El miércoles 5 abrió su temporada el Mozarteum local. La programación de este año guarda una cuidadosa proporción entre orquesta de cámara, obras líricas, sinfónico corales y ballet. Pero la apertura tenía un carácter especial dado que era la primera visita a nuestra ciudad de una de las principales orquestas del Reino Unido, nos referimos a la Sinfónica de la BBC de Escocia.

La noche comenzó con la obertura de concierto "In the South" del compositor inglés Edward Elgar, tachado más de una vez de flemático y formal, sin embargo ambos lugares comunes quedaron destrozados por la Orquesta de la BBC escocesa, que ofreció una lectura exacta, vivaz y profunda de esta hermosa obra que nos acerca a un compositor que desgraciadamente está ausente de nuestras salas de conciertos. El juego entre las cuerdas y los bronces, fue de una transparencia total y un sonido brillante. Esos bronces sonaban de manera superlativa y con una equilibrio exacto donde él publico pudo disfrutar de todo el juego musical que el autor propone. En la sección central de la obra se presenta un tema elegíaco con un solo de violín para luego transportar el motivo melódico por todas las cuerdas hasta terminar en los contrabajos, fue un trabajo estupendo. Si bien este inicio de por si solo hubiera justificado la noche, fue antológico, hubo más. El concierto para clarinete y orquesta de W. A. Mozart en el año del aniversario de su nacimiento fue sinceramente de antología, con el afamado clarinetista Michael Collins, como solista. El inicio de la obra no sonó prometedor, los primeros compases incluyeron una nota fuera de tono del interprete pero fue lo único de humano que tubo la interpretación, el resto fue sublime. Collins recorrió con pulcritud y hondura la partitura que Mozart compuso para su amigo Antón Stadler. El segundo movimiento es uno de las mejores páginas que Mozart creo durante el año final de su vida, Collins dibujó paisajes de serenidad y hondura espiritual únicas. El movimiento final se transformo gracias al solista y a la excelente orquesta de la BBC escocesa en una apoteosis de humor y alegría de vivir.

Por supuesto que dejamos para el final el desempeño de Ilan Volkov, el joven director un demiurgo que corporalmente es atravesado por el sonido, guía las grandes masas sonoras hasta el lugar exacto que el compositor requiere. Es un hombre sumamente joven pero de una formación sólida y que dirige desde el plano técnico con una presión total consiguiendo el sonido definido, prolijo y redondo que disfrutamos, pero que también ahonda en las profundidades espirituales de las obras que dirige.

Pese al plato de lujo que pudimos disfrutar, lamentamos la falta de mayor asistencia a esta función que sin duda fue un hito en la actual temporada de conciertos rosarinos.