el dominio de las acciones al visitante. El canaya cometió groseros errores en defensa y el lobo no perdonó. Con contundencia y oportunismo, le propinó la primera derrota del certamen a los de Arroyito. El torneo es largo y tiene tiempo de sobra para recuperarse. Manteniendo la solidez que venía exhibiendo, rápidamente volverá a la senda de los buenos resultados. En la próxima fecha, recibirá a Guillermo Brown de Puerto Madryn, el último de la tabla, con apenas un punto y 13 goles en contra en los cinco partidos. En la semana se resolverá el posible regreso de Leonardo Talamonti, quién evolucionó de su desgarro.

No se puede decir que Central no tenga un buen torneo. Con un entrenador de perfil netamente ofensivo y lecturas precisas y correctas del trámite de los partidos, el canaya encontró solvencia, orden y eficacia. Armas que nunca logró conjugar a lo largo de la caótica temporada pasada. En la semana, Pizzi deberá trabajar en el estado anímico sus jugadores e impedir que esta derrota liquide con todo lo bueno que se había construido. Central había encontrado el rumbo necesario para encarar este difícil certamen. Prolijo, sin inconvenientes extrafutbolísticos, con óptimos rendimientos dentro de la cancha y con una hinchada más calma que se preocupa más en alentar que reprochar los pifies de los jugadores. A priori, los patagónicos son un rival accesible. Central deberá ser paciente e inteligente para sortear un planteo cauteloso.