Dentro de un marco de 28 ferias paralelas, Miami vivió una intensa oferta de arte contemporáneo durante la semana del 3 al 7 de diciembre pasado. Algunas galerías argentinas (Ruth Benzacar o Arte x Arte) participaron en diferentes actividades, y dentro del marco de tan variada cantidad de artistas, la rosarina más destacada fue Nicola Costantino, que tuvo un stand completo para ella con la galería catalana Sicart. Ya el pasado noviembre en Buenos Aires Foto y unos días después en la feria Pinta de New York, esta galería decidió hacer una apuesta valiente a la nueva obra de la reconocida artista, que está totalmente compuesta por fotografía y video.

Costantino tiene habituado al ambiente del arte a sus cuestionamientos y reflexiones sobre la figura del artista o el sistema del arte, puestos en obra con un grado de extrema pulcritud conceptual. Cabe recordar su instalación participativa con cadáveres de animales titulada Cochon sur canapé (1993), o sus numerosas esculturas creadas a partir de calcos de los mismos, como también sus vestidos que imitaban la piel humana y hallaron su niche en el mercado de la moda hace una década. O, entre otras más recientes, su polémica obra Savon de corps (2004), elegante simulacro de marketing de la propia grasa lipoaspirada que se inspiraba en una perversa idea que se le ocurre a Tyler Durden (Brad Pitt, en la película) en la novela El club de la pelea, de Chuck Palahniuk, quien a su vez se "inspiró" en el genocidio perpetrado por los nazis.

Hace unos dos años, la artista comenzó a producir obra que se ha despegado un tanto de su trayectoria como creadora de objetos, o sus derivados en la escultura contemporánea, hacia la fotografía y el video. El galerista Ramón Sicart supo ver el potencial de la nueva producción de la autora rosarina y le propuso realizar un libro de artista, que hoy acompaña la muestra y cuenta con un excelente texto del granadino Omar Pascual Castillo. Este crítico realiza un completo recorrido de su obra desde los inicios de su producción hasta la actualidad. En Foto Miami, una de las más importantes ferias paralelas a Basel, la galería catalana realizó su jugada con Costantino con fotografías de gran y mediano formato más los videos de su última producción.

En la parte trasera del stand, el tríptico titulado "Trilogía de la muerte de Nicola III y IV" mostraba a la propia artista en posición de víctima y victimario. La temática de la muerte no es novedosa en su obra. Desde aquella Peletería con piel humana (1998), los "chanchos bola" o las máquinas que reproducían los movimientos de animales, que podían estar vivos o muertos, tituladas Animal Motion Planet (2004), Nicola indaga sobre la relación entre el arte, la vida y la muerte.

En esta serie lo importante es la "muerte del autor", como bien lo explica Castillo en su texto preguntándose por qué la artista realiza una desmaterialización de su autoría con imágenes simbólicas en donde ella representa la imagen construida por otros artistas en films o fotografías históricas, o redunda en la representación de sí misma. Castillo exalta la reflexión actual de Costantino sobre la de Cindy Sherman en relación a inquietudes estéticas que entre las artistas pueden tener cierta similitud.

Lo que sí es cierto es que Nicola, al arriesgarse a cambiar de formato para sus obras, ha logrado que su producción haya pasado una difícil prueba al mismo tiempo que no le permite quedar encasillada en un paradigma técnico específico.

En la contemporaneidad lo importante son las ideas y los formatos acordes a ellas, si éstas son buenas, los segundos son fácilmente adaptables. Costantino, tal como ha sucedido desde el inicio de su carrera como artista, ha generado un salto al vacío que le ha permitido cimentarse desde la hiper sofisticación del cuestionamiento. Así lo demuestran sus fuertes ventas en la pasada feria Pinta de New York en donde el Blanton Museum de Austin, Texas, una de las más importantes colecciones de arte latinoamericano de Estados Unidos, ha adquirido una de sus obras.