Después de dos visitas en las que demostraron una apertura novedosa para el género, la legendaria Falta y Resto ha retomado las claves esenciales de la murga uruguaya con El cuplé, el espectáculo que, para el director Raúl Castro, podría apuntarse como el más humorístico en la rica historia de la agrupación montevideana. Para demostrarlo, esta noche La Falta llegará a Willie Dixon (Suipacha y Güemes), con un show que se desarrollará desde las 22.30, y sobre el cual Castro adelantó: "Es una especie de lección, de docencia de cómo debe hacerse un cuplé, y sin embargo esto está interrumpido por un murguista atrevido que no deja muy bien parada a la murga. La gente tiene que verlo, realmente se va a divertir mucho, porque creo que es un lugar muy lindo donde colocarse a ver el carnaval y pasar un rato interesante. Y salir con alguna duda además".

Las dudas a las que alude el director y letrista tienen que ver con un rasgo indiscernible de la Falta y Resto (y de la murga uruguaya toda), con ésa dosis de acidez crítica que repica más allá de la carcajada. "Obviamente siempre está la sátira, la ironía --remarcó--. Tratando de opinar, porque me parece que el género que nosotros hacemos se trata justamente de éso, la opinión sobre la cotidianeidad, de la realidad. Sin melodrama, porque no da, pero se trata de dar opinión. Uno puede hacer reír, incentivando sobre éso. Siempre alguna editorial se escapa, y éso la gente lo agradece, lo aplaude con mucho cariño, con mucho respecto".

A diferencia de Anarquía, espectáculo que tuvo su estreno en 2007 y donde el grupo apuntó a la incursión en nuevos géneros musicales, a una arriesgada renovación, aquí Falta y Resto vuelve a las fuentes esenciales de la murga uruguaya, según precisó Castro: "Esto es puro carnaval, pura murga. Está todo hecho a pura murga. Y es todo muy austero, porque nosotros no hacemos hincapié en los disfraces ni en la producción de cosas externas a lo que no sea el coro y el texto. Tratamos de decir las cosas bien claro, de una manera creativa desde el punto de vista musical y coral. Los textos también tratan de ser creativos desde lo humorístico, de lo satírico y hasta de lo poético. Si lo logramos o no es una cosa que la gente dirá, pero es nuestro desafío. Y como siempre, tratar de que la gente que vaya triste salga contenta, y que los que vayan contentos salgan felices. Ese es un poco el objetivo del artista, tratar de mejorar un pedacito del mundo que lo rodea".

En Rosario, la reciente aparición de un grupo como La Cotorra es una demostración de que las semillas sembradas por las murgas uruguayas, desde hace largos años, han comenzado a florecer. Porque lejos del carácter eminentemente percusivo de las comparsas que predominan en los carnavales locales, nuevos proyectos le apuestan a la concreción de espectáculos cargados de contenido. Para Castro, la aparición de esas propuestas es también un reconocimiento, según concluyó en su diálogo con Rosario/12: "Lo noto y lo agradezco enormemente, porque me parece que fertiliza todo. Para nosotros es un orgullo muy grande, porque somos parte de ese movimiento. Somos uno más dentro del movimiento, pero humildemente cada uno trata de empujar su carro para que todo funcione, para que cada vez sean más los grupos que hacen este género que nosotros amamos y que hacemos desde niños. Y que vamos a seguir haciendo mientras Dios lo disponga. Así que todos los grupos que aparecen, tanto allí en Rosario como en otros lugares de la Argentina, a nosotros nos llenan de orgullo".