Con su enorme porte, el Transatlántico continúa navegando. Recientemente editado, el periódico de arte, cultura y desarrollo del Centro Cultural Parque de España ya llegó a las calles con su edición correspondiente al verano 2008, y su tercer número abre con el texto que César Aira escribió especialmente para la publicación. Allí, el reconocido autor profundiza "sobre las ventajas y desventajas de conocer con precisión cómo sucederán los hechos en el futuro". También apunta las razones que le impiden ser un dandy, y se concentra en la capacidad de algunas personas de poder hablar al revés.

Fiel a su impronta de viaje, este tercer Transatlántico aloja a Alan Pauls en su recorrido por Brasilia donde "descubre correspondencias exactas entre esa ciudad, el imaginario de su infancia y su propia biografía". "El dèja-vú que le provocan la soberanía de la arquitectura y los grandes espacios abiertos derivará en sospechas acercas de casi todo, en especial de la realización de los sueños", anticipan los editores en relación al artículo. En ese mismo tren, Pablo Makovsky se remonta hasta mediados de los 90 para recordar la recorrida que, a bordo de un colectivo, lo llevó de Rosario a Cruz Alta, mientras que Cecilia Vallina hace escala en Bahía Blanca para desembarcar más tarde en Ingeniero White y su Museo del Puerto.

Sin perder su perfil de información cultural, T. dedica un extenso artículo a la Escuela de Animadores de Rosario, ésa que reúne a distintos alumnos del legendario Luis Bras, que ahora se ponen al frente de la formación de los nuevos talentos de la animación. También se propone un acercamiento a Juan Diego Incardona, autor nacido en Villa Celina en 1971, y que discurre acerca de las bondades de "escribir como se habla". Un artículo de Rodrigo Alonso sobre la obra pictórica de Emilio Torti y algunos poemas inéditos de Juana Bignozzi completan las páginas de una edición que, en su contratapa, vuelve a presentar a los delirantes Aventureros del culo del mundo, de Max Cachimba.