Sábado, 11 de julio de 2009 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › NICOLAS RAUSS, DIRECTOR DE LA ORQUESTA SINFóNICA PROVINCIAL DE ROSARIO
Nacido en Ginebra, se trasladó a Uruguay en 1984 para dirigir la Sinfónica de ese país. Desde 2008 es el director de la Sinfónica de Rosario. frecuentemente. "El objetivo es dar a la segunda ciudad del país la orquesta que merece", señaló.
Por Marisol Gentile
"La forma de hacer sinfonismo en esta parte del mundo tiene una característica especial: en un concierto, los músicos y el director pueden vivir el momento artístico sin riesgos, es decir, permitirse ciertas libertades espontáneas, que en los países del norte del mundo no se pueden tomar, porque estas libertades pueden desembocar en una mínima imperfección, y entones ya no es bueno, porque todo el mundo compara con los CDs. Sin embargo, en un momento de pasión - que 80 músicos no sienten exactamente de la misma forma- surgen pequeños defasajes que no importan, e incluso aportan; es como ver una foto ligeramente corrida, artísticamente corrida, ¡pero así el mensaje pasa mejor! Conozco a sudamericanos que sólo se desplazan a escuchar música clásica si los intérpretes son europeos: entonces oirán excelentes CDs en vivo. Pero, pregunto: cuando Beethoven pensó su quinta sinfonía, ¿pensó en esta excelencia, o pensó en el terrible mensaje profundamente personal, angustiante que ésta contiene? O está el caso de Stravinski, que - luego de oír una limpia y perfecta versión de su Consagración por la Filarmónica de Berlín -, comentó despreciativamente: `Eso es barbarie de salón`, porque la barbarie en la cual pensó al escribir su Consagración había sido recuperada con buenas ropas citadinas, y su mensaje -que es más importante que las notas- diluido y edulcorado. Por eso, ¡viva el sinfonismo en América del Sur!". Así opina Nicolás Rauss, actual director de la orquesta sinfónica local, en una entrevista exclusiva que mantuvo con Rosario/12.
Rauss, nacido en Ginebra (Suiza), se trasladó a Sudamérica en 1984, y a partir de allí, dirigió frecuentemente en Uruguay (la Sinfónica del SODRE, la Filarmónica de Montevideo y la Orquesta de Cámara del Ministerio de Educación y Cultura), junto con una actividad de director invitado que lo llevará a Italia, Alemania, Macedonia, Georgia, Brasil, Chile, Perú y Argentina.
En 1997 se estableció definitivamente en esta parte del Globo, eligiendo como casa Argentina. Fue Director Titular de la Filarmónica de Mendoza durante cinco temporadas, y desde 2008 de la Sinfónica de Rosario, cuyo cargo obtuvo por concurso, en octubre de 2007.
-¿Qué llevó a un músico viviendo en Europa a radicarse en Latinoamérica?
-No decidí nunca radicarme en este continente; las cosas se dieron. En primer lugar decidí, luego de terminar mis estudios en Ginebra, pasar unos años en Montevideo, de donde era oriunda mi mujer de entonces, porque se me abrían posibilidades de dirigir en forma frecuente las orquestas de esa ciudad, y me sentí muy a gusto allí, en un principio. La idea era desarrollar una labor de uno a tres años.
-¿En qué consiste su actividad y su trabajo al frente de la OSP?
-Hay tres aspectos: una labor como jefe de repartición estatal, que entiendo y cumplo con cierta dificultad; otra, como organizador y planificador de temporada tarea que me entusiasma y encanta, y que creo que está dando frutos , y tercero, la dirección misma de la orquesta en los ensayos y conciertos, que comparto con directores invitados, para que nuestros músicos tengan acceso a variadas formas de trabajo. En esta última actividad me siento mucho más cómodo que lo que imaginé viniendo aquí.
-¿Qué proyectos tiene para el futuro?
