Lunes, 24 de septiembre de 2007 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › "¿DE QUIEN ES EL PROTALIGAS?", BAJO LA DIRECCION DE FITO PAEZ
Por Leandro Arteaga
¿De quién es el portaligas?
Argentina, 2007
Dirección y guión: Fito Páez
Fotografía: Fernando Zago
Música: Fito Páez, Gonzalo Aloras
Montaje: Federico Zambrano, Matías Gueilburt.
Intérpretes: Julieta Cardinali, Romina Ricci, Leonora Balcarce, Cristina Banegas, Gonzalo Aloras, Darío Grandinetti, Lito Cruz
Duración: 107 minutos.
Salas: Monumental, Del Siglo, Showcase, Village.
Puntaje: 5 puntos
No vamos a agregar demasiado al ya consabido argumento de la nueva película de Fito Páez: tres amigas miran viejos films caseros que evocan recuerdos, amistad, engaños, camas compartidas, accidente, drogas, música, desenfreno, sierras de Córdoba, artes marciales, mafia, años '80, y Rosario. La fórmula del film opera desde este amontonamiento, con la excusa que supone la pertenencia misteriosa de un portaligas negro. La pregunta, que es el título del film, desenrieda y enrieda, respectivamente, argumento y espectador.
Pero la lógica narrativa de "¿De quién es el portaligas?" no busca coherencia de tiempo y espacio, simplemente se dedica a divertirse, a delirar unos 80's rosarinos imposibles, con una raigambre que se sustenta desde citas estéticas sin orden, absurdas, propias de la iconografía si es que ésta puede precisarse de aquella década. Lo que termina por convertir dichos elementos en referencias de un contenido, cuanto menos, vacío. El afiche de BlowUp referencial film de Antonioni que cuelga de una pared bien podría ser sustituido por el adorno que supondría cualquier otro cartel de cine (algo que, efectivamente, en el film ocurre).
Esta superposición, este revuelto de pretendido mal gusto kitsch, tendrá defensores y detractores. Sí diremos que encuentra su justificativo en lo que la película propone: una historia disparatada, sin más razón que la que supone el divertimento por el divertimento, mientras da luz a un territorio en el que todo es posible: Thelma y Louise, Sergio Leone, Tarantino, Pablo Granados, Fontanarrosa, Pepi, Luci y Bom, más el guiño autoreferencial uno entre tantos otros que contiene el cameo de Alan Pauls, anterior guionista del director en Vidas privadas.
Pero también puede señalarse que este pastiche no provoca más que golpes de efecto, con demasiados chistes fáciles, con caricaturizaciones que no son más que ecos alejados de la ironía de los Monty Python. Volver a ver una imitación de Marlon Brando/Corleone, aún cuando lograda, es algo hastiante, repetido. Observar cómo familiares y amigos entorpecen la convalescencia de la accidentada rememora mejores sketches televisivos. El policía cordobés que duerme su siesta con una oveja no cumple otra función más que la de lugar común, demasiado común. En suma, nada hay de escandalizador en el film, tampoco desde lo que significa la cita almodovariana que, cansadoramente, se ha señalado desde la crítica, influencia que sí podemos encontrar en la superficie del film como un elemento más, pero no en su contenido. Desde este lugar, el film de Páez y la obra del primer Almodóvar se encuentran y se distancian.
Finalmente, luego de la sucesión alocada de situaciones, la historia tendrá su final sorpresa correspondiente, cuya justificación no tiene más lógica que la que supone el sinsentido general. Y listo. Aunque habrá que reconocer que "¿De quién es...?" tampoco se toma a sí misma demasiado en serio, postura que se corrobora desde la fiesta final con tortas de crema. Un divertimento banal, pero también un capricho para el aburrimiento. La película de Fito Páez podría pensarse de una u otra manera.
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