Jueves, 20 de abril de 2006 | Hoy
Un enjambre de fotógrafos, camarógrafos y decenas de curiosos le dieron la bienvenida a Lionel Messi en su ciudad, donde quedó demostrado el enorme magnetismo que ejerce en el universo del fútbol.
Por Claudio Socolsky
¿Habrá soñado alguna vez Lionel Messi con un recibimiento similar en la ciudad que lo vio nacer? Es una pregunta difícil de responder, inclusive para el propio jugador, llamado a ser uno de los sucesores naturales e indiscutidos del trono que dejó vacante Diego Armando Maradona. El destino quiso que un probable apresuramiento por regresar a las canchas, luego de sufrir un desgarro de cuatro centímetros, que encendió una luz de alarma en su club, el Barcelona, y por supuesto, en el cuerpo técnico de la selección nacional, que apuesta muchas o casi todas sus fichas al rendimiento de la Pulga para el mundial de Alemania; quiso que Messi decidiera seguir los trabajos de recuperación en nuestra ciudad; y además elegirla para brindar una conferencia de prensa, donde quedó reflejado -por si cabía alguna duda- el enorme magnetismo que Lionel ejerce en el universo del fútbol por estos días.
La llegada de Messi a la Argentina el pasado martes, originó en Ezeiza una desordenada cobertura periodística. Por tal motivo, allegados al jugador decidieron organizar ayer en el hotel Presidente una conferencia de prensa, donde participaron medios de todo el país, para poder preguntarle con mayor tranquilidad los motivos que lo llevaron a seguir con sus tareas de recuperación en Rosario, junto a los kiniesólogos del club catalán y el del seleccionado argentino.
Claro que la tarea no fue sencilla. Unos minutos antes de iniciarse la conferencia, un centenar de personas se agolparon en la puerta del hotel para tener el autógrafo o sacarse una foto con la estrella futbolística del momento. Mientras el nerviosismo se apoderaba de los colegas que debían cubrir el partido de Ñuls frente a The Strongest por Copa Libertadores, porque Messi no llegaba, mucha gente esperaba ansiosa que el pibe se hiciera presente en el lugar.
Veinte minutos más tarde de lo previsto, Messi llegó manejando solo un automóvil BMW que alcanzó a estacionar sobre calle Rioja, en tanto un enjambre de fotógrafos, camarógrafos y curiosos le daban la bienvenida al rosarino por el que están puestas las mayores expectativas para que la selección tenga un buen papel en el próximo mundial de Alemania.
Una vez que Messi pudo por fin atravesar la puerta de ingreso, el desorden se apoderó de la conferencia de prensa. La gran cantidad de medios nacionales, que no habían podido cubrir con comodidad la llegada de Messi al país, sumada a la dificultad lógica al no encontrar un solo parlante que amplificara las declaraciones del jugador, convirtió a la reunión en un verdadero suplicio para escuchar a un chico que no oculta en ningún momento su timidez, enrrollando y desenrrollando un papel, que seguramente un fanático le alcanzó para que estampe su firma.
Una de las primeras preguntas que le hicieron a Messi estuvo relacionada con sus declaraciones sobre un posible apresuramiento en volver a las canchas, luego de sufrir el desgarro en el encuentro que el Barcelona disputó con el Chelsea en el Nou Camp por los cuartos de final de la Champions League, donde su club está a un paso de llegar a la final.
"No sé si es culpa mía, pero es verdad yo quería volver -dijo Messi completamente rodeado de micrófonos-, los médicos no me habían dicho que sí del todo y bueno, como dije antes, la ansiedad, el querer estar en partidos muy buenos contra Benfica, ahora el Milan, partidos que quería estar".
Cuando lo consultaron sobre sus candidatos para quedarse con la Copa del Mundo, Messi no dudó en hacer su lista con "Brasil, Inglaterra, Italia y Alemania también, me parece que son selecciones que siempre están ahí y que esta vez van a estar también. Y los alemanes, además del equipo que tienen, al ser locales, quieras o no, eso les da más fuerza".
Una de las preguntas más recurrentes tuvo que ver con sus tareas de recuperación en Rosario. Messi indicó: "Si bien estoy haciendo trabajos con pelota, todavía es muy poco; lo que hago fundamentalmente es trabajo físico".
Todos saben que la lesión que sufrió fue un desgarro de cuatro centímetros, pero también el interés periodístico pasaba por desentrañar cuál fue la secuela que originó su apresurado regreso a las prácticas, algo que el jugador tampoco supo responder con claridad. "Yo no entiendo mucho de esto, no sé qué es, pero por lo que me dijeron los médicos son adherencias que quedan ahí, que se fueron soltando y que hizo que sangrara un poco, acumulándose la sangre ahí, que es muy normal de esa lesión y no hay por qué preocuparse", dijo.
Si bien puede intuirse por qué Messi eligió a Rosario para continuar con sus trabajos de recuperación, la pregunta no se hizo esperar: "Es mi ciudad, donde estoy bien, es donde está mi familia y creí que es el mejor lugar para desconectarme de Barcelona y de los partidos hermosos que venían".
La selección y los jugadores que la deben integrar -especialmente la de sus compañeros de Independiente en el Sub 20, Sergio Agüero y Oscar Ustari- fueron uno de los temas preferidos de los cronistas. Allí Lionel no quiso ocultar su risa y sólo atinó a decir que "es un tema que le tienen que preguntar a José (por Pekerman), pero no tengo dudas de las condiciones que tienen, y si tengo que hablar de ellos lo voy a hacer bien, porque les tengo un gran cariño a todos los chicos que participaron en el Sub 20 porque me llevo muy bien con todos".
La esperanza de verlo alentando a Ñuls en el Coloso (las versiones así lo indicaban) se desvanecieron por completo al acercarse la hora del encuentro, y después en palabras de Messi al decir que prefería "verlo tranquilo con mi familia y por televisión". El solo hecho de pensar en el revuelo que armaría su presencia en la cancha, lleva a la conclusión que el chico es consciente de lo que su figura es capaz de generar.
Messi estará en Rosario hasta el domingo por la noche, donde continuará con sus ejercicios en doble turno. El lunes dejará la ciudad para trasladarse hacia Buenos Aires y el martes emprenderá el regreso hacia Barcelona, donde finalizará los trabajos de recuperación, pensando en estar diez puntos en caso que los catalanes lleguen a la final en París el próximo 17 de mayo. Aunque para los argentinos la idea de verlo en el mundial más que un deseo, es una súplica. Ayer en Rosario, algo de eso alcanzó a percibirse.
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