Martes, 2 de septiembre de 2008 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › MUESTRA DE GRACIELA SACCO EN CENTRO DE EXPRESIONES CONTEMPORáNEAS
Los puentes transparentes de la Terminal 4 de Barajas se registran en dos videos de Sacco, quien los toma desde abajo en "m2, espacio mínimo vital" y de costado. El precario montaje de la muestra lo despliega puesto en loop en tres paneles.
Por Beatriz Vignoli
Gran expectativa generó el mes pasado el anuncio de una exposición de Graciela Sacco, artista rosarina de trayectoria internacional, en el renovado Centro de Expresiones Contemporáneas (Sargento Cabral y el río) en el marco del Festival de la Luz. Desde su egreso en 1987 de la Universidad Nacional de Rosario con una tesis de Licenciatura en Artes Visuales sobre Tucumán Arde, la muchacha ha recorrido un largo camino. La galería neoyorquina Haim Chanin Fine Arts, la londinense Samuel Osborne y la argentina (radicada en Miami) Diana Lowenstein Fine Arts son sólo tres de las cinco que hoy venden su obra en todo el mundo, interés confirmado por reseñas en los más prestigiosos medios. En 1996, sus instalaciones "desmaterializadas" representaron a la Argentina en la XXIII Bienal Internacional de Arte de San Pablo, lo que le valió ser invitada a presentar el año siguiente sus intervenciones en las de La Habana y Porto Alegre. Después vinieron Venecia (la número 49, en 2001) y Shangai.
La clave de su éxito probablemente sea la sutil fantasmagoría que logra al proyectar una imagen sobre un soporte: algo es rondado y habitado por el espectro de otro. En sus heliografías impresas sobre valijas, persianas, zapatos y otros sufridos objetos que dan cuenta del tránsito a veces penoso de la humanidad por el mundo, procesos fotosensibles inspirados en las técnicas de emulsión y sensibilización del siglo XIX ponen en acto ciertos efectos retóricos de la prosa de Marx. Las almas en pena de los cuerpos que el capitalismo rechaza mediante la migración o el hambre retornan como un contenido latente reprimido del imaginario social.
En su sitio gracielasacco.net puede verse una copia de "m2, T4", el video que se muestra todavía esta semana en el CEC (el link es http://www.gracielasacco.net/videos/videom2.html). El título es una sigla: m2 es la abreviatura de metro cuadrado (espacio mínimo vital, como dice el subtítulo de otro de sus videos) y T4 remite a la Terminal Internacional Nº4 del Aeropuerto de Barajas, a 12 km de Madrid. Escenario de un trágico accidente ocurrido hace apenas días, Barajas es el principal aeropuerto de España y el que tiene el mayor número de vuelos directos a América latina de todos los aeropuertos europeos. Su ampliación, inaugurada en febrero de 2006 y tristemente célebre tras el atentado de la ETA del 30 de diciembre de ese año, incluye dos edificios: la Terminal 4 (T4) y su Satélite (T4S), separados por más de un kilómetro y unidos entre sí bajo tierra por un tren automático eléctrico sin conductor (APM). Obra del estudio de Antonio Lamela y del arquitecto estrella florentino Sir Richard Rogers, la T4 es una obra maestra arquitectónica del estilo de alta tecnología "con toque humano" y concentra todos los vuelos de Iberia y Oneworld. Sus puentes transparentes se registran en los dos videos mencionados de Sacco, quien los toma desde abajo en "m2, espacio mínimo vital" y de costado en el que se exhibe en el Centro de Expresiones Contemporáneas.
El precario montaje de la muestra lo despliega puesto en loop en tres paneles, a modo de pantallas, donde sus fantasmales transeúntes pasan como anónimas sombras. La excesiva ampliación degrada la calidad del original, y el forzamiento técnico sume las imágenes en un desarraigo y una intemperie semejantes a las que debieron ser meramente el tema de la obra. La desigualdad entre los hemisferios norte y sur (motivo recurrente en mucho de la producción reciente de Graciela Sacco) se refleja en la dificultad de presentar en el CEC una muestra más amplia que incluya algunos de sus objetos, cuyo alto valor de mercado hace inaccesible su traslado para los magros presupuestos de la sala municipal. Entonces, al igual que en la escena que construye, la obra de Sacco es una víctima más de un orden global que exporta sangre y no devuelve riqueza. A grosso modo, las condiciones de visibilidad de esta obra son el correlato en el campo artístico de las condiciones de producción y de existencia que la misma obra denuncia.
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