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Domingo, 29 de marzo de 2009

CULTURA / ESPECTáCULOS › ENTREVISTA A GERARDO MOSQUERA, CURADOR Y CRíTICO DE ARTE CUBANO.

"Estoy como marginal"

Mosquera dio una conferencia en Rosario y contó cómo es vivir y desarrollar su trabajo en Cuba, siendo crítico, y por afuera de los circuitos oficiales que impone el Estado en la isla.

 Por Beatriz Vignoli

La presente nota no pretende atacar ni desmentir ideales, sino apenas informar de un relato concreto sobre una realidad determinada. El de Gerardo Mosquera, quien vive en La Habana, Cuba, donde fue curador de las tres primeras Bienales de La Habana (1984, 1986 y 1988) y desde donde cosechó un merecido prestigio internacional por sus trabajos sobre arte contemporáneo. A punto de inaugurarse la XII Bienal de La Habana, estuvo en Rosario para dar cierre al ciclo "9 curadores discuten su obra", organizado por él a partir de una iniciativa de la entonces directora del Centro Cultural de España en Buenos Aires, Lidia Blanco. El ciclo se desarrolló en Buenos Aires y Santiago de Chile a lo largo del año pasado y contó con el aporte del Centro Cultural Parque de España de Rosario, el cual becó a tres participantes y donde el domingo 15 él dio una conferencia, titulada provocativamente "Contra el arte latinoamericano". A sala llena, reunió a un público de 130 personas. El lunes conversó en una entrevista exclusiva con Rosario/12.

-En una entrevista en el año 1997, comentás cómo los mismos artistas encuentran un espacio en sus propias casas para mostrar sus obras, y hablás de que la sociedad civil empieza a tener cierta independencia respecto del Estado. ¿Cómo ves, doce años después, la situación en Cuba?

-Es curioso que para esta próxima Bienal de La Habana que se inaugura este mes, esta costumbre que empezó para aquella entrevista, tomó tal importancia con el desarrollo de las Bienales que el Centro Wilfredo Lam, que organiza la Bienal de La Habana, ha lanzado una convocatoria, a todos los que quieran hacer cosas paralelas a la Bienal de La Habana, que se inscriban, que den sus datos, y entonces los van a publicitar en una programación paralela a la Bienal por todos los medios de publicidad de la Bienal y los van a incluir en el catálogo. Entonces, de este modo, han cooptado a esta programación y la mantienen controlada. Es decir, no es una represión de ir allí a encerrar, sino por el contrario la represión de participar y controlar desde dentro, y mirar y tomar información.

-¿Qué participación has tenido desde entonces en relación con la Bienal?

-Ninguna. Desde el año 1989, cero.

-¿Esto, viviendo en La Habana?

-Sí, pero yo estoy marginado de la cultura oficial en Cuba. Yo renuncié a mi trabajo con la Bienal de La Habana en el año '89, después de completar la III Bienal de La Habana, y desde entonces yo he sido marginado por completo de toda la vida institucional en Cuba.

-¿Y qué rol habías tenido?

-Yo había formado parte del equipo que las organizó. Y había organizado directamente los encuentros teóricos que se celebraron en las Bienales.

-O sea que llevás 20 años viviendo en Cuba en situación de...

-De marginalidad completa.

-¿Y cómo podés entrar y salir para trabajar afuera?

-Tengo que pedir un permiso cada vez que voy a viajar.

-¿Esta no opción por el exilio tiene que ver con lo que hablabas ayer en la conferencia, de poder producir desde el propio contexto?

-Qué te voy a decir, yo me mantengo viviendo en Cuba quizás por tozudez, o porque simplemente es mi país, ¿no? y debo mantener ahí mi presencia. Y además soy muy activo con los artistas cubanos, pero de manera no oficial. Además estoy al tanto de lo que hacen los artistas, de lo que pasa en la cultura cubana, incluyo a artistas cubanos en exposiciones internacionales, o los apoyo para conseguir becas... es decir, no es que no tenga una vida cultural en Cuba, pero es una vida paralela a la institucionalidad oficial, lo cual es difícil porque sabes que en un país como Cuba toda la institucionalidad es oficial. Es decir, forma parte del aparato del Estado, aunque no es monolítica. Entonces, pues, esto es lo que hago, ¿no? No publico, no me invitan a nada, no doy una clase en la Universidad... en fin, ¡un desperdicio! de poder compartir mi experiencia, ya larga, ya soy un hombre viejo y he trabajado mucho.

-Debe ser muy doloroso.

-Es muy doloroso. A pesar de que, como ves, yo llevo una vida tan agitada, tan intensa, no me falta qué hacer, ni me faltan proyectos muy interesantes, ni me faltan oportunidades ni reconocimiento. Pero, en términos estatales, es como si no existiera.

-¿Es una proscripción?

-No. Yo sigo perteneciendo a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, a través de la cual hago mis trámites de viaje y de pedir ese permiso que hay que pedir para poder salir del país, pero no me han dado ni acceso a email. Y tengo ahí las copias de las cartas de solicitud que he hecho desde hace muchos años. Yo me quedo asombrado de que hay mucha gente que no sabe esto, que en Cuba no hay Internet. Y aún estando en una institución, no quiere decir que lo vayas a tener. Muchas instituciones no tienen acceso a Internet. O lo tiene el director, o una élite muy escogida. ¿Por qué crees que se ha producido una brecha en el conocimiento de todas las profesiones? Por una falta de acceso o, mejor dicho, acceso minoritario a esto. Así que ya ves cómo es la situación.

-Y esta realidad, ¿cómo se manifiesta en las obras de los artistas cubanos?

-Muchísimo, no sólo de los artistas sino de toda la cultura cubana. Ya en los '80, la cultura cubana devino una cultura crítica. Y ése es el contenido continuo de la cultura cubana, que ha jugado su papel en lidiar con la decepción de la utopía. Si ves una película maravillosa, Suite Habana, de Fernando Pérez, que te la recomiendo, es una película sobre el fracaso de la utopía, sobre el fracaso de las vidas de la gente. Todos los artistas continuamente tocan estos temas, pero no como un panfleto superficialmente político, sino como una profunda y dolida reflexión sobre el proceso que les ha tocado vivir en Cuba, ante el cual reaccionan desde dentro. No es una crítica de un enemigo exterior, o todos esos estereotipos, sino gente que está adentro, viviendo y que reaccionan y analizan eso usando los mecanismos del arte, de la música, del cine, de la literatura. Para tú analizar de una manera crítica desde dentro la situación en Cuba, no tienes que ir a Miami.

-A la luz de este testimonio adquiere otro sentido lo que contaste ayer.

-Fíjate que yo no hago un caso de esto. Te lo cuento porque tú me lo preguntaste, pero yo ni hablo de esto. Mucha gente que me ven a mí vestido de cuello y corbata, dando una conferencia en Tate Modern en Londres y tal, se piensan que yo en Cuba debo ser como un héroe. Y, por el contrario, llego a Cuba y en Cuba no me conoce ni el vecino. Me conocen los artistas, e incluso los intelectuales oficiales me respetan porque saben quién soy y saben que yo no estoy en nada. Yo no soy de la CIA ni estoy jugando el rol del disidente ni estoy tratando de buscar un rédito político. Sólo hago mi trabajo.

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Mosquera asegura que se sigue viviendo en La Habana "por tozudo".
 
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