Los días de Martín Rivero (foto) con la camiseta de Central quedaron en el pasado. La dirigencia canaya brotó de enfado al notar que el volante no concurrió a los entrenamientos libres en Granadero Baigorria y le habría bajado el pulgar definitivamente. Si bien el plantel permanece en Necochea, se había dispuesto que el jugador practicara por su cuenta en el predio que posee Central en la vecina localidad. Por lo que, por los próximos seis meses, Rivero no jugará en el club y tendrá la chance de aguardar todo el semestre para quedarse con el pase en su poder. "Hemos hecho todo lo posible", afirmó el director técnico Juan Antonio Pizzi, que necesita la llegada de un volante creativo para contrarrestar la partida del pibe.

Las duras consideraciones que el presidente Norberto Speciale efectuó el lunes coronaron la disputa que se venía profundizando. Las diferencias entre ambas partes eran cada vez más importantes y las palabras del máximo dirigente quebraron la relación. Preocupado quedó Pizzi en Necochea, ya que debió abandonar la calma en la pretemporada que está encabezando. "No comprendo porqué no ha ido a entrenar. Yo soy muy comprensivo con su situación y la disputa que puede llegar a tener contractualmente con el club", explicó el DT canaya.

"Nosotros dejamos un trabajo y pretendíamos que cumpla lo que nosotros habíamos planificado", describió Pizzi. El hecho de que el plantel no se haya diezmado tranquilizaba al técnico y no se inquietaba ante el escaso movimiento de la dirigencia de Central en el mercado de pases, salvo la repentina y sorpresiva llegada del chileno Leonardo Monje. Pero como Juan Antonio deseaba el arribo de un enganche al margen del conflicto con Rivero, se intentará sumar a un jugador de esas características.