Mié 21.05.2008
rosario

CULTURA / ESPECTáCULOS › SE ESTRENA EN ROSARIO UN DOCUMENTAL DE ENCUENTRO SOBRE SAN MARTíN

Las batallas del Libertador

El primero de los cuatro capítulos podrá verse hoy, a las 17, en el CEC. Una idea del realizador Leandro Ipiña y el director del canal, Tristán Bauer, para contar la historia desde sus causas y consecuencias, sin apelar al bronce.

› Por Edgardo Pérez Castillo

Cuando el renovador canal Encuentro era todavía un proyecto en evolución, el realizador Leandro Ipiña y su colega Tristán Bauer (hoy a cargo de la dirección de la señal de cable del Ministerio de Educación de la Nación) comenzaron a pergeñar un proyecto audiovisual que permitiera un acercamiento a la historia argentina real. Tomando a las batallas como disparadores desde los cuales recrear el contexto político y social, la figura de José de San Martín fue elegida para comenzar el ciclo que este domingo a las 21 emitirá su primer capítulo en Encuentro. Sin embargo, esta tarde a las 17 los rosarinos tendrán la posibilidad de adelantarse a esa presentación, a partir de la proyección de San Martín. El combate de San Lorenzo en el Centro de Expresiones Contemporáneas (Sargento Cabral y el río).

En diálogo con Rosario/12 Ipiña explicó que todo comenzó cuando ideaban junto a Bauer productos de carácter histórico que nutrieran la grilla del canal educativo. "Pensamos en tomar las batallas como excusa para contar partes de nuestra historia, entonces qué mejor que las guerras de la independencia latinoamericana, que son muchas, muy grandes y de una dimensión épica importante --graficó--. La idea fue empezar con San Martín, porque era el personaje más icónico, y por medio de cuatro batallas describir momentos fundamentales en la historia de nuestro país y del continente. Arrancamos con San Lorenzo, que fue el primer combate de San Martín en territorio americano, y el primero y último en lo que hoy es Argentina, y después vamos a continuar con Chacabuco, Cancha Rayada y Maipú".

A partir de esos lineamientos, la intención fue darle vuelo al proyecto, según apuntó el director y guionista: "La idea fue no hacer solamente un documental educativo o informativo, sino también mostrar una dimensión dramática, con una narrativa más cercana a la cinematográfica. Eso implicaba un desafío técnico y de guión muy grande, porque había que reducir en 45 minutos un período muy agitado de la historia del mundo. Empezamos en 1808 y terminamos en 1813, recorriendo Europa y América. Realmente era muy difícil hacerlo, y tuvimos dos años de muchísima investigación, donde fue fundamental la ayuda enorme del museo de San Lorenzo".

El resultado de ese trabajo de búsqueda derivó en una reformulación de ciertos preceptos, según destacó Ipiña: "Logramos algo bastante interesante, porque toda esta investigación nos llevó a comprender de dónde sacamos esta imagen de Billiken que tenemos todo el tiempo. Nos dimos cuenta que toda la estética y, si se quiere, toda nuestra historia estuvo muy manipulada para el primer centenario de la Revolución de Mayo. Además era muy difícil acercarnos a esa época porque todas las pinturas y dibujos que son de 1827 en adelante. Entonces tuvimos que reconstruir casi todo a través de escritos, anécdotas y cartas de personajes que vivieron en la época, sobre todo de viajeros".

De esa manera el documental permite revertir aquella imagen instalada para presentar otra que aun no tiene rasgos claros en el imaginario popular. "Estudiando te das cuenta que desde el primer hasta el último biógrafo muestran a San Martín muy humanizado. Cada vez que se lo retoma a San Martín se lo quiere humanizar nuevamente, es casi un yeite. Esta rehumanización permanente tiene más que ver con algo que se instauró en las escuelas, de estudiar hechos aislados sin comprender la historia. Los personajes obviamente quedan en el bronce, y nosotros queremos explicar las causas para entender las consecuencias", consideró el realizador.

Y concluyó: "Se supone que la historia es algo estable, estático e inamovible, pero en realidad se da por medio de decisiones y voluntades de estos personajes. La idea era ser muy coherentes con las actitudes, con el momento y con el mismo personaje. Era muy difícil recrear a San Martín, teníamos que ver qué tipo de representación íbamos a dar. Era poner la cabeza en un español de principios del Siglo XIX, con todo el Romanticismo, el patriotismo que empezaba a surgir. Esta cosa de los héroes románticos, el hombre de letras, de acción, el hombre formado políticamente, el hombre gestor. San Martín está dentro de los héroes románticos".

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