En su décimo aniversario, y una vez más dentro del espacio escénico del Centro de Expresiones Contemporáneas (donde hace apenas un año recorrieron buena parte de su repertorio), los integrantes del grupo La Percha presentarán un nuevo producto de su búsqueda e investigación. Como parte de un ciclo que se inició ayer con la presentación de la elogiada Debana, esta noche (a las 21.30) se llevará a cabo el estreno de El príncipe constante, puesta basada en el clásico de Pedro Calderón de La Barca que el grupo lleva al poco transitado terreno del teatro aéreo.

Mauricio Marc --responsable de la dirección del trabajo que protagonizan Magalí Eguiluz, Matías Beltramino, Corina Funes y Arturo Gimelli-- explicó que la obra es la resultante de una búsqueda por la exploración del espacio que el grupo inició ya al momento de su fundación. "El proyecto surgió por la necesidad de poder hacer teatro a otros niveles, otras alturas --apuntó--. Veníamos trabajando sobre esta hipótesis de un actor capaz de estar entrenado físicamente y que pudiera expresarse en todos los niveles del espacio. Así nos conectamos con las disciplinas circenses y vimos cómo podían aportar al enriquecimiento expresivo del actor, al que le daba un entrenamiento, una disciplina. A partir de éso buscamos que el actor pudiera lograr otra capacidad de movimiento".

En ese sentido, para el director de El príncipe constante La Percha mantiene aquí su intención de innovar. "Hasta el momento nuestras producciones teatrales estaban en un nivel del espacio, entonces empezamos a buscar la forma de superar esa actuación orgánica y pasarla a otros estados. Así empezamos a investigar sobre el teatro aéreo, con la intención de que todas estas obras pudieran provocar en el espectador algunos puntos importantes. Primero, que se identifique con la obra, que pueda asumirla como real. Segundo que provoque y haga reflexionar, algo que nos caracteriza".

Y si bien La Percha ya había experimentado con la puesta aérea, el desafío se amplió aquí a partir de la decisión de sumar texto, según detalló Marc: "Me volqué a la búsqueda de un texto clásico y busqué revitalizarlo con una nueva propuesta escénica. En particular El príncipe constante es un texto que me gusta mucho, que habla de los ideales, de cómo los personajes podían elevarse o llevar su ser al máximo potencial. Me pareció que en esto de la elevación entraba muchísimo el juego de la metáfora, que se plasma en escena y es muy atractiva por el espectador".

Y agregó: "En principio al texto le teníamos mucho miedo, porque como con cualquier texto clásico uno empieza a pensar en la rítmica, la forma del texto. Y a pensar el texto en las acciones, porque siempre uno piensa en la declamación. Ahí empezamos a jugar, con la intención de hacer propio al texto, internalizarlo, y ponerle acciones que no fueran cotidianas. Pensamos en escenas en el aire, que fueran ricas en la metáfora, en lo expresivo. Tomamos el texto, trabajamos con una licenciada en Letras, y buscamos que (manteniendo su originalidad rítmica) pudiera tener palabras más cercanas al espectador, para que no se sintiera atraído sólo por los personajes que están en el aire, sino también por la situación en la que deviene éso: qué es lo que se intenta contar".

La historia es la del príncipe Fernando, que prefiere la muerte a entregar su ciudad. Desde las alturas, La Percha buscó potenciar las metáforas, según concluyó el director: "Representamos la ciudad como lo hacían los árabes en su poesía, como una mujer dispuesta a casarse. Creo que lo más rico es jugar con las metáforas que propone el texto, que todo el tiempo hace referencia a bellezas naturales, las estrellas, el mar, el cielo. Esas metáforas que plantea el texto las contamos en escena, ayudados además por proyecciones, ya que era muy difícil pensar la obra en un espacio vacío, entonces buscamos otros lenguajes que pudieran aportar a ésas metáforas. La mixtura de lenguajes es también uno de los objetivos que La Percha tiene con sus producciones".