Escrita por Roberto "Tito" Cossa a mediados de los 60, Los días de Julián Bisbal se centra en un hombre que, a sus treinta años, descubre que su vida necesita de un cambio drástico. Algo olvidada, la obra es una vieja conocida de Rody Bertol, que con su grupo Rosario Imagina sostiene la puesta en escena de trabajos de autores argentinos. "Pero con esta obra pasó algo diferente --aclara el director a Rosario/12--. Tuvimos que dejar otro proyecto y me acordé que esta obra, durante muchos años, me acompañó en las clases de actuación. Y que a su vez era una obra que había visto cuando era muy joven, es una obra emblemática del teatro argentino de fines de los 60. Por eso me encontré inesperadamente con algo que siempre estuvo cerca, esperando en la biblioteca como para poder brindar una versión".

Esa cercanía era la que de algún modo marcaba una distancia hasta ahora insalvable. "En el programa digo que con los años la obra se fue convirtiendo en una lengua familiar, por lo tanto nunca escuchada. Algo que está tan cerca que uno no reconoce", apunta Bertol, que finalmente pudo reencontrarse con un texto "de un autor que ahora es un maestro pero que al momento de escribirla era joven, y supo atrapar muy bien la crisis de los 30".

Protagonizada por Erika Aristides, Juan Nemirovsky, Federico Tomé, Valeria Wilter y Eleonora Arias, Los días de Julián Bisbal "es una obra donde los personajes son insoportablemente argentinos, en el sentido que son individualistas, están siempre ciclotímicos, al borde del fracaso", según detalla Bertol, responsable de la versión que esta noche (como cada sábado a las 22 y domingos a las 20) se presentará en La Manzana, San Juan 1950. En esa misma línea descriptiva, el director reconoce que "otro hallazgo del autor es que en una conmovedora historia de querer cambiar la vida en relación a un empleo mejor, una mejor perspectiva, el hallazgo es ponerlo en sujetos simples. Porque el prototipo, el ícono de la época, siempre fue el militante, los setentistas y sesentistas. Estos son personajes simples pero que, sin embargo, tienen un espíritu libertario. Aunque es anterior, es una obra muy cercana a la problemática de La fiaca, tiene algo de éso, de un día en que te levantás y decís `qué feo que es mi trabajo` y todo éso".

Repasando las propuestas más recientes del grupo es posible encontrar un vínculo con nuevos autores (como en el caso de Hotel Capricornio de Leonel Giacometto, estrenada en 2007) algo que sostienen al tomar este texto escrito por un Tito Cossa también joven. Y si de juventud que trata, la puesta está interpretada por un grupo de actores que, sobre el filo de los treinta, ya cuenta con una rica experiencia en la escena teatral. "Es muy destacable, incluso de esta versión, que los actores son jóvenes pero experimentados y han podido capturar ciertos rasgos de la actuación del teatro independiente de la época, aunque son una generación muy posterior", apunta el conductor de Rosario Imagina.

En su versión, Bertol mantiene los rasgos de época. "Son rasgos muy simples, pero se ubica a finales del 60 --aclara--. Incluso el leiv motiv de la obra es una frase del tema `Figuración` de Almendra. `Figúrate que pierdes la cabeza` corresponde al principio de un tema maravilloso, que fue también un rayo de luz en lo que fue esa generación, en la aparición de algo distinto".

Producida en forma independiente, y contando con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro, la puesta se extenderá hasta fin de año en un espacio donde el grupo volverá ha logrado buenos resultados: "La Manzana es una sala donde el espectador puede encontrar algo distinto en cuanto a que es una sala muy chiquita, y lo que se trabaja es la cercanía. El público está como adentro del espacio dramático".