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Lunes, 30 de octubre de 2006

DEPORTES › SERIOS DESMANES CON DURAS CRITICAS A LA POLICIA

"Empezaron a tirar al pedo"

Lo dijo el entrenador rojinegro Nery Pumpido cuando advirtió
-antes que empiece el segundo tiempo- la represión policial
que se desató contra un sector donde estaba la hinchada de Ñuls.

 Por Claudio Socolsky

No hay caso con el clásico rosarino. Los operativos de seguridad suman cada vez más efectivos -el de ayer contó con la inestimable cifra de 1450 policías- pero los incidentes, dentro y fuera de la cancha, nunca se detienen. A pesar de todos los intentos por transitar un clásico en paz, la inexplicable actitud de un grupo de policías, que en el entretiempo del encuentro comenzó a disparar balas de goma a los simpatizantes de Ñuls, generó un caos fenomenal, que retrasó 10 minutos el comienzo del segundo tiempo. Las autoridades policiales indicaron que 17 personas fueron detenidas por los desmanes, el sub comisario Bocini terminó en el CER con un traumatismo serio en el ojo; mientras que los hinchas rojinegros chocaron con la policía cuando terminó el encuentro y ocasionaron destrozos en el Gigante.

El operativo de seguridad fue diagramado y estudiado con muchos días de antelación para tratar, que de una vez por todas, el clásico rosarino fuera una verdadera fiesta, más allá del resultado. Y las cosas comenzaron de la mejor manera. Especialmente del lado de los simpatizantes rojinegros, que llegaban en masa por Avellaneda, y antes de ingresar al Gigante, debían flanquear numerosos controles.

Especialmente pudieron observarse dos cordones policiales de 30 efectivos cada uno, que revisaban minuciosamente a los hinchas de Ñuls. Consultado por Rosario/12, un policía indicaba, minutos antes que Elizondo diera comienzo al encuentro, que el ingreso de los hinchas se llevaba a cabo con normalidad; excepto por algunos incidentes que se desataron en cercanías del Parque Alem, pero protagonizados por simpatizantes de Central.

Una vez en el estadio, el color y el calor lo ponían las 35 mil personas que solamente alentaban a su equipo, sin ocasionar disturbios. El tiempo discurría con normalidad, y sacando las típicas bravuconadas entre hinchas, que se saben a resguardo por la distancia y los cordones policiales, aprovechando que la reserva se había suspendido para preservar el campo de juego, el clásico vivía una previa sin desmanes y en paz.

Los tres goles de ventaja que sacó el canalla en el primer tiempo generaron las lógicas dudas en relación a la continuidad del clásico. Pero fueron simples especulaciones; en realidad, los hinchas rojinegros soportaban estoicamente la desventaja y se ilusionaban con que el equipo diera vuelta la fea imagen dejada en esa primera etapa, sin dejar de alentar y esperando que ocurriera el milagro.

Y cuando volvieron los equipos al terreno de juego sucedió lo inexplicable. Algunos hinchas de Ñuls, que se encontraban en el codo de la popular visitante que da a Avellaneda, comenzaron a tirarles piedras a los plateístas de Central, que estaban bastante alejados y divididos por un importante cordón policial. Como respuesta, los policías apostados en el terreno de juego empezaron inexplicablemente a tirar balas de goma y la cosa, que venía bastante tranquila, se desmadró.

"Les dije que paren de tirar, pero no quieren detenerse. Es increíble", dijo el árbitro Horacio Elizondo, que esperó unos 10 minutos para que comenzara el segundo tiempo de un clásico caliente. Los jugadores de Ñuls y Nery Pumpido, salieron corriendo hacia donde estaban los policías disparando las balas de goma, para pedirles que depongan la irresponsable actitud, mientras la televisión, además de las imágenes, dejaba escuchar la voz del entrenador rojinegro que acusaba a los uniformados de haber empezado "a tirar al pedo".

Los incidentes dentro y fuera de la cancha dejaron como saldo la detención de 17 personas, entre ellos un menor, todos simpatizantes de Ñuls. Dos de ellas, según manifestó a Rosario/12 el titular de la Comisaría 9ª, Walter López, fueron detenidas antes de ingresar al estadio por portar armas de fuego; mientras que el resto terminó en la comisaría por la aplicación de la Ley del Deporte.

En tanto, otros hinchas fueron detenidos por los desmanes en el entretiempo, cuando los simpatizantes del equipo del parque rompieron mamposterías, baños, y paredes del Gigante para arrojarle a los efectivos de la fuerza, que terminaron con el encargado de la zona de Avellaneda, el subcomisario Bocini, internado en el CER con un traumatismo en el ojo, causado por un piedrazo.

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La policía comenzó a tirarle a la hinchada de Ñuls que arrojaba piedras y empeoró la situación. Los desmanes siguieron afuera del estadio. Hubo 17 personas detenidas y un oficial herido.
Imagen: Alberto Gentilcore
 
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