"AL OTRO LADO". ("Auf der Anderen Seite"). Alemania ﷓ Turquía, 2007

Guión y dirección: Fatih Akin

Fotografía: Rainer Klausmann

Música: Shantel

Intérpretes: Baki Davrak, Tuncel Kurtiz, Nursel Köse, Nurgül Yesilçay, Patrycia Ziolkowska y la participación de Hanna Schygulla.

Duración: 120 minutos.

Sala de exhibición: Del Siglo.

Puntaje: 9 (nueve).

Casi una certeza: el film del joven realizador Fatih Akin de ascendencia turca, nacido en Hamburgo, jamás podría ser considerado por la Academia de Hollywood en el rubro "mejor film extranjero". Y es que pese a plantear un cruce de historias (diseño que ha estado muy presente en la pantalla) no satisface a los seguidores del cine industrial, quienes entusiasmados por cierto aire progresista, aceptan, afirmando, los planteos conformistas del mundo globalizado de hoy, tales como los que competen a la situación del inmigrante como amenaza y a la confrontación violenta que se desata en el territorio del que le da la bienvenida. Tal es, en parte, el caso del multipremiado film Babel.

De Fatih Akin ya hemos conocido aquella realización del 2004, Contra la pared que se estrenó en el cine Del Patio. Reconocíamos en esta obra esa tensión que se pone de manifiesto frente a la indiferencia del mundo de hoy, en una historia que miraba hacia el interior de la pareja. En Al otro lado el director se mueve, oscilando, entre dos orillas, las que definen su identidad y construye un film sobre la búsqueda a través de una serie de personajes que transitan un periplo de silencio, de distancias, de espera y de muerte. Es a partir del retrato y de los móviles de individuos que se ubican en zona de tránsito y de movimiento de pasaje que Akin traza, por igual, un trazado sutil sobre las relaciones existentes entre el mundo europeo de hoy y ese otro espacio que lo funda desde sus mayores, Turquía.

Historia de padres e hijos, de vínculos generacionales, de sujetos marginados y relegados al olvido, de privación de la libertad, de historias no revelados, Al otro lado, merece explorarse desde el nombre mismo del film, desde aquello que nos lleva a mirar y a ser mirado, desde esa figura, de ese Otro que marca punto de contacto de esa historia que necesita ser ahora escuchada.

Desde una mirada más distanciada que en Contra la pared, film organizado en base a planos cerrados que marcaban la exasperante angustia en los rostros y las dolorosas reacciones, Al otro lado descubre escenarios desde una actitud pausada y reflexiva sobre los comportamientos y decisiones de sus personajes.

Estructurado el film en base a tres capítulos, lo que le otorga cierto formato novelesco, cuyos nombres remiten a situaciones límites, Al otro lado instala cierta idea de azar en el marco de situaciones de conciencia, en las que asoma inevitablemente la fragilidad de la vida humana. Aquello que no fue pensado, aquello que no se tuvo en cuenta, aquello que acecha y no se ve. Es entre ese ir y venir que se mueve la acción interna del mundo de Al otro lado y desde aquí podemos pensar en los films de Wim Wenders de los años 70 y 80 en los que la idea del viaje y del road movie definían su narrativa.

Desde Al otro lado recuperamos los ecos de ciertos momentos históricos, en las figuras de los padres y en el camino que eligen los hijos, hoy. En un mundo de violencia, la acción no forma parte de un hecho aislado, sino que se concatena a la sordidez y a la miseria, a la incomprensión y al rechazo, en el enfrentamiento entre tradición y modernidad.

Un joven, profesor de Literatura, decide volver a Estambul movido por el deseo de conocer y comprender la historia de sus mayores. Su padre, en este momento privado de su libertad, ha establecido un trágico vínculo con una prostituta. La hija de esta, espera.

Mientras tanto, en el regreso de ella se abrirá un espacio afectivo, no aceptado por la mirada de una madre que días después se deberá enfrentar al desconcierto y al vacío. Entre Bremen, Hamburgo y Estambul, con estaciones intermedias, en territorios surcados por solitarios caminos, Al otro lado nos propone, por otra parte, una historia en la que se juega otro concepto de temporalidad. Como lo marca la secuencia inicial respecto del epílogo.

En una de las escenas iniciales, vemos al joven profesor de literatura alemana citar una expresión de Goethe, la que tal vez se puede pensar como un disparador de otras acciones que marcarán ese efecto de impensados cruces. Observamos, atentamente, al dibujo simétrico que el film va revelando en sus diferentes tramos y escalas, pero entiendo que siempre hay nuevos corrimientos que la alejan de los films ya estratificados sobre estas temáticas.

La sociedad de hoy está mostrada a cara descubierta. En los diferentes ámbitos se ha adueñado una voz burocrática y una indiferencia demoledora. El film de Fatih Akin no hace concesiones hacia la violencia social y lo resuelve sin esteticismo como efecto de crónica directa, sin sobornar, golosamente, al espectador.

El que Akin haya elegido a Hanna Schygulla como protagonista de su film, en el rol de una madre que de a poco se irá abriendo hacia la comprensión de los sentimientos de su hija, tal vez no pueda llevar al mismo cine de Fassbinder, ya que ella, en sus años jóvenes fue una de sus actrices más representativas. Su personaje, a cara lavada, nos lleva al silencio y su pudor nos entristece. Como esa otra situación de espera que nos propone ese largo y sostenido plano final.