Bee Movie. La historia de una abeja (Bee Movie) EE.UU., 2007

Dirección: Steve Hickner, Simon J. Smith.

Guión: Jerry Seinfeld, Spike Feresten, Barry Marder, Andy Robin.

Música: Rupert Gregson-Williams.

Montaje: Nick Fletcher.

Voces: Jerry Seinfeld, Renée Zellweger, Matthew Broderick, John Goodman, Chris Rock, Kathy Bates, Barry Levinson, Oprah Winfrey.

Duración: 90 minutos.

Salas: Monumental, Showcase, Village.

Puntaje: 4 (cuatro) puntos

Para los que esperaban la vuelta de Jerry Seinfeld, pues bien, aquí lo tienen, al mando de la película que vamos a reseñar a continuación, a cargo de la producción, del guión, y de la voz de la abejita protagonista del film. Para quienes esperaban también algo del talento usual del cómico, protagonista de una de las mejores sit-coms de los últimos tiempos televisivos, a relajarse, a enfurecerse, que es éste el rasgo que brilla por su ausencia.

Sí, Seinfeld se ha vuelto una abeja, tediosa y predecible. Es desde su primer planteo que Bee Movie (título que juega fonéticamente con las así denominadas "B﷓Movies") ya se nos vuelve argumentalmente conocida: la abejita se da cuenta, progresivamente, de lo poco que le interesa ocupar un mismo puesto de trabajo para toda la vida.

Situación que no sólo la lleva a enfrentar la presión social y familiar, sino que también la emparenta con aquél otro film animado, y muy bueno, que fuera Hormiguitaz (Antz, 1998), en donde la pequeña protagonista, con la voz de Woody Allen, contaba al psicólogo su complejo de hijo del medio de un millón de hormigas.

Es en esta situación inicial donde también reside la mejor imaginería de Bee Movie, cuando observamos al panal por dentro, con la distribución de tareas de cada abeja, todo lleno de dorado y de artefactos imprescindibles e imposibles para la fabricación de la miel. Una delicia. También cuando Barry, la abejita, se anima, y nosotros con él, a volar al afuera, a través de barriletes, nubes y flores.

Diversión que es descubrimiento y montaña rusa. Pero también vuelco argumental y ruptura del verosímil.

Porque una vez fuera del panal, no termina de funcionar demasiado bien todo lo que a partir de allí a Barry le ocurrirá: entablar contacto con los humanos, enamorarse de una florista, descubrir a los apicultores -terror de las abejas-, y entablar juicio al género humano. Es también otra película, animada e inteligente, la que nos devuelve la misma situación pero con campos de concentración en forma de gallineros: Pollitos en fuga (2000), del admirable Nick Park. En Bee Movie, dicha situación es sólo una excusa, sin demasiada profundidad, lo que sitúa a la película a la par de títulos prescindibles como Chicken Little (2005) al mismo tiempo que alejada de la maestría de los estudios Pixar: Monsters, Inc. (2001), Ratatouille (2007). Además, e innecesariamente, la película se empeña en hacernos creer que las abejas siempre supieron hablar. Situación, la del habla, que ha sido una convención usual en la mayoría de las películas animadas. ¿Para qué, entonces, explicarlo?

Para colmo, otra vez, vuelven aquí a estar presentes los chistes fáciles, las referencias televisivas o del mundo del espectáculo (Sting, Larry King, Ray Liotta, y tonterías más), característica usual de los peores films Disney como, también, del hermano mayor de Bee Movie, pilar de los productos animados de los estudios Dreamworks: el gigante Shrek.

Y finalmente, lo que parecía -forcemos la semántica- ser parábola de la explotación de la masa, en Bee Movie se vuelve motivo para la vagancia injustificada. De acuerdo con el film, basta con que al trabajador se le ofrezca no trabajar que lo único que hará será holgazanear: tomar sol, mirar tele, engordar. Las flores se marchitan y el arrepentimiento aparece. Entonces el equilibrio. Ni un extremo ni el otro. Bee Movie concilia, de paso, cualquier problema aparente.