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Viernes, 18 de enero de 2008

CULTURA / ESPECTáCULOS › MUSICA LANZAN NUEVA EDICION DE LA ESCUELA DE ROCK

Lección 1: cómo hacer música

Destinada a músicos de entre 15 y 25 años, la propuesta se
nutre de talleres y clínicas para que contribuyan a un
mejor desarrollo de las bandas rock surgidas en la ciudad.

 Por Edgardo Pérez Castillo

Surgida del Presupuesto Participativo Joven, y después de una fructífera experiencia desarrollada en la segunda mitad del 2007, la Escuela de Rock impulsada por la Secretaría de Cultura municipal lanzó la convocatoria para una nueva edición. Destinada a músicos de entre 15 y 25 años, la propuesta (que se concentrará en el Galpón 11 de Sargento Cabral y el río) se nutre de talleres y clínicas que tienen como uno de sus principales objetivos el de brindar herramientas que, sin acotar ni estructurar a la libertad y creatividad inherentes al género, permitan quitar piedras del camino que contribuyan en un mayor y mejor desarrollo de las bandas nacidas en la ciudad cuna del rock.

En ese contexto, el primer paso del proyecto se dio en 2006 con Rosario Suena, el concurso destinado a bandas conformadas por músicos menores de 21 años. Esa experiencia derivaría en la creación de una serie de talleres y clínicas que, nucleadas bajo el título de Escuela de Rock, reunió a doscientos jóvenes artistas que se formaron en áreas como Historia de la música rock; Escucha, descomposición y armonía; Banda; Canciones, y Preproducción. Esas mismas áreas estarán contempladas en la segunda edición de la Escuela, que entre marzo y mayo de este año tendrá abierta la inscripción no sólo para los talleres, sino además para las clínicas y clases magistrales en instrumentos (bajo, batería, guitarra, teclados, voz y coros) y relacionadas con aspectos de producción, sonido en vivo, escenario, management, producción y aspectos legales.

Daniel Pérez --integrante del grupo directivo junto a Andrés Abramowski, Mendel Geller, Rubén Bussi y Banco Morelli--, explicó la importancia de brindar esos elementos a los nuevos artistas, sin que ello implique una pérdida del espíritu original que conduce a la conformación de una banda. "Creo que el rock comienza y termina con una guitarra y por las ganas de hacerlo. El resto son estructuras que se van armando a partir de un negocio y que sirven para mantener lo extra musical, como una forma de trabajo. Más allá de eso lo que se da en la Escuela es compartir experiencias de cómo hacer música y algunas cuestiones de producción, pero son dos cosas separadas. Muchas veces la música es funcional a la producción. El rock está de moda y vende, las marcas de cigarrillos, teléfonos o cerveza se juntan con músicos, pero el espíritu de la Escuela, o por lo menos lo que planteo desde mi cátedra, es enseñar que se pueden usar buenos equipos, pero el comienzo siempre es la guitarra. Lo único que puede mantener vivo al rock es asa, porque el resto está bastante fagocitado", consideró.

En esa misma línea, Ariel Gianuzzi, uno de los organizadores de la Escuela de Rock, profundizó en el carácter argumental de un proyecto que tuvo su origen en la inquietud de los propios rosarinos: "En realidad nosotros lo que hicimos fue tratar de tomar las propuestas que venían del Presupuesto Participativo, analizarlas con músicos o con artistas que tengan que ver con estas propuestas, y reformularlas u optimizarlas para que tengan una validez mayor. Porque la gente vota cosas que supone instintivamente, pero a veces no son potables. En este caso habían votado talleres para que los pibes aprendan a tocar instrumentos, pero en tres meses no se puede enseñar a tocar un instrumento. Lo que hicimos entonces fue reformular eso en una suerte de concurso, y en el 2007 lo volvimos a reformular con talleres. Entonces tomamos una idea que ya teníamos de educación no formal para acompañar la formación musical formal".

"En ningún lado podés estudiar cómo armar una banda o cómo formar tu proyecto musical, es algo que no tiene un nombre, no es una carrera --amplió--. La idea fue conjugar algunas experiencias de otros artistas y enmarcarla en una estructura de talleres o seminarios para que pudieran generar un proceso. Para que pudieran juntarse, ver expectativas, ver cómo se conjuga la música que uno tiene en la cabeza y ver cómo se hace para que eso tenga una identidad. Y a partir de eso ver cómo poner la entidad en el escenario".

Contando con un plantel docente que incluye a los miembros del grupo directivo y a otros profesionales vinculados con el rock (Nahuel Marquet, Diego Casanova, Yanina Zonni, Pablo Brun, Federico Alabern, Nahuel Antuña, Vene Gigena, Oscar Giunta, Guillermo Palena, Héctor Aguilera, Negro Ojeda y Omar Pogonza), la Escuela pretende además sostener una línea que privilegie la interacción directa. "Está bueno lo que dice el Polaco Abramowski: qué bueno aprender a los 17 lo que otros aprendimos a los 30. Porque a estos pibes se lo fueron contando en cinco meses para que al final del recorrido tuvieran anécdotas que les sirvieran de enseñanza. Y después está lo de la transmisión oral, cómo se construye una cultura. El tipo que lo vivió me pasa la posta, entonces que los músicos de la ciudad pasen esos datos está bueno. Es una forma de construir identidad", distinguió Gianuzzi, y remarcó: "A los chicos que participan se les dan elementos y a partir de ahí la banda puede arrancar más rápido. Además una cosa que me pareció muy interesante es que tipos que ya habían tocado arriba de un escenario tocaron a la par de otros sin experiencia".

Por lo pronto, las expectativas de convocatoria de cara a una nueva edición de la Escuela de Rock no preocupan a los organizadores, que sí pretenden la continuidad de un espacio que brinda contención a los amantes del rock. "Lo que espero es lograr una mejora respecto del año pasado, porque no tuvimos críticas, pero sí los chicos quieren más. Genera adicción (risas). Lo que pasa es que está bueno desde el lugar en que los chicos lo toman como una forma de compartir la locura propia. Está buenisimo estar con alguien que hable el mismo idioma que uno. Entonces espero que se pueda repetir lo del año pasado y que se puedan incrementar los contenidos y cargas horarias. Eso ya sería un éxito. Y después ojalá podamos implementar un segundo nivel", consideró Gianuzzi.

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El Galpón 11 será epicentro de la movida.
 
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