Sábado, 28 de noviembre de 2009 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › MúSICA. EL COMPOSITOR Y CANTANTE LISANDRO ARISTIMUñO EN LA COMEDIA
Admite que "uno se va encontrando, va madurando y va teniendo más confianza en sí mismo". Presenta "Las crónicas del viento".
Por Edgardo Pérez Castillo
Antes de que Lisandro Aristimuño editara Las crónicas del viento, el compositor sureño ya se había consolidado como uno de los autores de canciones más creativos de la escena nacional. Las veintidós que conforman este flamante disco doble sostienen el concepto. Porque si bien la fórmula ya ha sido probada en sus anteriores producciones --Azules turquesas, Ese asunto de la ventana y 39º--, no es la obstinada persecución de la innovación lo que hace de Aristimuño un músico atractivo, sino su talento para combinar elementos y sonoridades en la que mucho tienen que ver sus acompañantes: Carli Arístide (guitarra eléctrica, ronroco y coros), Rocío Aristimuño (percusión y coros),
Martín Casado (batería, glocken spiel y coros) y Leila Cherro (cello y coros).
Aunque, a diferencia de los tres primeros discos del músico, esta vez la mitad de Las crónicas... fue registrada sin la participación del cuarteto que lo acompaña desde hace más de un lustro. "Compuse muchas canciones durante los cuatro meses que estuve en España, sobre todo en los viajes, en la gira --explicó Aristimuño en diálogo con Rosario/12--. La mayoría de esas canciones fueron grabadas en España, en una casa durante cinco días. Y después el otro disco también lo grabamos en cinco días, en Circo Beat. Porque no me gusta estar mucho tiempo metido en el estudio. Sí trabajo mucho tiempo en la preproducción, pero a la hora de tirar la pintura en el paño blanco me gusta que sea rápido. Pero los colores que quiero usar ya están preparados. Y así decidí qué canciones quería dejar para Buenos Aires, para grabarlas con la banda. Las otras que están más despojadas las dejé para esa casa en España, en el invierno español".
De esa manera, hay una línea compositiva que se mantiene a lo largo de las veintidós obras de Las crónicas..., pero que son interpretadas desde dos conceptos diversos. La inclusión de unas y otras en cada capítulo tuvo que ver precisamente con el formato en el que serían grabadas, lo que terminaría redondeando un producto bien definido: "Creo que el Capítulo 1 del disco es bastante optimista, incluso hasta luminoso. Me parece que jamás escribí letras tan positivas, pero siempre está la melancolía, esa cosa sureña, del interior, de tranquilidad, de paz, de hablar de cosas más profundas. Algo que en la ciudad a veces no se siente, donde la gente habla siempre de lo mismo, de lo que dijo Maradona, lo que dijo Susana Giménez, es hasta frívolo. Hablo de cosas más intimistas, y casi siempre la intimidad se asocia a lo triste, pero a veces no es así. Eso a veces se lo relaciona con la tristeza, de la que me gusta hablar, pero en este disco me parece que está desde un lado más optimista, no sé si es como Ese asunto de la ventana, que es mucho más gris, y donde la tristeza es hasta más negativa. Parece una contradicción, pero en este disco hay como una tristeza optimista".
"Creo que lo del disco doble fue por la cantidad de canciones que tenía --agregó--. Llegué a tener 30 canciones de las 22 que usé, entonces un poco la intención fue poder ubicarlas de algún modo. Justo el concepto tenía que ver con esto de la infancia, de etapas de la infancia, entonces me pareció que estaba buena la idea de poder dividirlo".
Esta noche, a las 21.30, Aristimuño llegará junto a su grupo al Teatro La Comedia para presentar este nuevo conjunto de canciones. En esencia, será el regreso del músico a la ciudad luego de un último concierto en el que sorprendió a su público con una actitud despojada de la introspección de antaño. "Uno se va encontrando, va madurando y viendo las mejores maneras --apuntó al respecto Aristimuño--. También uno va teniendo más confianza en sí mismo y en lo que hace. Es como que las cosas van para un camino, para un lado, y uno va poniendo energías ahí. Intento, sobre todo, divertirme en el escenario, cuando quizás en un principio me metía más conmigo. El hecho de que la gente vaya a los conciertos, cante las canciones, que tenga una participación más fuerte me hace soltar un poco más. Ya tengo cuatro discos en la calle, saben por dónde voy, y quizás antes me daba más timidez. Ahora siento como que vienen a mi cumpleaños, que están todos mis amigos, me emborracho y voy por ahí sin que me importe. También el hecho de que con la banda llevo cinco años tocando, hace que no esté tan pendiente de ver si sale bien el arreglo, ya sé cómo suena entonces a veces me pongo a bailar y hacer locuras. Es como que divierto, como un nene. La verdad cada vez me siento mejor. Por suerte no tengo fobia al escenario".
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