DEPORTES › REVUELTA DE HINCHAS DE COLóN EN EL ESTADIO Y LA CIUDAD DEPORTIVA
La decisión del equipo de no presentarse a jugar en Rafaela hizo que decenas de hinchas descargaran su bronca contra policías con quince heridos y once detenidos. Hubo amenazas a directivos y jugadores y Lerche renunció como presidente.
Desde Santa Fe
Quince policías heridos --dos de ellos por disparos de armas de fuego calibre 22 mm.-, destrozos en dos patrulleros y en los móviles de una radio y un canal de TV, un ataque con una bomba de estruendo, una ola de amenazas anónimas y pintadas callejeras fue el saldo de la espiral de violencia que envuelve a Colón. La escalada comenzó el lunes al caer la noche cuando los jugadores se negaron a salir a la cancha para enfrentar a Atlético de Rafaela por una deuda de siete meses de sueldos. Un papelón histórico que empujó al presidente del club, Germán Lerche a presentar su renuncia, a la que siguieron las de otros directivos. Y detonó dos revueltas: la más grave, en los alrededores del estadio Centenario, donde cientos de hinchas descargaron su furia contra escudos y escuadrones a caballo, con las consecuencias de los quince heridos y once detenidos. Y otra en las afueras de la ciudad deportiva de Colón, hasta donde se movilizó la barrabrava en un intento por copar la concentración del plantel, que fue rechazado con balas de gomas del Grupo de Operaciones Especiales (GOE). "Se tomó una decisión sin medir las consecuencias. Y si hoy no estamos hablando de un muerto, es por quienes arriesgaron su vida para garantizar la seguridad y los bienes de terceros", dijo el jefe de la Unidad Regional I, Rafael Grau.
Grau ofreció ayer un informe de las refriegas. "Un espectáculo lamentable, triste", dijo. "La gente estaba enfurecida, alterada, y eso se volvió en contra nuestro. Se tomó la decisión de suspender el partido, sin medir las consecuencias", se quejó. Y las consecuencias fueron: quince policías heridos, trece de ellos por la lluvia de piedras (el jefe de Infantería tiene cinco puntos en la cabeza) y dos por disparos de armas de fuego, porque tenían puesto el chaleco antibalas. "Uno de los proyectiles atravesó el escudo protector y pegó en el brazo de un suboficial, y el otro lo recibió un personal de Caballería que impactó en el chaleco y lo tiró del caballo. Esto ocurrió en la zona de Zavalla y Uruguay (el corredor de salida de la hinchada local), donde rescatamos los plomos y son de calibre 22 mm.", agregó. Hubo once detenidos.
Los violentos atacaron también dos patrulleros de la Policía y dos móviles de la prensa: uno de la radio EME y otro del canal de cable Somos Santa Fe, a los que destrozaron vidrios y le robaron equipos y cosas que había adentro. La Asociación de Prensa de Santa Fe repudió las "agresiones sufridas" por los periodistas que cubrieron los incidentes, reclamó al gobierno de Antonio Bonfatti que garantice "la integridad física de los trabajadores de prensa" y convocó para hoy, a las 20, en la sede del gremio, a una asamblea para discutir y establecer "protocolos de acción para este tipo de acontecimientos".
El jefe de Policía responsabilizó por los hechos a quienes tomaron la decisión de suspender el partido, aunque evitó hacer nombres. "No midieron las consecuencias", afirmó Grau. "Y si hoy no estamos hablando de un muerto es por quienes arriesgaron su vida para garantizar la seguridad y los bienes de terceros. Estos son lujos que no nos podemos dar como sociedad. Hubo un evidente cuadro de irresponsabilidad que nos llevó a los santafesinos a padecer este tipo de conductas, que no podemos permitir", agregó.
Una hora después del estallido de furia, alrededor de las 22, una bomba de estruendo fue arrojada en la casa de la madre de Lerche, en el barrio Fomento 9 de Julio, pero cayó en la vivienda de al lado y no explotó. El blanco era la casilla de un medidor de gas.
Ayer, a la renuncia de Lerche se le sumó la de uno de sus dirigentes de confianza, Pedro Eusebio, secretario de Actas y jefe de prensa de Colón. La casa de Eusebio ya había amanecido con pintadas en el frente hace diez días, lo mismo que un colegio privado donde trabaja la esposa de Lerche. Y en las últimas horas, aparecieron más graffitis amenazadores e insultantes en los domicilios del tesorero de la entidad, Carlos Marín; del síndico Osvaldo Pradolini y del capitán de Colón, Iván Moreno y Fabianesi, a quien le recomendaron: "Andate mercenario".
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