1 Ñúbel: Guzmán (6); Cáceres (5), Vergini (4), Heinze (5), Casco (4); Pablo Pérez (4), Villalba (5), Figueroa (6), Tonso (4), Maxi Rodríguez (4); Scocco (7). DT: Gerardo Martino.

2 Universidad: Herrera (6); Acevedo (6), Lichnovky (6), Rojas (6), Mena (7); Martínez (6), Aránguiz (6), Marino (8); Fernández (7); Lorenzetti (7), Ubilla (7), DT: Darío Franco.

Goles: PT: 3m Marino (U), 15m Aránguiz (U) de penal y 45m Scocco (Ñ).

Cambios: ST: Desde el inicio Díaz por Fernández (U), 13m Cereceda por Mena (U), 20m Isnaldo por Tonso (Ñ), 29m Orzan por Figueroa (Ñ), 33m Cristian Díaz por Villalba (Ñ) y 39m Velázquez por Marino (U).

Arbitro: César de Oliveira (Brasil)

Cancha: Coloso del Parque

Expulsados: ST: 25m Heinze (Ñ) y 30m Rojas (U).

Pelota al piso, pases en triangulación, posición ofensiva de todo el equipo y decisión para atacar, fueron los argumentos con los cuales Universidad de Chile sorprendió a Ñúbel en el Coloso, al punto de llevarse una victoria indiscutida la visita que dejó a los leprosos comprometidos en su aspiración de pasar de ronda. Los chilenos le hicieron saber a los dirigidos por Gerardo Martino que en el plano internacional no siempre se juega el fútbol que uno quiere, y ante la adversidad el rojinegro solo encontró ilusión en los pies de Ignacio Scocco. Pero solo una vez se inspiró el mejor jugador rojinegro y con eso no alcanzó para enmendar el pésimo primer tiempo. El martes, en Chile, será Ñubel el que deberá devolver el golpe si pretende saltar fronteras deportivas.

Nunca antes a los titulares de Martino le jugaron como ayer lo hizo Universidad. El equipo de Darío Franco impuso presión en el medio, contó con buen pie de todos sus volantes, ahogó al rosarino en la salida y con pinceladas de Marino encaminó la victoria ya en los primeros 15 minutos.

Porque a los tres minutos el fondo de Ñúbel tropezó ante una pared entre Lorenzetti y Marino, y al devolver el ex Central el pase al área al ex Núbel, el otrora ídolo leproso abrió su pie derecho y tocó suave y preciso la pelota al ángulo más lejano de Guzmán en exquisita definición.

Pero como buen alumno de Marcelo Bielsa, el equipo de Franco intensificó la presión con la ventaja y completó un primer tiempo perfecto, con circulación constante de pelota ante una Lepra desesperada por ver pasar el balón en pies rivales. Y cuando se adelantó, los trasandinos le dieron la segunda puñalada al rojinegro: pase largo de Fernández a Ubilla, el delantero le ganó la posición a Casco y cayó en el área, en claro penal cobrado por el árbitro y conquistado por Aránguiz.

Desplomado, Ñúbel cayó en el laberinto de la impotencia, con Pablo Pérez y Tonso sin tocar la pelota a sus compañeros, Maxi Rodríguez, quien terminó lesionado, volviendo siempre para atrás, era solo Figueroa, de buen partido, el único cómplice al desequilibrio de Scocco. Pero eran solo ellos dos contra toda la U. Y los defensores visitantes jamás fallaron en la marca, sea por abajo o por arriba.

Tuvo ilusión la lepra porque Scocco clavó un golazo de tiro libre en el último minuto del primer tiempo. Aquello fue un espejismo. El equipo nunca ayudó a Scocco, los cambios en el complemento no aportaron soluciones, Heinze vio la roja por manotazo a Ubilla (pareció un exceso la expulsión), luego Rojas siguió el camino a los vestuarios antes de tiempo, y entre tanto Ñúbel dejaba pasar los minutos sin siquiera poner al rival en su arco.

El martes Ñúbel visitará a Universidad en Santiago obligado a ganar para recuperar protagonismo. Y para eso será mucho lo que habrá que cambiar.