-Con la OSPR seguir la reconstrucción que han iniciado los propios músicos desde 2005, y que ahora, con un apoyo formidable del actual Ministerio de Innovación y Cultura, es un verdadero despegue, con el fin de dar a la segunda ciudad del país la orquesta que merece, a lo que a pasos sorprendentes se está acercando. En lo personal, consolidar los buenos contactos que tengo con orquestas de la macro región, entre las cuales citaría las de Porto Alegre en el sur de Brasil, la de Córdoba, la del Sodre en Montevideo, y algunas de Chile, entre las cuales está la Sinfónica de Chile. Pero mi preocupación, mis inquietudes y mis esperanzas están hoy en Rosario, porque siento que existe una cierta afectividad en la relación con la orquesta. Además, hay un gran proyecto en puerta: el Secretario de Cultura de la provincia (Marcelo Romeu) me lanzó la idea de grabar un CD con la orquesta. Pensé inmediatamente en las obras orquestales de Carlos Guastavino: en primer lugar, porque la "música clásica" argentina es poco conocida entre los propios argentinos, ya que no existen muchos registros sonoros; en segundo lugar, porque si bien su estilo es el de un romántico nacionalista muy tardío, la escritura de Guastavino es de una gran limpieza y calidad a la que soy muy sensible... y si bien su melodías pueden parecer comunes, la salsa con la que las acomoda les da un no sé qué de inefable, de poético y de profundo que me atrae. Aparte es para mí la oportunidad de homenajear al país que generosamente me ha dado este lugar.
-Cuando programa sus conciertos, ¿cuál es el criterio para la selección de repertorio?
-Hay varios: buscar un equilibrio entre obras llamadas "de repertorio" y las novedades. Me explico: programar, por supuesto, algunas de las obras famosas y hermosas que se tocan siempre, como las sinfonías de Beethoven, de Brahms, de Tchaikovski, de Dvorak; presentar obras menos transitadas pero no menos valiosas, incurriendo en Debussy, Bruckner, Stravinski; introducir novedades más osadas, como hicimos con el Rey David de Honegger, como se hará con el Choros n10 de Villa Lobos; presentar novedades, como este años, los estrenos de los argentinos Luis Mucillo, Jorge Horst y del croata chileno Aliocha Solovera; incursionar en el clasicismo (Mozart, Haydn), tanto para dar música bien viva y accesible en los conciertos descentralizados, como así también para ordenar el trabajo orquestal. O sea: intentar presentar el repertorio sinfónico para todos los gustos, sin esconder totalmente los míos propios, porque el estilo y la personalidad que un director puede dar a la orquesta que dirige es el mejor regalo que le puede hacer: ¡No hay nada peor que esas orquestas globalizadas que hacen todo con la misma calidad, cuyo estilo es neutro, como sus temporadas, y en las cuales no se nota en absoluto el sello de su titular!
Con una temporada sumamente atractiva por venir (que abre sus puertas a artistas de renombre, como los solistas Stanimir Todorov en violonchelo, venido de Bulgaria; los cantantes locales Jaquelina Livieri (soprano) y María de los Angeles Cámpora (contralto); los instrumentistas rosarinos María Amalia Maritano (flauta), Alicia Petronilli (bandoneón), Julio Kobryn (saxofón) y Alexander Panizza (piano); los directores invitados David del Pino Klinge (Perú) y Gustavo Plis Sterenberg (San Juan); todos ellos junto a solistas internacionales como la pianista Cecilia Pillado (Berlin) y el flautista Guillermo Lavado (Santiago de Chile), la OSP continuará en la segunda mitad del año con más conciertos para disfrutar y sobre todo para aprender.
A tal respecto, el Maestro Rauss finaliza la entrevista con una importante reflexión: "La OSPR está dando presentaciones que creo son cada vez más placenteras y dignas de interés. Sin embargo y como no hay tanta gente que se interese en este arte como sí en el fútbol o en otros géneros considerados como populares lamentablemente, todos estos proyectos no tienen mucho eco en la prensa en general... Tendríamos que aprender del ejemplo de Venezuela, en donde existen muchísimas orquestas: quien ha sido acercado a este género en su juventud guarda de ese encuentro algo valioso para toda la vida. Si los medios solamente se dedican a lo que ya tiene éxito, mucha gente, la mayor parte, va a perder algo muy importante y necesario en su vida: el conocer y acercarse al mundo de la música".
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