Miércoles, 7 de octubre de 2009 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › "REAL EN EL ROSEDAL", NUEVO LIBRO DE ELVIO GANDOLFO
Su relato de no ficción funciona como un muestrario de lo novelesco, dando a leer lo que la voz autoral tiene de puro artificio literario. El efecto es el de estar abriendo un álbum familiar, un documento privado, una especie de blog.
Por Beatriz Vignoli
Le advierte al narrador un personaje contra los peligros de "ser demasiado uno mismo" en un cuento de Elvio Gandolfo, "La yanqui y el polaco": "cuando te gandolfizás, Cabeza, la otra persona, pongámosle González, se va gonzalizando, gonzalizando...". En Real en el Rosedal, su crónica sobre el Parque Independencia recientemente publicada por la Editorial Municipal de Rosario, Elvio Gandolfo se dedica no sólo a "gandolfizar" el "Parque" a secas, territorio ya de por sí gandolfiano y gandolfesco por excelencia, sino a desmenuzar lo que los críticos formalistas rusos (por hacer un chiste muy en la vena del autor y del libro) llamarían solemnemente "el procedimiento de gandolfización". La operación autorreferencial que pone en juego, y que abarca a su familia de origen, consiste en hacer del autor su propio personaje.
En busca de lo que Bajtín acaso llamaría "lo específico rosarino", Gandolfo se vale de recursos literarios a los que señala como anacrónicos por la vía de la ironía y de la parodia. Su relato de no ficción funciona como un muestrario de lo novelesco, dando a leer lo que la voz autoral tiene de puro artificio literario. El efecto es el de estar abriendo un álbum familiar, un documento privado, una especie de blog donde lo que más importa es mostrar un laboratorio de modos de enunciación graciosos o supuestamente prestigiosos y explorar, como un viejo prestidigitador, en qué consiste la gracia, dónde estaba el truco. El prestidigitador está viejo y cansado, ve mal, recuerda poco, pero lo pueden las ganas de enseñar sus mañas. Y demuestra un humor indestructible, al que analiza con más humor aún. Un humor excéntrico, herencia de familia.
El blog es lo novelesco sin la novela, como posteó alguna vez Daniel Link; lo mismo puede decirse de una crónica de escritor tan personal como ésta. Aquí Gandolfo muestra los dos territorios iniciales que ha recorrido, tanto en su vida como en su obra. En su vida, ha caminado desde niño por este parque y vuelve a hacerlo, solo y por los mismos caminos, buscando en vano una anamnesis a lo Proust en plena sequía, en una epifanía cómicamente fallida; en cuanto a su obra, Elvio Gandolfo ambientó en el Parque Independencia algunos poemas y una nouvelle, El Instituto, escrita a los 22 años. Se refiere a ella en el libro sin dar el título, vaguedad de la que participan casi todas las referencias de Real en el Rosedal.
Es como si al regresar al ámbito de la infancia y juventud, recobrara la perspectiva rigurosamente local de su poesía de los sesenta. A los cracks del fútbol, vecinos, algunos de ellos, Elvio y sus hermanos dedican una minuciosa devoción gandolfianamente bizarra. Dada su ubicación en el mapa, los varones de la familia no podían ser sino hinchas de Ñuls, cuyo estadio se halla en ese parque; los dos más fanáticos son mascotas de la suerte del equipo rojinegro a quienes, según Elvio, un director técnico llamaba por teléfono como una de sus cábalas. "Los varones hinchas de Ñubel de mi familia conforman (con mi excepción) una célula de combate de fidelidad islámica a Marcelo Bielsa", exagera.
Los Gandolfo poseen verdaderamente capacidades especiales, en el mejor de los sentidos. El padre, Francisco Gandolfo (poeta recientemente fallecido de quien su hijo Elvio, destacado escritor y traductor, editó la obra reunida) fundó la imprenta La Familia, de donde surgió la revista El Lagrimal Trifurca, de la que participaron sus hijos Elvio y Sergio. Éste adoptó el apellido materno y firma como Sergio Kern, tanto en poesía como en humor gráfico. Reside en Barcelona. A Mario, otro de los hijos de Francisco, su hermano Elvio lo representa agitando el cuchillo para hacer el asado, imagen sobre la que vuelve varias veces en una parodia del estilo recurrente "cinematográfico" de Juan José Saer. La familia es más extensa y aparece retratada en las fotos vintage que ilustran Real en el Rosedal. Las fotos sí son descritas con todo detalle, incluso las perdidas. Los hermanos a veces posaban con humor. "Un humor un poco tonto, un poco choto, un poco descendiente del humor de los Beatles". La rima repetitiva que da título al libro surge de "un humor equivalente expresado en palabras" al que Gandolfo busca definir según "el sentido múltiple, la sonoridad repetida. Un esguince mental proveniente de un remoto pasado, un mecanismo infantiloide de la conciencia, de la expresión". Y luego ironiza: "Pasemos mejor a la Obra. O no, lo haremos después".
Elvio nació en 1947 en San Rafael (Mendoza) pero vivió en Rosario desde 1948 hasta 1989. Actualmente reside en Montevideo. Vuelve seguido a Rosario. Por lo visto la extraña.
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