Jueves, 31 de julio de 2008 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › LOS MACOCOS ESTRENA EN ROSARIO SU úLTIMA CREACIóN, DON JUAN DE ACá
La compañía presenta en la sala Lavardén su última creación, que ubica al Tenorio en las vísperas de la Revolución de Mayo. "Debíamos encontrarle la vuelta para que fuera macocal", relató Casablanca sobre la flamante obra.
Por Edgardo Pérez Castillo
Sumergido en las problemáticas que implica "la peculiar forma de estrenar en gira", Daniel Casablanca responde al llamado de Rosario/12 mientras colabora en el traslado de la escenografía de Don Juan de acá, última creación de Los Macocos que mañana y el sábado (a las 21.30) tendrá sus primeras funciones en la sala Lavardén. Porque a partir de una política estratégica del Teatro Nacional Cervantes, el grupo fue contratado para ofrecer dos meses de funciones en esa sala y pasar idéntica cantidad de tiempo recorriendo distintas ciudades argentinas. En ese marco, la hilarante compañía arribará al escenario de Sarmiento y Mendoza con una puesta de la que puede esperarse mucho, aunque difícilmente el espectador logre imaginar a ciencia cierta qué es lo que ocurrirá en escena.
De hecho, ni siquiera los propios integrantes de Los Macocos lo tienen en claro. "Hasta que estrenemos, nosotros tampoco vamos a saberlo", disparó entre risas Casablanca, aunque aclaró: "Tenemos una idea de lo que queríamos hacer, después buscamos que el resultado esté cerca de éso. Uno apunta, y después el tiro llega". Específicamente, este nuevo proyecto se encuadra en los abordajes que Los Macocos hacen de clásicos de la dramaturgia.
Así lo detalló Casablanca, quien estará acompañado por los históricos Martín Salazar y Daniel Wolf, a quienes se suman tres actrices invitadas y dos músicos en vivo. "Cada tanto hacemos un clásico, no partimos de una obra nuestra sino que dejamos que el clásico nos vaya llevando --explicó el actor, fundador de la compañía en 1985--. La idea de ubicar a Don Juan Tenorio en 1810 fue lo que más nos divirtió, pensar que este Don Juan español viene huyendo de España y de casualidad llega a la Argentina unos meses antes de la revolución. Y se convierte un poco en ese español vivo, pícaro, tramposo, mentiroso, mujeriego, de alguna manera en las raíces de lo que después va a ser el argentino. Esa era la idea, ubicarlo como el ingrediente que nos faltaba para lograr el primer ser nacional. También nos parecía divertido hacer una comedia en vísperas de la Revolución de Mayo".
De esa manera, Los Macocos aunan dos búsquedas: la reinterpretación de clásicos y la mirada ácida sobre la Argentina. "Somos bastante autóctonos, porteños para el humor, y la elección implica también una idiosincracia. Lo que nosotros le teníamos que encontrar al clásico era la vuelta para que se hiciera macocal: la Revolución de Mayo, el nacimiento del argentino, del porteño, del piola, de alguna manera del romántico y la posibilidad del chiste y del gag. También los anacronismos entre el 1810 y hoy".
En esencia, el trabajo que el grupo creó junto a Eduardo Fabregat se hizo sobre distintas versiones, entre ellas las de Tirso de Molina, Moliére y la de Lorenzo Da Ponte con la que Mozart creó su ópera Don Giovanni. De hecho, las creaciones del gran compositor austríaco se mezclan con las canciones originales del grupo, y todas se interpretan a través de acordeón, guitarra y bombo de cancha. "Se trata de llevar la ópera al teatro popular, como herramienta para contar historias y no sólo hacer reír -apuntó Casablanca- Que nos divierta a nosotros y a la gente con un humor gracioso e ingenuo. En este espectáculo hay un homenaje constante a Los tres chiflados".
Después de haber alimentado al prolífico under teatral de los 80 y de llegar a salas como el Cervantes o el General San Martín, luego de haber logrado reconocimiento nacional e internacional con la celebrada Fabulosa historia de los inolvidables Marrapodi y de generar un público devoto con su docena de obras, el cierre de 2007 fue duro para Los Macocos, que despidió a su histórico director Javier Rama, fallecido como consecuencia de un cáncer fulminante. Sin embargo, su sello ya está marcado a fuego en la compañía, según expresó Casablanca: "A esta altura, con 23 años de grupo, cada macoco con su carrera individual investiga y hace sus caminos propios, pero Los Macocos tiene un lenguaje, un código, una forma de contar, una forma de hacer humor. Los desafíos existen, son los que nos mantienen vivos. A nosotros lo que nos gusta es hacer teatro macocal. Ese espíritu está más presente que nunca. El espectáculo está dedicado a Javi y a Julián Howard, que es un maestro nuestro, es el director y una persona de muchísima confianza. Las actrices, los músicos y el equipo técnico también son gente amiga. Después de lo que nos pasó lo único que queríamos era estar con amigos y hacer lo que más nos gusta".
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