Plañideras de sobrehumana elegancia, trazos como ramas, ramajes naturales que parecen caligrafías abstractas: cultura y naturaleza, fotografía y video, escultura y dibujo se entremezclan de un modo nada simple en la fascinante exposición que combina muestras individuales de las dos artistas Flavia Da Rin y Fabiana Imola, con curaduría de Fernando Farina, en el subsuelo de Sarmiento 763, hasta el 28 de este mes.

Fabiana Imola (Rosario, 1967) mostró la instalación multimedia de videos, dibujos, ramas y esculturas en metal titulada Sombra de Toro en 2009 en la galería porteña Del Infinito. El título se refiere a un árbol medicinal sagrado. Lo vegetal hecho signo fluye y se duplica fantasmagóricamente en su conjunción de videos que fluyen y esculturas que dan sombra, creando un ambiente de formas biomórficas semiabstractas que semejan una escritura furiosa e inagotable, aludiendo a lo pulsional de la vida como lo hicieran sus precursores, los primeros expresionistas. Para esta muestra Imola convocó como colaborador a Aníbal Brizuela, prolífico dibujante internado en una colonia psiquiátrica a quien ella, como docente de taller, respeta como par artista y ha logrado integrar en la comunidad, al menos en la artística.

Flavia Da Rin (Buenos Aires, 1978) expuso en 2008 en Ruth Benzacar El misterio del niño muerto, una serie de fotografías digitales intervenidas que hielan la sangre tanto por la sobrenatural pulcritud del vestuario de sus personajes como por el lúgubre tema. En aquella ocasión, la crítica de arte Ana Martínez Quijano señaló que la muestra estaba "inspirada en la tragedia de Oskar Matzerath, el pequeño que se resiste a crecer de la película de Volker Schlöndorf El tambor, basada en la novela de Günter Grass". Un traslúcido niño rubio con el gesto del actor David Bennett, que encarnaba a Oskar en la película, es la fantasmal aparición que se entrecruza con la provocativa figura de quien se supone es la joven madre del niño, sumida en un llanto desconsolado y vestida de seductor encaje. Tanto ella como las otras mujeres del retablo fotográfico son autorretratos modificados que Da Rin hace de sí misma.

Otra gran película que viene a la mente, a juzgar por los fondos de bosques brumosos que Da Rin pone como fondo tras sus personajes de finisecular elegancia, es Mahler, la biopic de Gustav Mahler por Ken Russell en 1974, donde una de las Kindertotenlieder (Canciones a los niños muertos) del compositor bohemio austriaco fallecido en 1911 es escenificada en un onírico bosque con Georgina Hale como Alma Mahler, en un momento particularmente dramático del film. La irrealidad de las fotos de Da Rin se acentúa mediante su ya famoso recurso de agrandar los ojos, lo que asemeja a sus autorretratos con heroínas de animé japonés.

La mezcla de las dos firmas es un acierto del curador: lo rugoso y tortuoso de las formas naturales y dibujadas de Imola, como también los pulcros pero impredecibles recortes de sus láminas metálicas, contrastan con los detalles exquisitos del mundo aristocrático, de sociabilidad hipercodificada, que habitan los personajes genéticamente idénticos de Da Rin. Cada una de las dos artistas ha producido un fuerte mundo autónomo, y ambos se potencian por el hecho de que las dos muestras se abran y establezcan vasos comunicantes entre sí.

Fabiana Imola es Licenciada en Bellas Artes (especialidad Escultura) de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Ha coordinado el taller de plástica del Area cultural de la Colonia psiquiátrica de Oliveros (Santa Fe). Flavia Da Rin estudió en el IUNA (ex ENBA Prilidiano Pueyrredón) el Profesorado de Pintura. Asistió en 2001 al taller y las clínicas de obra de Diana Aisenberg. Ambas artistas son becarias de la beca Kuitca y acreditan reconocidas trayectorias.