Aunque su agenda de actividades indicaba que hoy debía sumarse a las actividades del encuentro "Cine que piensa" del Festival BR de Cinema Do Rio 2005, Fernando "Pino" Solanas se permitió un cambio de planes con el único fin de acompañar el estreno en Rosario de su último documental, La dignidad de los nadies. "Quería estar allí, así que he plantado a los brasileros", confiesa risueño el director, quien esta tarde presentará la función de las 19.30 en el Complejo Monumental.

Sucesora de Memorias del saqueo, La dignidad de los nadies vuelve a hacer foco sobre la situación social de la Argentina, aunque esta vez concentrándose en un contexto de post crisis impregnado de cierto espíritu esperanzador. Como medio para retratar esa situación, el director no se ata a los códigos propios del documental, según expresó en su diálogo con Rosario/12: "Es una fusión de varios géneros, porque parto de lo testimonial y voy hacia la ficción. Son historias de esperanza, de los anónimos que generalmente no registramos pero que hacen la historia. Es gente que tuvo sus pequeñas victorias, cómo enfrentaron la falta de trabajo, la crisis social, todo esto que hemos vivido. Partiendo de situaciones duras, son historias que tienen mucha solidaridad, mucha esperanza, son historias muy conmovedoras. La gente sale positivamente conmovida por la actitud de estas personas".

Y frente a la inactividad de aquellos que ostentan el título de ser "alguien", el país parece sostenerse y sobrevivir a partir de los "nadies" de Solanas, que los reconoce como "los hacedores de la historia real", a pesar de que su tarea se diluya en la cotidianeidad. Con la intención de rescatar algunas de ésas personas --multiplicadas en el anonimato--, Solanas reúne una docena de historias.

"Acá hay relatos de trabajadores, de obreros que han recuperado grandes fábricas, hay historias de desocupados convertidos en piqueteros, una familia con nueve hijos y que elabora una estrategia para sobrevivir en una casa que se les inunda y no tiene luz. Después está la epopeya de dos asistentes sociales del Hospital Posadas frente a la avalancha de enfermos mientras no hay recursos o remedios", relató.

Pero no termina allí el listado de situaciones capturadas por el director: "Hay historias muy fuertes como las de las mujeres rurales, entre las que hay varias de Rosario, con la invención de un método de lucha de cantar el Himno para parar un remate, algo que si te lo cuentan no lo creés, suena anacrónico, cómico, y sin embargo han parado más de mil remates. Estas mujeres son abuelas, no vienen de ser dirigentes sindicales habituadas a enfrentar conflictos, sino que vienen de la soledad de las chacras. Son historias fuertes, y hay otras dramáticas, como en el caso de Darío Santillán, que cuando ve caer a Maximiliano Kostecki por los balazos de la policía va a ayudarlo sin dudar, y termina perdiendo la vida. Se recrean estas figuras a través del relato de sus compañeros, de historias de vida. Es una mezcla entre lo testimonial y lo ficcional".

Completando una primer mitad de un proyecto que se definirá con dos nuevos documentales, La dignidad de los nadies forma parte del programa educativo Cine y Educación, lo que le permitirá enfrentarse al ojo crítico de alumnos de los ciclos EGB 3 y Polimodal. Una experiencia por la que ya pasó Memorias..., y que el director analiza como positiva: "Lo que ocurre es muy bueno, porque los chicos no tienen distinciones. Además lo más impresionante es que ninguno se mueve de la sala, y te agradecen la película, que les llega, los emociona. Y La dignidad... es también una película muy emocionante".

- En el festival de Río va a participar del encuentro "Cine que piensa". ¿Es posible pensar en el cine sin un compromiso intelectual o filosófico?

- Bueno, algunos creen que no, pero sin darse cuenta se comprometen. Porque desde el momento en que uno habla y nombra al mundo ya está pensando. Y desde dónde hablás también cuenta.