CULTURA / ESPECTáCULOS › CINE LOS PARANOICOS, UN TíTULO DIFERENTE DENTRO DEL PANORAMA DE LA PRODUCCIóN NACIONAL.
La película dirigida por Gabriel Medina cuenta la historia de Luciano Gauna (Daniel Hendler), quien pasa una vida abúlica hasta que descubre la traición de un amigo. La revancha (que será doble) lo llevará a saber quién es y defenderse a sí mismo.
› Por Emilio A. Bellon
Los paranoicos. Argentina, 2008.
Dirección: Gabriel Medina
Guión: Nicolás Guelbert y Gabriel Medina
Fotografía: Lucio Bonelli
Intérpretes: Daniel Hendler, Jazmin Stuart, Walter Jakob, Martin Feldman, Pedro M. Dedovich.
Duración: 103 minutos.
Salas de estreno: Monumental, Showcase y Village.
8 puntos
Reconozco que frente a la puerta del cine, al observar el afiche, sentí desconcierto al leer los nombres de los que habían participado en la banda sonora: Todos tus muertos, El mató a un policía motorizado, Farmacia, Hamacas al río, entre otros. En ese momento sentí que muchas cosas se estaban corriendo de lugar. Pero acaso ¿no era eso lo que yo le pedía, en parte, a una obra artística? Guiado por los claroscuros del afiche, decidí entrar. Acepté exponerme al desconcierto. No menos deben haber experimentado algunos de los contados espectadores del sábado a la noche.
Si bien uno puede seguir la historia desde una trama anecdótica, la que conduce al protagonista Luciano Gauna, personaje que nos ofrece el talentoso actor Daniel Hendler, no por ello deja de atender a lo que se va reconociendo gradualmente en los márgenes. Es como si desde una zona casi silenciosa algo se fuera insinuando y mostrando cada vez más.
Algunos definen al film como una "comedia negra" y entonces pensamos en su joven director -treinta y tres años, egresado de la Universidad del Cine- retrabajando el genero. La Buenos Aires que presenta despierta extrañada, desde los fatigados pasos de un joven, de algo más de treinta años, que vive en un estadio casi adolescente. Abandonado a su abulia, entregado a una espera sobre algo que ni él mismo conoce, con un guión siempre a completar, dependiendo del porro, de ansiolíticos y antidepresivos.
Su rutina, la rutina de Luciano Gauna (nombre de un personaje de una novela de Bioy Casares), quien vive en un departamento que es de otro, de un otro que se le planteará como rival aunque le ofrezca su aparente cara de mejor amigo, sólo se ve despertada por su participación junto a otro amigo, en fiestas infantiles luciendo pesados atuendos de colores chillones. Al principio lo vemos asustado y colérico, temeroso y con cierto rechazo por los otros. Aunque, ocasionalmente, se permite alguna escapada.
El, Luciano Gauna, descubre un día que su amigo recién llegado de España, triunfante y exitoso, junto a su novia Sofía, lo ha incluido como personaje de una miniserie, a espaldas de él, y será entonces que poco a poco, tras irrumpir en una serie de actos imprevisibles, vivirá su doble revancha.
Entre el golpe inicial propinado a su amigo Sherman con el filo de una puerta y el momento final que se juega por las calles nocturnas de Buenos Aires, Luciano Gauna ha aprendido a construir una identidad. Para ello ha tenido que luchar con una sombra y enfrentarse virtualmente a la defensa de sí mismo en un reñido combate.
Film de tonos pausados y de un cadencioso naturalismo, Los paranoicos nos presenta un relato en el que la economía de elementos va definiendo por igual un acercamiento hacia la abstracción. Hay momentos en el que la interioridad se asume como personaje y hay instantes en los que lo desmedido y lo siniestro se deslizan por igual.
Un film diferente en el cine argentino. Una historia que plantea otro tipo de personajes, que nos hace escuchar el sonido de los portazos y de botellas de vino añicandose contra el portón de un supermercado Chino. Algo más que cercano, por momentos casi surreal.
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