Domingo, 21 de noviembre de 2010 | Hoy
CULTURA / ESPECTáCULOS › SE VIENE LA NOCHE DE LAS DISQUERíAS, CON NúMEROS EN VIVO Y DESCUENTOS PARA COMPRAR.
La experiencia ya se realizó en Buenos Aires el año pasado. Este jueves arranca aquí como una estrategia para sostener el negocio frente a las compras y pirateadas por la web. Músicos de la ciudad y periodistas especializados recomendarán.
Por Edgardo Pérez Castillo
Aquel que nunca haya hojeado un libro amarillento, difícilmente pueda captar desde Wikipedia las sensaciones que ello genera. Para los amantes de la música, la red propone una inagotable fuente de descubrimientos, aunque jamás igualará el éxtasis que se dispara cuando, buceando entre bateas, se da con el objeto del deseo, la pieza que cierra colecciones, aquella obra desconocida (o, quizás, olvidada) que, de pronto, hace su aparición envuelta en celofán. Porque mientras la industria busca y rebusca las maneras de sostener su gigantesco negocio, el disco sostiene su principal potestad, ésa que corre por fuera de lo económico, el valor íntimo e incomparable que le dan aquellos que lo consideran insustituible.
En octubre de 2009, y por una iniciativa de la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (Capif) en Buenos Aires se llevó a cabo la primera edición de la Noche de las Disquerías. Combinando descuentos en productos, números en vivo y la interacción del público con músicos, periodistas y figuras del mundo de la música, el evento convocó a más de 30 mil personas. Este jueves, y a pocos días de la segunda experiencia realizada en Capital Federal, Rosario tendrá también su noche de las disquerías, con una jornada que se extenderá desde las 18 hasta pasada la medianoche, y que incluirá las actuaciones de Viviana Pozzebón, Franco Luciani y Estaban Morgado (en Zivals, Corrientes al 800), Pepe Táljame (en Playback, primer piso del Shopping del Siglo) y Bonzo Morelli (en Utopía, Maipú al 700). Además, una buena cantidad de músicos de la ciudad y periodistas especializados musicalizarán, recomendarán y venderán discos en Amadeus (Córdoba al 1300) y Music Shop (Sarmiento al 700 y Ross Centro Cultural).
Para Santos Cantoni, responsable de la sucursal local de Zivals, la experiencia permitirá que el público se reencuentre con las disquerías, y que rompa además con algunos prejuicios: "El hecho de que vuelvan les permite derribar algunos mitos, como que los precios de los discos son inalcanzables, o que los Dvd son imposibles de comprar". Similar es la postura de Juan Manuel Joaquín, titular de Music Shop: "Lo que veo es que hay una búsqueda de volver a conectar a la gente con el disco. Me parece que la idea es recuperar el gusto por la pieza discográfica, volver a verla como un objeto de arte, un objeto de cultura, y dejar un poco de lado la cuestión comercial".
Si de números se trata, en 2009 la industria discográfica en Argentina vendió un total de 13 millones y medio de unidades. Una cifra inferior a los casi 16 millones de 2008, pero superior a las cifras logradas en 2001, 2002, 2003 y 2004. En ese marco, en Argentina el sistema de venta por descarga legal representa apenas el 7 por ciento del total. Y, como siempre, el fantasma de Internet es el acusado de espantar compradores.
Desde las disquerías, sin embargo, se marcan algunas distinciones. Porque si bien la descarga ilegal afecta lógicamente a las ventas globales, el mp3 jamás cooptará al amante del disco. Para Cantoni, "hay un público que no ha perdido el placer de recorrer las bateas, encontrar una obra rara, un intérprete nuevo que no está en las radios, en televisión ni en Internet". Convencido de que romper el envoltorio de un disco nuevo "es lo más parecido a la gloria", el encargado de Zivals cree que todavía existen los cazadores de discos. "Y hay otros que lo están descubriendo "afirma . Y aunque va a haber una reconversión, las disquerías no van a morir, porque el placer de encontrar es algo sensacional".
Para Puchi Arce, fundador de Utopía Records, es importante remarcar ciertas diferencias: "Está el que consume música como una cosa pasatista. A esa gente probablemente le dé lo mismo bajar un disco de Internet o comprarlo en la calle por tres pesos sin tapa ni nada. Y está el tipo al que realmente le gusta la música, que lo vive como una necesidad. Aquel para quien el disco no es algo suntuario sino algo que hace al gusto de la cosa. Para este segundo tipo de público las disquerías son algo indispensable que no va a desaparecer".
"Creo que hay una mutación de la industria del disco -concluye Joaquín . El disco dejó de ser un formato masivo y pasó a ser algo dedicado a un sector reducido de público. El mismo tipo que antes grababa en cassette, o escuchaba la radio, ahora baja de Internet".
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