En uno de los capítulos firmados por el guionista Frank Miller, Batman se despierta una mañana (o mediodía) y su mayordomo Alfred le pregunta si ha dormido bien, si no ha tenido pesadillas. "Yo no tengo pesadillas, yo las genero", responde el hombre murciélago. La frase es hoy el título de una muestra colectiva en el espacio de arte Oficina 26, precisamente en la oficina 26 de la planta alta del Pasaje Pam (Córdoba 954, Rosario). El local es el taller de Pauline Fondevila y Ariel Costa, una pareja de artistas gráficos que de lunes a viernes de 16 a 20, hasta el 17 de este mes, lo abren al público para mostrar obras propias y de sus colegas. Bajo la luz filtrada por el techo de vidrio, el finisecular pasaje es cinematográfico en sí mismo.

Centrada en el comic, la muestra tiene por tema el alter ego. "Las obras elegidas representan personajes que son un alter ego del artista; nos interesaba el yo", cuenta a Rosario/12 Pauline Fondevila, quien, en un singular gesto curatorial, en vez de pies de obra convencionales, puso junto a cada trabajo breves tiras de tres cuadritos donde un alter ego suyo presenta a cada artista. Las paredes (consejo: ir con tiempo) se leen entonces como páginas de un libro de historietas donde la muestra es un acontecer desplegado en cada lectura, como las peripecias del comic. Y hay relatos autobiográficos narrados en cuadritos llenos de ternura, humor y cierta crueldad, además de dos rosarinos que "tienen cada cual su mundo". Se trata en todos los casos no tanto de historietistas en el sentido tradicional industrial sino de artistas que usan el comic para expresarse y se apoyan en otros medios, como la performance o el collage.

De los tres rosarinos, Ariel Costa, un erudito en superhéroes, es el que más se ajusta al concepto, dibujándose como un Nippur de Lagash más bien antihéroe, asesinado por la espalda con una espada. Hay muy buen material inédito de Max Cachimba: "El aprendiz de mago" (historieta y performance), "Un ciervo asombroso", "Versículos ilustrados" y "El arte de ser un pelotudo", este último una reflexión más realista en tono de comedia negra, que sorprende por su madurez, contra lo que indicaría el título (paradójico: arte implica intención, y pelotudo se es a pesar de las buenas intenciones). En todos los trabajos se desarrolla y explora lo que a esta altura, parafraseando a Pauline, puede llamarse el planeta Max Cachimba. Cuya atmósfera incluye porcentajes diversos de comedia anticuada de vodevil, absurdo dadaísta y poesía deliberadamente mala, todo condimentado con leves toques de un humor sexual zafado y fiestero. Y en el mundo de Silvia Lenardón, el acontecer está guiado por el devenir creativo de los elementos formales. El suyo es un dibujo firmemente anclado en las tradiciones geométricas y abstractas del alto modernismo, al que ella parodia lúdicamente convirtiendo sus severos triángulos y círculos en pájaros, soles, tigres que hablan y otros seres tan bellos como fantásticos. Sus trazos fluyen a través de los medios y géneros más diversos, como muñecas y títeres; esta vez, presenta unos minilibros que son piezas originales únicas. "Se robaron uno en la inauguración", se lamenta Pauline con cierta resignación.

De ladrones, o, mejor dicho, de reacciones típicamente argentinas ante los choros, se tratan precisamente las historietas realistas de Power Paola, o Pagüer Paola. Éste es el seudónimo de una talentosa historietista nacida en Ecuador y que desde Bogotá (Colombia) vino a hacer una residencia de artista en Buenos Aires. "El carterista", "Quiero ser carterista" y "Me creo una superheroína" son verdaderos aguafuertes urbanos donde la mirada sobre un tema políticamente tan sensible como el de la inseguridad alcanza un delicado equilibrio que la preserva de los clisés, tanto de derecha como de izquierda, a los que elude con gracia.

De Barcelona, la curadora vasca Mery Cuesta presenta la "Caída y auge de Antxón Amorrortu", un comisario independiente que constituye su alter ego, mientras que Francesc Ruiz expone cuatro números de la revista Soy Sauce. Completan el elenco, de Buenos Aires, Delius, con "Apuntes de mi embarazo"; Ezequiel García, con fragmentos de "Creciendo en público", y Lucas Nine, que trajo, además de sus recientes historietas vintage al estilo del Billiken del siglo pasado, números de Garufa, un fanzine que editó en los años 90 y que tenía la forma y tamaño de un disco de vinilo de 33 RPM. También de Buenos Aires, la revista Un Faulduo presentó una performance y una colección de sus números, que salen todos en un formato distinto. Dirigida por Nicolás Daniluk, la revista cuenta en su consejo de redacción con Guillermo Massé, Nicolás Moguilevsky y Nicolás Zukerfeld; colaboraron Nicolás Mealla, Nicolás Sarmiento y Sonia Carballo. La curadora aclara que realmente se llaman Nicolás, que no es un chiste. "Vinieron a la inauguración. Nos sorprendió tanto el entusiasmo como la buena onda", recuerda.

Pauline Fondevila es francesa y vino para la Semana del Arte hace 2 años; hoy, Rosario es su hogar por elección. Posiblemente también vaya a ser el del hijo que esperan ella y Ariel. El espacio totalmente autofinanciado de Oficina 26 se inauguró en septiembre de 2008 con eventos de un día. Este año subió la apuesta con una programación que seguirá el ritmo de Cultura Pasajera, inaugurando al mismo tiempo que los espacios de la planta baja para aprovechar la sinergía de público, algo que funcionó muy bien durante esta inauguración. "Estaría bueno que fuera un espacio de arte todo el pasaje Pam", sueña Pauline. "Concentrar energías nos da fuerza a todos".